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CRÍTICA

'Que nadie duerma': Malena Alterio está de Goya en un 'Taxi Driver' a la madrileña

Antonio Méndez Esparza vuelve a su España natal para dirigir y escribir un thriller que rompe la barrera entre realidad y ficción. Protagonizada por Malena Alterio y Aitana Sánchez-Gijón.

  • Méndez firma un interesante y desconcertante ejercicio de realismo a través de la ficción
  • Sea por sus fuertes aspectos positivos o por sus frustrantes puntos débiles, igualmente presentes, 'Que nadie duerma' no dejará indiferente a nadie
Por Eduardo Cardenal Hernando Más 17 de Noviembre 2023 | 10:29
No sé qué disfruto más, ver películas o hablar sobre ellas. Si no veo una al día, me entra el mono.

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Malena Alterio en 'Que nadie duerma'
Malena Alterio en 'Que nadie duerma' (Wanda Films)

En 'Que nadie duerma', su cuarto largometraje hasta la fecha, el director español Antonio Méndez Esparza apuesta por algo completamente nuevo en comparación con el resto de su filmografía, pero sin dejar de lado su esencia. Sin abandonar el tono realista tan característico de sus anteriores proyectos ('Aquí y allá', 'La vida y nada más', 'Courtroom 3h'), el cineasta se aproxima a temas habituales de su trabajo (la familia, la lucha de personajes por encontrar su lugar en el mundo y las relaciones interpersonales) abrazando la ficción más que nunca.

Méndez dirige y escribe, esta última función junto a Clara Roquet ('Libertad'), un thriller que adapta la novela homónima de Juan José Millás. Se centra en Lucía (Malena Alterio), una mujer que, tras ser despedida de su empleo, empieza a trabajar de taxista, cambio con el que su vida dará un gran giro. Al volante, por las calles de Madrid, y con el objetivo de que suba a su taxi el hombre desaparecido del que se ha enamorado, conoce a diferentes personas que la sacarán de su zona de confort, aumentando así una tensión que promete explotar.

Demasiadas paradas

'Que nadie duerma' nos atrapa con mucha facilidad cuando se sumerge en la tensa atmósfera que se construye poco a poco en el filme y que, como adelanta el subtítulo del mismo, nos mantiene en vilo bajo el indicio de que "algo va a suceder". Y así es, con un clímax muy satisfactorio, pero que pierde fuerza al llegar a él con la sensación de que la película, como si del taxi de Lucía se tratase, ha conducido por un recorrido innecesariamente largo existiendo uno más corto.

'Que nadie duerma'

Lo nuevo de Méndez, que rueda por primera vez en su España natal, es irregular, tanto en tono como en el interés que consigue despertar en el espectador. Por mucho que una gran y acertada banda sonora nos haga hincapié en que estamos en un thriller, esto acaba por convertirse en una verdad a medias. Cuesta encasillar a la película dentro de un género concreto, pues la inquietud que parecía que iba a predominar muta a través de las paradas que hace Lucía con su taxi en una comedia costumbrista y negra, el drama, una road movie, un filme de venganza, la metaficción y el realismo.

Algunas de las escenas que incluyen a 'Que nadie duerma' en varios géneros la enriquecen en gran medida, otras lo contrario. La constante y brusca entrada y salida de la tensión cansa, en concreto, mediante aquellas pequeñas subtramas o secuencias independientes que, además de no contribuir a la general, carecen de encanto por sí mismas. Y por aquellas que, sumado a lo anterior, se utilizan como dosis de falsa tensión, pero que acaban en nada, en una sensación de vacío y desconexión con el todo del proyecto. Es una pena, pues el director demuestra en otras paradas de Lucía que no le hace falta aquel metraje extra para crear una película tensa y realista de forma completa y cohesionada.

'Que nadie duerma'

El realismo, arma de doble filo

Los momentos que se desvían del hilo central, que suelen mostrar la cotidianidad de Lucía, normalmente interactuando con personajes secundarios, son un acierto en términos realistas, pues contribuyen a la construcción de un personaje principal de los más creíble y profundo y la de un Madrid real y diverso que huye de los estereotipos. Pero el exceso de estas escenas a costa de la cohesión de la historia acaba por pasar factura narrativamente.

Malena Alterio, de Goya

Para ahondar en esa autenticidad tan importante para él, Méndez ha recurrido a lo largo de su filmografía a la participación de actores no profesionales, práctica que en este caso abandona. Y el cambio lo hace a lo grande, pues en 'Que nadie duerma' le otorga el rol protagonista a una increíble Malena Alterio ('Aquí no hay quien viva') que subraya que, además de ser un titán para la comedia, tiene un rango dramático enorme.

Alterio, en uno de los papeles más protagónicos de su carrera, brilla como nunca. La actriz hace de Lucía un personaje con muchas capas, consigue ser a la vez alguien tierna, misteriosa, desconcertante y rota. Retrata la evolución de las personas, así como nuestra complejidad y contradicciones, con tanta naturalidad que parece que estemos ante su vida en vez de ante una actriz interpretando un papel. La fuerza de Alterio es sin duda el gran triunfo de la película, aquello por lo que no puedes ni quieres despegar la mirada de la pantalla.

'Que nadie duerma'

La intérprete está acompañada de maravilla por el reparto secundario, entre los que encontramos a Aitana Sánchez-Gijón ('Velvet', 'Madres paralelas'), cuyo personaje es clave para descubrir al espectador nuevas capas en Lucía, José Luis Torrijo y Rodrigo Poisón. Méndez se adentra en lo 'falso' al contar con un elenco profesional por primera vez, pero el resultado derrocha verdad. Todo un acierto este cambio por su parte.

'Taxi Driver' a la madrileña

Aunque desigual en términos generales, es interesante cómo Méndez y el reparto logran hacer un interesante ejercicio de realismo a través de la ficción. Sabemos que vemos algo inventado, pero se nos transmite una gran autenticidad mediante personajes y situaciones que no parecen de película, sino de nuestras vidas. Sea por ello, por la frustración que despierta los puntos débiles, por el buen manejo de la tensión cuando se apuesta por ella, un par de giros, el final y por la interpretación de una Malena Alterio cuya sed de violencia crece al volante como si de Travis Bickle se tratara, esta especie de 'Taxi Driver' a la madrileña no dejará indiferente a nadie, sea para bien o para mal.

6
Lo mejor: La interpretación de Malena Alterio. La autenticidad. La banda sonora.
Lo peor: La constante entrada y salida de la tensión cansa. Algunas subtramas rompen la cohesión del film.