Aunque quede bastante feo y torpe, empecemos con una obviedad: el tiempo pasa rápido. Mucho. Y no da explicaciones, tampoco demasiadas respuestas, ni espera en la estación. Así son los relojes de impertinentes y desafiantes, pero, al menos, dejan una buena cantidad de recuerdos en el espejo retrovisor. Y algunos, como los que están presentes en este especial, relacionados directamente con el mejor cine.
Y es que, pese a que parezca que fue ayer, las quince películas que vamos a recordar cumplen en este 2024 recién estrenado un total de, nada más y nada menos, que veinte años. Efectivamente, hace ya dos décadas que nos sentamos en la butaca para disfrutar con una serie de propuestas que, todavía hoy, mantienen intacta su capacidad para cautivar.
El vértigo está ahí, negarlo sería una estupidez, pero tratemos de aprovechar este viaje en el tiempo para recuperar esas sensaciones que tuvimos cuando abandonamos hace veinte años la sala y descubrimos que estas películas nos acompañarían de alguna forma para siempre. El inagotable poder de la memoria y el cine.
PD: Menudo año de gran cine el 2004.
15 películas que cumplen 20 años en 2024
'Million Dollar Baby'
En 2004 llegó la mejor película de Clint Eastwood, esa cima cinematográfica que resume con inigualable maestría todas las virtudes excepcionales de un director único. Vendida de manera indefendible como una historia de superación deportiva al más puro estilo 'Rocky', inmediatamente después de producirse su estreno se desveló la verdadera naturaleza de 'Million Dollar Baby', es decir, la de un drama humano de primer nivel, así como una historia conmovedora y trágica capaz de despertar un más que interesante debate ético y moral en el espectador.
La mano experta de Eastwood para emocionar a través de la contención y los pequeños gestos brilla con especial intensidad en esta obra maestra apabullante en su sencillez, que desarma con contundencia al corazón más fuerte, que coloca el nudo en la garganta y se cierra con uno de esos planos finales que forman parte, con toda justicia, de la historia del cine. Cuatro Oscar, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director, pusieron punto y final a la trayectoria de una película inolvidable, necesaria e imprescindible.
'¡Olvídate de mí!'
Y llegamos a la mejor película de 2004: '¡Olvídate de mí!'. También la peor traducción jamás realizada sobre un título original en la historia de nuestro país, pero ese es otro tema que nos llevaría más tiempo y peor humor. Aquí estamos de celebración, recordando una obra maestra de principio a fin, una de las más hermosas y crudas reflexiones sobre el amor y el paso del tiempo, sobre los impulsos y las decisiones que no aceptan la vuelta atrás, sobre el futuro como ese lugar que, sin estar, puede llegar a hacer tanto daño desde la incertidumbre. Inolvidable.
'Mar adentro'
Alejandro Amenábar sorprendió a propios y extraños cuando, tras el triunfo histórico de la magnífica 'Los Otros', anunciaba que su siguiente proyecto sería este biopic sobre la figura de Ramón Sampedro. En un año marcado por 'Million Dollar Baby', la eutanasia volvía a ser tema de conversación y fuente de polémicas, un conflicto que se mantiene latente en la actualidad y que encontró en el cine otro vehículo para analizar pros y contras de algo tan básico en el ser humano como es la capacidad de decisión. Lo que en la película de Eastwood era oscuridad y contención, en esta también memorable 'Mar adentro' era emoción y celebración de la vida, optimismo en medio de la tragedia, luz y belleza entre las tinieblas. Dos propuestas unidas por una temática, pero alejadas en su tono e intención. Dos puntos de vista distintos. Dos enormes triunfos cinematográficos.
'El diario de Noa'
Puede gustarte más o menos, pero es innegable que 'El diario de Noa' es una de las películas románticas definitivas de una generación que quedó prendada para siempre de esta historia de amor entre una Rachel McAdams que ya demostraba su incontestable talento y un Ryan Gosling que supo evitar a la perfección lo que se le venía encima después de su éxito. Estamos ante una propuesta que, a pesar de abrazar con demasiada frecuencia el azúcar más empalagoso, pisando esos jardines instalados en los lugares comunes que uno celebra ver desde la mayor distancia posible, consigue caer de pie gracias a escenas de una ternura realmente especial y a una pareja protagonista cuya química queda fuera de toda duda. Dos pilares básicos sobre los que se sustenta el poder de una propuesta infalible para los amantes más apasionados del género.
'El bosque'
No es nada sencillo hacer del miedo una poesía. Suena complejo, ñoño y pedante pero, oye, cuando se consigue todo lo demás no importa. Si hablamos específicamente de estética, de forma por encima de fondo, 'El bosque' es el trabajo más redondo de M. Night Shyamalan. A lo largo de su carrera, ni antes ni después consiguió un acabado visual tan hipnótico, un mimo por el detalle tan deslumbrante, un conjunto de escenas tan bonitas. Y volvemos al azúcar. Si lo olvidamos, durante un momento, nos queda el esqueleto, la historia, la trama y, de nuevo, el misterio. Podemos quedarnos con él o, en un movimiento que requiere más intensidad aún, observar más allá y lanzarnos de lleno a la reflexión sociológica del miedo que ofrece Shyamalan, al retrato del ser humano como fuente inagotable de temores, una fábrica de escudos contra lo desconocido, contra la barbarie, contra el dolor.
Todas las influencias de Shyamalan están presentes en una película que irradia poesía cinematográfica en cada una de sus escenas. Complicado, casi imposible, destacar una por encima de las demás. El primer ataque de los monstruos al pueblo, esa mano esperando en medio del silencio y, sí, ese desenlace inesperado, giro final nada gratuito que aporta la dimensión total a una película que, hasta ese punto, ya había conseguido el suficiente número de triunfos como para respirar tranquila. Ese epílogo, puro Shyamalan, condensa toda la esencia de esta rotunda obra maestra.
'Los Increíbles'
El maravilloso homenaje a los superhéroes de andar por casa con el que Brad Bird deslumbró al mundo en 2004, 'Los Increíbles', era, por encima de todo, una carta de amor al género que, visto todo lo que vino después, fue un auténtico punto de inflexión y el comienzo real de un aluvión de personajes con superpoderes que han marcado de manera evidente el siglo XXI cinematográfico.
Por eso, resulta curioso comprobar la manera en la que la historia que escribió Bird sigue manteniéndose como una de esas cimas a las que muchas películas de la misma temática intentan acercarse con resultados desiguales. Una influencia mucho más presente de lo que pueda parecer de la mano de una obra maestra del entretenimiento, una pirueta visual y narrativa de primer orden.
'Spider-Man 2'
Vamos directos al grano: 'Spider-Man 2' es una de las películas de superhéroes más importantes, inspiradas y redondas de la historia del género. Tal cual. Alejada, por los pelos, de las imponentes 'El Caballero Oscuro' o 'Vengadores: Endgame', por citar dos ejemplos ilustres, esta secuela doblaba los esfuerzos, objetivos y, aquí viene lo importante, múltiples logros obtenidos con 'Spider-Man'.
Desde la mejor versión posible de Sam Raimi tras la cámara hasta su épico final, pasando, por supuesto, por ese memorable Doctor Octopus de Alfred Molina, todo en 'Spider-Man 2' explota en cine enérgico, vibrante y emocionante de puro vértigo palomitero. Un auténtico espectáculo desde todos los puntos de vista posibles.
'La mala educación'
Decir que 'La mala educación' es uno de los trabajos más injustamente tratados de la carrera de Pedro Almodóvar sería quedarse corto. Muy corto. Tras dos fenómenos sociales y artísticos de la talla de 'Todo sobre mi madre' y 'Hable con ella', el director se enfrentaba a una historia de traiciones, mentiras, saltos en el tiempo, traumas, perdición y heridas que jamás se pueden curar. Alejada (lo justo) de la sobriedad y anclada (lo justo) en el exceso, 'La mala educación' es Almodóvar al 100%, vestido con el traje de narrador de laberintos, espejos rotos y cárceles de carne y hueso.
Personajes perdidos, rotos por dentro y por fuera, incapaces de deshacerse de máscaras que queman y que, al mismo tiempo, son la única salvación. Muchos se quedaron en el morbo más superficial, en el tópico y en los prejuicios, mientras que el resto disfrutamos de un trabajo mayúsculo, un thriller hipnótico con una sorpresa detrás de cada esquina.
'Kill Bill: Vol. 2'
Más relajada e introspectiva que su excelsa predecesora, una de las grandes películas del siglo XXI, 'Kill Bill Vol. 2' quitaba ligeramente el pie del acelerador hasta encontrar la velocidad perfecta. Repleta de escenas para el recuerdo, especialmente en un último tramo que forma parte de lo más destacado que ha firmado Quentin Tarantino hasta la fecha, esta secuela es un auténtico regalo cinematográfico al que regresar cada cierto tiempo para volver a disfrutar de sus inolvidables personajes y diálogos de inspiración apabullante.
'Antes del atardecer'
Parecía imposible repetir el fascinante truco, pero lo consiguieron. 'Antes del atardecer' mantiene punto por punto todos los elementos que hicieron de su predecesora un clásico, aportando una luz especial en esta segunda parte de uno de los mejores romances de la historia del cine. Una secuela magnífica que solamente sería superada por la fascinante 'Antes del anochecer'.
'El castillo ambulante'
Las expectativas estaban por las nubes. Y con toda la razón. Hayao Miyazaki regresaba al largometraje después de firma su obra cumbre ('El viaje de Chihiro') con 'El castillo ambulante', una historia que partía de una novela de Diana Wynne Jones hasta terminar convirtiéndose en una cinta con el sello más personal y característico del maestro japonés. Acabado técnico insuperable, personajes inolvidables, tanto secundarios como protagonistas, escenas de acción trepidantes, mensajes humanos conmovedores y, por supuesto, esa poética inconfundible de Miyazaki. Una película tan ambiciosa como memorable. Otro triunfo.
'La terminal'
La sombra del maravilloso Frank Capra ha rodeado a muchísimas películas dirigidas por Steven Spielberg a lo largo de su carrera. Incluso en los géneros, a priori, menos dados a este tipo de toque sentimental, el cineasta siempre ha sabido guiñar un ojo con elegancia y respeto a la obra del responsable de '¡Qué bello es vivir!' o 'Vive como quieras' , entre otro buen puñado de joyas. Sin embargo, la influencia terminó convertida en homenaje en toda regla en 'La terminal', otra de esas cintas despachadas de la manera más frívola y vaga posible como obra menor dentro del catálogo Spielberg.
Una sentencia alejada del análisis que se derrumba por todos los frentes cuando se observa con detalle esta propuesta repleta de buenas intenciones, estupendas interpretaciones, con un genial Tom Hanks a la cabeza, y, por encima de todo, una sabiduría absoluta en la puesta en escena. Elementos que se fundían con cariño y emotividad en una historia basada en hechos reales que, estructurada como carta de amor a un tipo de cine que, sencillamente, ya no se hace, continúa resplandeciendo igual que hace veinte años.
'Shrek 2'
Solamente por el descubrimiento de personajes tan inolvidables como el Príncipe encantador, la Hada Madrina y su espectacular número musical y, por encima de todo y todos, un Gato con Botas que robaba cada escena en la que aparecía con una facilidad aplastante, 'Shrek 2' sigue mereciendo todas las ovaciones del mundo. Pero es que, además, conseguía lo que parecía imposible, es decir, mantener el nivel de su inolvidable predecesora aportando elementos nuevos, giros inesperados, carcajadas genuinas y escenas de auténtico genio. Sirva como ejemplo de la grandeza de esta secuela ejemplar un clímax final apabullante en fondo y forma, trepidante y vertiginoso, hilarante y épico. Un cierre de oro a una película sobresaliente en todos los sentidos.
'Saw'
Dos décadas después de su estreno, 'Saw' sigue siendo un artefacto de tensión, terror, intriga y suspense realmente impecable. Dirigida por un James Wan que debutaba a lo grande en el largometraje, y que se ocupaba también del guion junto a Leigh Whannell, estamos ante uno de esos fenómenos cinematográficos que sorprendieron e impactaron a toda una generación de espectadores.
Y lo cierto es que había argumentos de sobra para el entusiasmo y la puesta en marcha de la siempre eficaz técnica del boca a oreja: 'Saw' tenía todos los componentes que uno podía pedirle a una propuesta de estas características y, además, sabía usarlos con una precisión envidiable, manejando perfectamente los tiempos, sorpresas y golpes en el estómago. Un pequeño milagro de presupuesto ínfimo que, sin embargo, consiguió elevarse entre las competidoras del género hasta situarse en el admirable terreno de los clásicos del terror contemporáneo.
'Harry Potter y el prisionero de Azkaban'
Si 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' ya supuso un punto de inflexión total dentro de la saga escrita por J.K. Rowling, basado principalmente en el abrazo de la autora a la oscuridad, el dramatismo, la complejidad y la profundidad psicológica, lo que hizo el gran Alfonso Cuarón con su adaptación cinematográfica está unido directamente a la excelencia. Ya no es solo que Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson se terminaran de destapar aquí como intérpretes a tener muy en cuenta, algo que afortunadamente se mantuvo en las sucesivas entregas, sino que se sumaron al barco presencias tan agradecidas como la de un Gary Oldman en pleno estado de inspiración.
Un reparto al que Cuarón guiaba con maestría, consciente de estar creando algo nuevo, distinto y emocionante dentro de un universo que necesitaba de un director de su talla para dar un salto de calidad y profundidad de estas dimensiones. En definitiva, 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban', tanto en su formato literario como cinematográfico, sigue destacando como la obra maestra que siempre fue.