El año en que Hayao Miyazaki regresará a los cines con la esperada 'Kimitachi wa Dô Ikiru ka (How Do You Live?)' coincide con el 5º aniversario del fallecimiento de Isao Takahata, su socio fundador de Studio Ghibli. Ensombrecido inicialmente por el reconocimiento internacional del director de obras maestras como 'Mi vecino Totoro', 'La princesa Mononoke' o 'El viaje de Chihiro', poco a poco, cinéfilos y amantes de la animación de todo el mundo pusieron en valor el arte de un cineasta único que también llevó a Ghibli a la cúspide, con una mirada completamente diferente y con unos relatos que demostraron que Ghibli es mucho más que fantasía.
Takahata fue quien estuvo detrás de dos de las series de animación que han marcado a varias generaciones, 'Heidi' y 'Marco'. Producidas por Nippon Animation bajo el sello World Masterpiece Theater, su carácter atemporal y que provocó que fue conquistasen a espectadores de todo el mundo fue gracias a una narración cercana al costumbrismo y que se alejaba de géneros como la acción o la fantasía. A ello se suma cómo Takahata mirada directamente a la infancia, comprendiendo la melancolía de la heroína de la novela de Johanna Spyri o el afán de superación del protagonista del relato de Edmundo de Amicis.
Reconocidas mundialmente, a ambas ficciones se unió 'Ana de las Tejas Verdes', una de las series más aplaudidas de su filmografía y con la que ya comenzó a verse su mano para la realización de los pequeños detalles, la asunción de la pérdida y el mirada hacia el futuro pese a los contratiempos que da la propia vida. Esa mirada ha sido inusual en la historia de la animación, convirtiendo a Takahata en un maestro pionero. A diferencia de Miyazaki, Takahata no es animador, lo que implica que su mirada se basa en la dirección y en el guion, lo que permite que haya sido el cineasta que más ha innovado en cuestión de estilos dentro de Ghibli, con 'Recuerdos del ayer', 'Mis vecinos los Yamada' y 'El cuento de la princesa Kaguya' como principales ejemplos.
La influencia en su cine proviene de obras de Paul Grimault (de hecho, 'El rey y el ruiseñor' fue lo que le incentivó a dirigir animación en su juventud). Además, la narrativa de sus películas tuvo como referencia a la Nouvelle vague, con Alain Resnais o Jean-Luc Godard como inspiraciones. Así pues, entre sus referencias estuvo el canadiense Frédéric Back, realizador de cortometrajes aplaudidos como 'Crac' o 'El hombre que plantaba árboles'. Su estilo costumbrista le enlaza a compatriotas suyos como Yasujiro Ozu, Kenji Mizoguchi o Mikio Naruse.
El arte de un maestro excepcional de la animación
Gran amigo tanto de su socio Miyazaki como de otros realizadores internacionales como Michel Ocelot, su afinidad por la cultura y el arte francés le llevaron a ser condecorado como Oficial de la Orden de las Artes y las Letras del gobierno de Francia. Vanguardista y siempre curioso, apostando por jóvenes promesas del séptimo arte al haber sido productor artístico de 'La tortuga roja', ópera prima del neerlandés Michaël Dudok de Wit, su mirada dentro de Ghibli fue única y excepcional.
Su muerte, el 5 de abril de 2018, dejó una ausencia irremplazable dentro de la factoría, pues sucedía cuatro años después del cierre del departamento de producción de animación de Ghibli. Reabierto por el regreso de Miyazaki a la realización y también innovando, con el estreno de 'Earwig y la bruja' de Gorô Miyazaki; la pérdida de Takahata se sigue sintiendo del estudio, siendo su legado de un valor incalculable dentro de la historia de la animación.
Por ello, he aquí un repaso por las películas que conformaron su filmografía, tanto dentro de Studio Ghibli como los largometrajes que los precedieron y que muestran la evolución de un cineasta con mirada única.
Los 11 momentos de Isao Takahata en el cine
'Las aventuras de Hols, el príncipe del Sol. La princesa encantada' (1968)
Ópera prima de Isao Takahata, tuvo varios problemas de producción que la convirtieron en la película anime más cara de la historia en la época, superó los 100 millones de yenes de presupuesto (más de 2.250.000 millones de dólares en el actual 2023). A ello se sumó que el director tuvo encontronazos con el estudio, Toei, debido a su búsqueda de la perfección.
El resultado fue un fracaso comercial que provocó la salida de Takahata de Toei, algo que le impulsó a mejorar y a convertirse en el director de series míticas como 'Heidi' o 'Marco'. Eso sí, con el paso del tiempo, 'Las aventuras de Hols, el príncipe del Sol. La princesa encantada' ha ido ganando en prestigio, siendo considerada una precursora del fenómeno industrial que fue y es la animación japonesa. Obra de culto. Un relato épico de aventuras que, además, junto por primera vez (laboralmente hablando) a Takahata con Miyazaki, dado que este fue diseñador de animación clave).
'Las aventuras de Panda y sus amigos' (1972 - 1973)
Compendio de dos cortometrajes que, posteriormente, fueron lanzados en forma de 'película-paquete' en el mercado internacional y también en formato doméstico (al estilo de 'Tiempo de melodía' de Disney o la cinta polaca 'La ratoncita Tina'). 'Las aventuras de Panda y sus amigos' puede considerarse una reconexión con la gran pantalla tras el fiasco comercial de 'Las aventuras de Hols'. Volvió unir a Takahata y a Miayzaki, este participando como animador y guionista.
Realmente, 'Las aventuras de Panda y sus amigos' es puro divertimento, no hay un trasfondo profundo como el que Takahata desarrollaba en ese momento en el anime de 'Lupin III' o al que posteriormente se le vio en 'Heidi' o 'Ana de las Tejas Verdes'. No obstante, la cinta sirve para ver elementos primitivos que ambos desarrollarían, posteriormente, en su filmografía. El panda gigante y el diseño de la niña protagonista recuerdan bastante a lo que después fue 'Mi vecino Totoro', por ejemplo.
'Kié, la petite peste' (1981)
Ya reconocido como director de series, Takahata volvió al cine con 'Kié, la petite peste (Jarinko Chie)', que adaptaba el manga homónimo de Etsumi Haruki. En tono de comedia satírica, aunque también en un tono de cine familiar, el cineasta narraba las aventuras y desventuras de "la niña más desafortunada de Japón", Chie, una chavala de 10 años que tiene que ayudar a su padre en la gestión de la taberna que tiene la familia en Osaka. Nada de esto sería raro si su padre no fuese Yakuza.
Ya con 'Kié, la petite peste', cuyo título en francés hace referencia a su carácter insoportable (peste significa plaga), Takahata exploraba el costumbrismo, aunque con un carácter socarrón que no volvió a mostrar de manera tan central hasta 'Mis vecinos los Yamada'. La película, estrenada en 1981, fue un éxito comercial y provocó que se produjese una serie que el propio Takahata dirigió.
'Goshu, el violonchelista' (1982)
Un año después del éxito de 'Jarinko Chie', Takahata volvió a los cines con un largometraje que puede considerarse de transición a lo que después desarrolló ampliamente dentro de Studio Ghibli. 'Goshu, el violonchelista' adapta la fábula homónima de Kenji Miyazawa, además de tener como banda sonora composiciones de Ludwig van Beethoven (en especial, su Sinfonía Pastoral).
Goshu es un joven violonchelista que forma parte de la orquesta de su pueblo, la cual está ensayando la Sinfonía Pastoral de Beethoven. El músico no pasa por un buen momento y decepciona a sus compañeros, provocando que el director se plantee su sustitución. A modo de fantasmas navideños dickensianos, en las siguientes noches, Goshu recibirá la visita de varios animales que le pedirán una serie de solicitudes musicales, que harán que Goshu supere sus miedos y aprenda de sus errores.
'La historia de los canales de Yanagawa' (1987)
Aunque es 'La tumba de las luciérnagas' la que es considerada primera película de Isao Takahata dentro de Studio Ghibli, un año antes estrenó el precioso documental 'La historia de los canales de Yanagawa', que narra los esfuerzos de la comunidad vecinos de la zona por preservar su espacio. Puede considerarse un intermezzo en lo referente a su carrera dentro de la animación, dado que se trata de un documental realizado principalmente en imagen real, aunque se combinó con animación tradicional, animación stop-motion y una espléndida fotografía aérea.
Su producción se hizo con la mitad de los beneficios que dio 'Nausicaä del Valle del Viento', piedra angular de Ghibli. Dado que, finalmente, su producción se extendió en años y en presupuesto, esto obligó a Miyazaki a realizar 'El castillo en el cielo'. En palabras de Toshio Suzuki: "Si Takahata hubiera realizado su film a tiempo, 'El castillo en el cielo' no existiría'.
En 'La historia de los canales de Yanagawa', Takahata exploró temáticas que se vieron posteriormente dentro de su filmografía animada en Ghibli, como la relación del humano con la naturaleza, el medio ambiente, la industrialización, la nostalgia y el poner en valor al sentimiento de comunidad.
'La tumba de las luciérnagas' (1988)
Y llegó, por fin, el debut de Takahata dentro de Ghibli. Basada en la novela homónima de Akiyuki Nosaka, 'La tumba de las luciérnagas' empieza con una frase que quedará marcada a lo largo de la película: "El día 21 de septiembre de 1945, yo morí". El descenso a la desolación provocada por la II Guerra Mundial y ante la mirada indiferente de la sociedad nipona, eso es lo que les sucede a Seita, un adolescente de 14 años, quien termina cuidando solo a su hermana pequeña, Setsuko, de solo 4 años.
Takahata realizó uno de los relatos más desgarradores que ha producido el cine en sí. Una película tremendamente humana, sin necesidad de artificios, centrándose en la vida de sus dos protagonistas, mostrando fehacientemente las consecuencias más directas de la guerra, con personajes alejados de esa mirada heroica y distante propias del cine hollywoodiense. El cineasta demostró que la animación podía ser tan o más adulta que el cine en imagen real. Una obra maestra del séptimo arte y uno de los largometrajes imprescindibles de Studio Ghibli.
'Ana de las Tejas Verdes: La película' (1989)
Otro intermezzo en su filmografía. Varias series míticas que se produjeron bajo el sello World Masterpierce Theater fueron aprovechadas para ser relanzadas en cines a modo de películas recopilatorias. Pasó con 'Heidi' y 'Marco', que fueron convertidas en trilogías cinematográficas. También con series no dirigidas por Takahata, como 'La abeja Maya' o 'Sonrisas y lágrimas'.
El caso de 'Ana de las Tejas Verdes' es distinto. Y lo es porque la película recopilatoria fue supervisada por el propio Takahata, apareciendo acreditado como director. Fue él quien compiló los seis primeros episodios del anime original y los supo ensamblar, siendo un único estreno en cines, como si de una nueva adaptación se tratase. A ello se suma que fue un film recopilatorio pensado solo para el público japonés. Un estreno exclusivo que ahondó en la mirada única de Takahata y en su cuidado por los detalles hasta por apuestas como esta.
'Recuerdos del ayer' (1991)
El paso del tiempo ha ido poniendo en su sitio a 'Recuerdos del ayer' como una de las mejores películas de Studio Ghibli y uno de sus mejores exponentes del drama costumbrista japonés. Se trata de uno de los mejores exponentes de la reflexión de Takahata sobre la relación del humano con el entorno. También es una muestra de cine adulto, con una protagonista completamente alejada de los cánones Ghibli.
Basada en el manga 'Only Yesterday' de Hotaru Okamoto y Yuko Tone. La protagonista es Taeko, una mujer de 27 años soltera que vive en Tokio y que decide aprovechar sus vacaciones en Yamagata, el pueblo de su cuñado, donde ayuda a su familia política en los cultivos del estío. Este viaje resulta ser también una reflexión sobre lo que desea para su vida. Pocos largometrajes han mostrado tan mimo y delicadeza por los detalles de la propia vida.
A ello se suma una apuesta innovadora por la animación. Dividida en narración del presente y flashback, Takahata apostó por grabar primero las voces y aplicar la técnica de la sincronía labial (habitual en las producciones animadas de Estados Unidos, pero que implican un mayor coste de producción) para las secuencias del presentes, dotadas de una realidad fascinante; mientras que aprovecha la producción convencional del anime para las correspondientes al pasado. La mezcla de estilos resulta deliciosa.
'Pompoko' (1994)
'Pompoko' es la gran tragicomedia de Takahata. En esta ocasión, el cineasta llevaba al cine una idea original propuesta por Miyazaki. Según expone Marta García Villar en el libro 'Mi vecino Miyazaki', ambos cineastas valoraban "la esencia del paisaje japonés como identidad que debe ser preservada". La cinta muestra la realidad social del crecimiento económico de Japón en los años 60. El año 1966, en la ciudad de Tama, situada a las afueras de Tokio, es el escenario que Takahata eligió para narrar su irónica y particular elegía hacia esos tanukis (un tipo de mapache japonés) que 'guerrearon' por una causa perdida: expulsar a la humanidad y volver crear grandes asentamientos naturales para ellos.
Una vez más, Takahata experimentaba con la animación, entremezclando un estilo realista con el diseño de los mapaches, otro en el que los mapaches tienen un aspecto antropomórfico y otro que evoca el clásico estilo Cartoon.
'Mis vecinos los Yamada' (1999)
Tras tres largometrajes muy ambiciosos en lo técnico y en lo narrativo, Takahata optó por dar un giro radical con 'Mis vecinos los Yamada'. Basada en la tira cómica de Hisaishi Ishii, se trata de un retorno a los orígenes, dado que el estilo costumbrista e irreverente enlaza a la cinta con 'Kié, la petite peste', al ser una serie de situaciones cotidianas protagonizadas por una familia de clase media nipona.
Takahata sí que innovó en su estilo visual, apostando por mantener la estética de la tira original. Por ello, se convirtió en la primera película de Ghibli fue pintada completamente por ordenador. El avance tecnológico que supuso 'Mis vecinos los Yamada' sirvió como referente para la que es considerada tanto su obra cumbre como su canto del cisne.
'El cuento de la princesa Kaguya' (2013)
Por supuesto, la obra cumbre y canto del cisne de Isao Takahata fue su último largometraje, 'El cuento de la princesa Kaguya'. Adaptación de la fábula popular del folclore japonés 'El cuento del cortador de bambú', técnicamente supuso una revolución artística, estética y tecnológica para Ghibli. Lejos del detalle, el cineasta convirtió su film en un antiguo lienzo nipón en movimiento. Todo para narrar la majestuosa tragedia de una heroína abocada a la aflicción por ser un ser fuera de este mundo.
'El cuento de la princesa Kaguya' es pura virtud, ambrosía para el paladar cinematográfico, un hermoso mural en movimiento que la erige como la obra absoluta de un maestro que siempre buscó mirar más allá de la técnica. Un ejercicio en el que se ve el arte deleitarse con su propia existencia. Una despedida dolorosa a la par que extraordinaria.