å

RECAP

'La casa de papel' 4x04, 'Suspiros de España': "Si me tomo un cafelito ahora mismo me pongo loco"

Este es el cuarto capítulo de ocho, con los que pretendemos analizar en profundidad los episodios de la Parte 4 de 'La casa de papel'. Publicaremos dos al día.

Por Javier Pérez Martín 4 de Abril 2020 | 18:00

Comparte:

¡Comenta!

Este es el cuarto capítulo de ocho, con los que pretendemos analizar en profundidad los episodios de la Parte 4 de 'La casa de papel'. Publicaremos dos al día.

El episodio empieza con un flashback juguetón: Berlín visitando el Banco de España 5 años del atraco. Ahora está muerto, pero su presencia fantasmal se puede sentir alrededor del resto de la Resistencia. Y ahora sabemos que, en otro momento, Berlín sí ocupó este mismo espacio, y lo compartió con algunas de las personas que se acabarían convirtiendo en rehenes un lustro después. Vemos a Amanda, la secretaria del Gobernador que hace un par de episodios se convirtió en presa de las babas de Arturito. Vemos a Gandía, vigilando desde las mismas escaleras por las que, 5 años después, se escaparía de un Río impotente ante sus ojos. Como un perro guardián, Gandía parece oler los problemas en Berlín, que se ha presentado camuflado con traje y maletín en el banco.

'La casa de papel'

Y como un perro rabioso se presenta, 5 años después, ante Nairobi. Justo cuando la joven sale de su letargo, Gandía se presenta ante ella y le recuerda una vieja promesa: "Mil leches, te dije que te iba a matar".

En el vestíbulo del banco Tokio, Helsinki y Bogotá inician la búsqueda de Gandía, y reciben una pista de su paradero con un monitor que les indica el pulso de Nairobi. La rehén que hacía las veces de enfermera, Paquita, una mujer muy adorable, se está lavando las manos tan a consciencia que nunca caerá víctima del coronavirus. Fuera del baño, Nairobi se defiende clavándole una jeringuilla tres veces en el cuello a Gandía, quien escapa justo a tiempo para que Tokio y los demás no lo pillen.

Mientras Bogotá se queda a cuidar de (recordemos, su amada) Nairobi, Tokio y Helsinki se disponen a buscar al superescolta. Y en el vestuario, a Denver y Estocolmo les crecen los enanos. Es decir, Arturito se pone chulo de nuevo, aprovechando el momento de caos. "Ya no son invencibles. Ahora nosotros somos la Resistencia", les grita a sus compañeros, que se unen al grito (Palermo, divertido y encantado, también). La respuesta de Denver es pegar una ráfaga de disparos al techo, mientras Estocolmo ordena que todos los rehenes se tiren al suelo. Amanda casi no puede respirar, la pobre, mientras Belén Cuesta mira impertérrita y vigilante. Cuatro episodios de temporada llevamos y es todo lo que ha hecho la mujer.

'La casa de papel'

Si el flashback es travieso, Pedro Alonso como Berlín en el Banco de España no se queda atrás. Está de incógnito como un tal Alfredo Kesmann, un genio en su trabajo de analista de riesgos que vive en Nueva York. Y así como si nada, está en el mismísimo despacho del Gobernador del Banco de España. Eso sí, vigilado por Gandía, que se descubre en este capítulo, entre otras cosas, como un maleducado. Ante su actitud mosqueada constante, Berlín, perdón, Alfredo Kesmann, está más chispeante que nunca: "Si me tomo un cafelito ahora mismo me pongo loco".

Y de repente, 'La casa de papel' se marca una de sus mejores escenas. En el interrogatorio, Lisboa le pregunta a Alicia Sierra cómo es cuando vuelve a casa, con su marido Germán, después de haber torturado a alguien. "Pues la verdad es que hace dos meses que Germán no me habla. Ni me besa, ni me abraza ni hacemos el amor... concretamente desde que le incineré". Por fin Najwa Nimri obtiene un monólogo a su altura, en el que confiesa que su marido murió poco después de ser diagnosticado de cáncer: "De páncreas. De esos que te dicen que son dos meses, y son dos meses. Yo me hacía gorda y él flaco. Yo rosa y él amarillo. Se consumió, a mí me crecía la vida y a él le crecía la muerte. Eso es el cáncer". Sierra acaba llorando contando las últimas palabras de su marido ("Pon las noticias") y Raquel le da la mano para consolarla. Alicia se la quita, rechazando la pena, y se va fuera a recomponerse. Es probablemente el momento más complejo y más humano de toda la serie.

'La casa de papel'

Dentro del Banco, Gandía demuestra que tiene algo más que mala educación: mucho talento para la violencia. Tras ahorcar a Helsinki, le roba las armas y escapa dejando al serbio al borde de la muerte. Por suerte, Tokio encuentra a Helsinki a tiempo y, con la ayuda de Bogotá, lo salva. Pero es refrescante ver a un antagonista así en 'La casa de papel', que les apriete las tuercas en el cuerpo a cuerpo y en su propio terreno.

Lo que no es nada refrescante es ver que Arturito se ha escapado de la vigilancia de Denver y Estocolmo (no sabemos cómo) para seguir acosando a Amanda, la secretaria del Gobernador. Para tratar su estrés postraumático, le ofrece unas pastillas asegurando que son calmantes.

Najwa Nimri va a por su segunda mejor escena de la serie. Tras decirle el Coronel Tamayo que la muerte de su marido le incapacita para llevar el atraco, Sierra sale a informar al equipo que ella es perfecta para este trabajo. Otro épico monólogo en el que explica que no quiere ir a su casa a encontrarse con todo lo que le recuerda a su marido. Y tira de referencia informática noventera: "Así que soy como la jodida Deep Blue, calculando 200 millones de jugadas por minuto contra el Profesor. Eso es lo que necesita este atraco, y eso es lo que necesito yo". Cualquiera le chista.

'La casa de papel'

La búsqueda de Gandía sigue, tanto dentro del Banco como fuera, desde donde el Profesor está vigilando todas las cámaras de seguridad. Pero la tensión vuelve a enfrentar a los atracadores entre sí: Denver y Río discuten porque este no ha podido detener al superescolta. Río confiesa que no puede disparar por el trauma que viene arrastrando tras la tortura, pero no convence a sus compañeros. Helsinki recuerda que Río fue quien llevó a Gandía al baño, y sospecha que no le puso bien las esposas.

Parémonos un momento aquí, para recordar que fue Palermo el que enseñó a Gandía a quitárselas. Básicamente para desatar este villano, mezcla entre Terminator y Bruce Willis, es que los guionistas han montado toda la "guerra civil" entre el argentino y Tokio. Pero ahora descubrimos que Gandía es una máquina de matar. Como veremos en un minuto, este hombre ha sido boina verde y escolta personal del ministro del Interior. Ha llevado a cabo operaciones clandestinas, misiones secretas; es un asesino. ¿En serio él no sabía cómo quitarse las esposas?

'La casa de papel'

Volvamos al Banco de España, donde los atracadores siguen sospechando de Río. Bogotá se vuelve a alzar como la voz de la cordura: "La culpa es nuestra, a lo mejor no tendríamos que haber puesto al chaval a vigilar con un shock postraumático". El Profesor, desde los walkies, defiende a Río. "¿Cuál es el plan, Profesor?", pregunta Tokio.

Cinco años antes, Berlín avisaba a su hermano del peligro de Gandía. El Profesor estaba seguro de que no habría problema porque los escoltas saldrían del Banco en los primeros minutos del atraco, portando los secretos de Estado. Pero a Berlín no le convencía la idea: "Hay que matarlo. Ese cabrón no va a salir con los secretos. No obedecerá ninguna orden". Odio darle la razón a Berlín, pero en este caso la tenía toda. Y consecuentemente, el Profesor le da una orden muy clara a sus atracadores: "Ante el menor riesgo, actuad con determinación. En defensa propia, pero con determinación".

Por fin, se revelan las dos razones por las que Berlín se infiltró en el Banco de España. Primero, para meter una idea en la cabeza del Gobernador, a modo de "incepción" como en la película de Nolan: que guarde todo el dinero de España en oro para sortear las consecuencias de cualquier crisis económica. Y segundo: para ver cómo funciona el protocolo de seguridad del banco ante una posible amenaza. Tras una explosión simulada por Palermo desde fuera, Berlín es testigo de cómo Gandía abre un armario lleno de armamento militar.

'La casa de papel'

Todo ese armamento debería usarlo contra Arturito, que sigue acosando a Amanda, y aprovecha que cae dormida para empezar a tocarle el pecho. A estas alturas, está claro que a Álex Pina le encantan las escenas turbias en las que hombres se imponen sexual y violentamente a las mujeres. La pregunta siempre es: ¿adónde lleva todo esto?

El Profesor, mientras hace origami con un papel de color rojo 'La casa de papel' (sutil), llama a Alicia Sierra para exponer todas sus cartas: sabe que Lisboa está viva, secuestrada y siendo interrogada ilegalmente. Sabe que han ido a por la abuela y la hija, pero llegan tarde. Sierra intenta mantener cara de póker, pero su rostro indica deliciosamente que le han tocado y hundido un barco. Contesta rabiosa: "Cómo le gusta escucharse, Profesor. Parece locutor de radio. Al grano, ¿cuál es el trato?", le dice.

El Profesor quiere dos cosas: que la policía confirme a la prensa la tregua que están manteniendo, para así blindarla ante la opinión pública, y que introduzca ocho paellas, 14 panes y dos cajas de vino en el Banco de España, para subir la moral de los atracadores y los rehenes. Las condiciones son satisfechas, al ritmo de 'Suspiros de España' y con product placement de Estrella Galicia incluido. ¡Por fin la Resistencia va a poder beber unos botellines de su cerveza preferida! (Léase a cámara con un guiño.)

'La casa de papel'

Pero dentro del Banco de España, relata Tokio, "parecía el preámbulo de un funeral". La banda sigue buscando a Gandía, y Tokio se está acercando a él. Cortando unos cables con un cristal, el superescolta desactiva las cámaras de seguridad y así los ojos del Profesor. "Estáis solos", le dice por el walkie el jefe a Tokio.

En medio de la guerra, nace el amor ante los ojos de Paquita, la enfermera. Nairobi le confiesa a Bogotá que no se fiaba de él, porque es "de la cuadrilla de Palermo, y porque vas de machito ibérico". Pero el hombre ha estado cuidándola durante su letargo, y se muestra tierno mientras le cura una herida. Así que le retira aquello que le dijo de que no le tocaba "ni con un palo", ante lo que Bogotá se emociona y ya se la imagina vestida de novia. Hijo, qué prisas.

'La casa de papel'

Recordemos que Río le confesó a Estocolmo hace poco que guardaba rencor al Profesor por haber dejado que lo atraparan. Quizá por eso la exrehén convertida en atracadora se muestra ahora dudosa del chaval. Ante sus sospechas, Río se vuelve a derrumbar hablando de su trauma, y ambos se abrazan. Sería precioso que esto se quedara en una bonita amistad, y no se convierta en relación romántica. Una vez recompuesto, Río se va con una promesa: "Voy a matar a Gandía". Pero este, que debe de estar entretenidísimo, los espía desde un conducto de aire.

De vuelta al vestíbulo, en el que un montón de rehenes recogen sus platos de paella como si estuvieran en el corredor de la muerte (qué desagradecidos), Palermo se dispone a mover barullo. Y atención, porque aquí está la primera pista de quién es realmente el personaje que interpreta Belén Cuesta: ante el lío de Palermo, ella y Denver intercambian una mirada de impaciencia. ¿Se conocen? De momento, no sabemos más.

'La casa de papel'

Palermo, después de pedirle a Denver que lo desate, pone en duda las decisiones de Tokio (y con toda la razón): "Ha puesto al Mozart de la informática a perseguir al asesino profesional más peligroso de toda España. Brillante; un niñato traumatizado que ni siquiera se anima a disparar, e iba de la mano de tu exmujer a llorar por los rincones del Banco de España. Qué bonito. Los va a sacrificar uno por uno, boludo". Y así consigue que Denver cuestione el liderazgo de Tokio, tras lo cual se va detrás de Río para pedirle perdón por dudar de él y unirse en su búsqueda.

Un héroe, un supervillano

Mientras tanto, Gandía llega al despacho del Gobernador y pasar a su habitación secreta del pánico. Desde ahí, consigue establecer contacto con la carpa policial e intenta coordinarse con Tamayo. Pero la respuesta del Coronel es negativa: "Estamos en periodo de tregua. Estoy atado de pies y mano; Presidencia no quiere más batallas en el centro de Madrid". Sin embargo, Gandía, que no ha firmado ninguna tregua, se ofrece a atacar por su cuenta. Total, ya ha abierto su armario de las granadas, así que va a hacer obviamente lo que le dé la gana. Tamayo, tan sutilmente como él puede, le dice que no tendrá problemas legales si decide tomarse la justicia por su mano, vaya, que si les planta cara será "un héroe".

Mientras tanto, Sierra le revela a Lisboa que tiene otro as en la manga (tienen mangas muy anchas en esta serie): Río sí es un poco traidor, y en la tortura cedió hasta desvelar a la policía la identidad de las personas que transportaron a los atracadores hacia la libertad cuando acabó el anterior atraco. Es decir, que Sierra tiene localizado a un hombre que podría decirle el lugar donde están la abuela y la hija. Este toma y daca va a acabar probablemente con ellas en manos de la policía.

'La casa de papel'

Por último, mientras Antoñanzas informa al Profesor de lo que Tamayo ha dicho a Gandía, este noquea a Tokio. Su última imagen es básicamente la de un super ninja militar, encapuchado, de negro y armado hasta los dientes. Vamos, un villano muy molón.

Resto de recaps

- 4x01, 'Game Over'

- 4x02, 'La boda de Berlín'

- 4x03, 'Lección de anatomía'

- 4x04, 'Suspiros de España'

- 4x05, '5 minutos después'

- 4x06, 'KO Técnico'

- 4x07, 'Tumbar la carpa'

- 4x08, 'Plan París'