Este es el primer capítulo de ocho, con los que pretendemos analizar en profundidad los episodios de la Parte 4 de 'La casa de papel'. Publicaremos dos al día.
"Palermo, esto es una guerra. Actúa en consecuencia". Así, como una bomba atómica lanzada desde el aire caemos de nuevo en el caos que dejó el final de la Parte 3. Vuelve 'La casa de papel' después de uno de sus mayores cliffhangers. La inspectora Sierra ha puesto en marcha sus tácticas más sucias y se ha cobrado dos víctimas: Nairobi, que está al borde de la muerte después de haber recibido un disparo a traición, y Lisboa, que está arrestada y, según le han dicho al Profesor, muerta. La respuesta desde dentro del Banco de España ha sido también contundente: Tokio y los demás han prevenido el asalto de las autoridades lanzando un misil contra un tanque (se le pueden llamar muchas cosas a Álex Pina, sutil no es una de ellas). Adiós a la banda de pacíficos rebeldes antisistema que la sociedad había romantizado.
"Todo puede joderse en una milésima de segundo", dice la voz de Tokio. Los dos bandos están tocados: tanto el Profesor como el Coronel Tamayo entran en pánico, un paralelismo subrayado por la realización de Koldo Serra. Pero en 'La casa de papel' no suele haber mucho tiempo para lamentarse: unos tienen que salvar a Nairobi, otro tiene que asegurarse de escapar de las garras de la ley y en el otro lado tienen que recomponerse y repensar su plan de ataque.
En un flashback, el Profesor desvela la clave para salir del Banco de España con vida una vez la policía les haya entregado a Río: el oro. "Pase lo que pase, debemos ser capaces de mantener el control. Porque si no, todas nuestras vidas estarán en peligro". Corte a la actualidad: nadie está manteniendo el control. El Profesor recupera la compostura después de una llamada con Palermo y en su huída de la policía se encuentra con un enemigo salvaje: un toro. El público internacional sonreirá al verse cumplido el cliché español. Nos lo podemos permitir en una serie que bebe más de Quentin Tarantino y Guy Ritchie que de cualquier director patrio. Después del toro, un guiño que solo pillarán los espectadores españoles: Ferreras en 'Al rojo vivo' informando de la situación en el Banco de España. Acostumbrado a revestir la actualidad política de espectáculo exagerado, a Ferreras se lo ve cómodo actuando en la serie.
Mientras tanto, problemas en la carpa policial: la sobreexcitación de Sierra choca con el shock de Tamayo. "¡De película! Lo mejor que nos podía pasar", grita la inspectora. Najwa Nimri está aún más juguetona que en 'Vis a vis'. Aquí lleva una coleta, pero está más que claro que la actriz se lo pasa genial desatándose la melena. Y rapándose, y prendiendo fuego al pelo caído. Sus escenas siempre dan en la diana, una mezcla perfecta entre cómic y cine que solo puede conseguir una actriz tan rockera como ella. "La guerra ya ha empezado", le dice a Tamayo antes de decirle que tiene disfunción eréctil y que la ley no le va a salvar. "La ley soy yo, y disfunción eréctil mis cojones", responde él. También hay que aplaudir a Fernando Cayo por ser capaz de declamar una frase tan ridícula y salir indemne.
Dentro del Banco de España, Nairobi les ha pedido a sus compañeros que la entreguen a la policía. "Prefiero vivir en la cárcel que morirme aquí". Pero no toda la banda tiene plena confianza en que vaya a superar un interrogatorio ahí fuera. Lo que ocurre a continuación se puede justificar alegando que los atracadores están viviendo un momento de presión y confusión: entre los que quieren cumplir el deseo de Nairobi y los que defienden intentar operarla ahí dentro, sin médicos ni recursos, se forma una pequeña guerra civil. Palermo amenaza a Helsinki, Tokio a Palermo, Denver a Tokio, Bogotá a Denver... y Río a Tokio. Un momento de alta tensión que queda muy vistoso pero ejemplifica a la perfección una de las debilidades de 'La casa de papel': sus personajes son capaces de tomar cualquier decisión que lleve la trama a puntos extremos, tirando la lógica por la ventana.
Por suerte este golpe de efecto dura poco y, tras la revelación por parte de Palermo de que Lisboa está muerta (no, no lo está), la banda llega a la conclusión de que la policía probablemente no salvará a Nairobi. Así que la duermen en contra de sus deseos. Si sale con vida, quizá no se despierte muy contenta.
En un flashback a la época de la preparación del atraco, Tokio vuelve a sacar su impulsividad a relucir. Y también su sexualidad, una parte de su personalidad con la que la serie está obsesionada más allá de lo sano. De repente Tokio quiere ser la jefa de la banda, un recurso que la serie ya utilizó en su segunda parte, cuando ella se amotinó contra Berlín. El personaje de Úrsula Corberó sigue siendo el recurso fácil de los guionistas para hacer avanzar la trama.
Volvemos al presente, cuando el Profesor y Marsella arrancan "la fase 2 de Hamelín", en referencia al cuento del flautista que se llevaba a todos los ratones de la ciudad infestada: mientras el primero conversa por teléfono con Sierra, el segundo hace pensar a la policía que la llamada se encuentra en un coche a toda velocidad por la carretera de Huelva. La policía pica el anzuelo. El Profesor no cuelga antes de lanzarle a Sierra una amenaza: "Antes de que salgamos del Banco de España, estará usted fulminada". Apuntemos esta promesa. Sierra, forzada por Tamayo, le ofrece una tregua de 48 horas. Mientras tanto, Marsella estrella el coche que la policía buscará durante las próximas horas.
El arresto de Raquel da pie a su reencuentro con Ángel, uno de esos pequeños momentos de personajes que en 'La casa de papel' no suelen abundar. La amistad entre ambos fue muy importante en la primera temporada, y su reunión, sin rencor alguno por parte de él, resulta emotiva y nos recuerda que hay personas reales detrás de estas máscaras de Dalí. "Ya sé que lo hiciste por amor", dice él. Estaría bien que ella hubiera respondido que lo hizo por otras cosas, porque creemos recordar que no tiró su vida por la borda solo por un hombre.
Dentro del Banco de España vemos cómo la banda está preparada para tratar médicamente a un herido: han ensayado el proceso quirúrgico con cerdos muertos, cuentan con el equipo necesario y tienen la ayuda vía videollamada de un cirujano pakistaní. Tokio con un bisturí, ¿qué puede salir mal? Mientras, Denver busca donantes del grupo sanguíneo de Nairobi entre los rehenes. Reaparece Belén Cuesta, que claramente grabó a posteriori sus planos insertados al final de la Parte 3 y ahora veremos cómo se integra su personaje en la trama. De momento no pinta bien para la banda, porque su expresión sospechosa y sus ganas de involucrarse apuntan a que es un topo. ¿Un topo de la policía, o todo lo contrario?
Una boda y una separación
Un flashback muestra la boda de Berlín en Italia, mientras preparaba el atraco junto al Profesor, Palermo, Bogotá y Marsella. Con lanzada de ramo incluida (que recoge el Profesor) y una versión de 'Ti Amo' de Umberto Pozzi con cantos gregorianos, es probablemente una de las escenas más horteras que se han rodado en toda la historia de la televisión. Cada vez que veo a Berlín enamorado e intentando ser adorable me acuerdo del hombre que violó y maltrató a mujeres en las primeras temporadas. ¿Se han olvidado los guionistas?
Luka Peros tiene en este capítulo más minutos que en el resto de la serie al completo, pues Marsella es quien rescata al Profesor, tanto física como emocionalmente: la escena de ambos en el coche hablando de sentimientos es graciosa (cuando suenan Las Grecas, esto sí que es Marca España en una serie internacional) y adorable, aunque sea por ver a dos criminales gélidos llorar de pena. Es un poco raro que hagan una comparación entre perder a una novia y a una perra, pero no desentona dentro del espectáculo de testosterona desatada que ha sido la serie desde el primer minuto.
Mientras tanto, la relación entre Mónica y Denver sigue resquebrajándose. El pesado de Arturito se presta voluntario para donar sangre, a pesar de no ser del grupo de Nairobi, mientras le susurra veneno a Denver al oído. Para colmo, le cuenta el episodio del baño en el que tuvo una erección junto a Mónica, uno de los momentos más incómodos y vulgares de toda 'La casa de papel'. Denver cae en la trampa y acaba dándole una paliza, mostrando su lado más violento y salvaje a Mónica, que no puede aguantarlo más. "¿Qué mierda tienes dentro?", le pregunta, quizá olvidándose de que se conocieron en un atraco y que está hablando con un delincuente.
Un regreso cargado de tensión y que, por supuesto, acabará con un cliffhanger para que sigamos enganchados al sofá. Mientras el oro sigue fundiéndose en el búnker del Banco de España, la operación de Nairobi sigue adelante. Pero justo en el peor momento, cuando Tokio tiene que cortarle una parte del pulmón (¿no había nadie más adecuado para esta tarea?), la Policía intercepta la videollamada con el cirujano y la corta. Y continuará.
Resto de recaps