Renée Zellweger decidió abandonar temporalmente el escenario mediático hace ya bastante tiempo. De hecho, la estadounidense ha estado seis años sin deleitarnos con un papel en la gran pantalla. En este sentido, no fueron pocos los que pensaron que la protagonista de 'El diario de Bridget Jones' tenía motivos más que suficientes para desaparecer durante una temporada larga: su evidente metamorfosis facial en 2014 provocó un enorme revuelto decepcionando a más de un fan. Ahora, tiempo después, Zellweger reaparece para contarnos su visión personal de la historia.
La edición británica de julio de Vogue ha sido la responsable del regreso visual de la estadounidense. Pero también del regreso emocional, ya que la publicación ha conseguido una declaraciones tremendamente jugosas. "Encontré el anonimato, así podía intercambiar experiencias con las personas a un nivel más humano y ser vista y escuchada de verdad, sin ser definida por esta imagen que me precede cada vez que entro a una habitación" señala la actriz. Y es que gracias a esta cuestión, la intérprete ha conseguido alcanzar ese nivel de bienestar personal y profesional que tanto anhelaba. "No puedes convertir en buen narrador de historias si no tienes experiencias vitales y no te puedes relacionar con las personas" reconoce la compañera de Tom Cruise en 'Jerry Maguire'.
No obstante, Zellweger ya está lista para reaparecer en nuestras vidas. Y lo hará por la puerta grande: la estadounidense estrena en nuestros cines 'Bridget Jones's Baby'este 10 de septiembre, tercera entrega centrada en el conmovedor personaje que tantas alegrías y buenos momentos nos ha regalado. Eso sí, Zellweger se ha visto obligada a experimentar cambios físicos para volver a dar vida a tan enigmática figura. "He vuelto a poner unos cuantos kilos. También tuve que usar relleno para mis pechos y mi barriga de embarazada. Bridget es una persona con un peso perfectamente normal, nunca he comprendido por qué importa tanto esta cuestión. Cualquier actor no recibiría semejante escrutinio si hiciese lo mismo a la hora de abordar un papel" reconoce la actriz.
Mucho pinchazo
Para muchos, Zellweger cometió el mismo fallo que su amiga y compañera de reparto Nicole Kidman: se volvió adicta a ciertos retoques estéticos que le provocaron la pérdida de expresión facial. En su caso concreto, una intervención en la zona de los ojos tuvo consecuencias un tanto nefastas para aquellos espectadores que quedaron enamorados de su rostro natural e infantil. Renée Zellweger nunca comentó nada negativo a este respecto. Eso sí, no ha tenido reparos a la hora de señalar un aspecto de sí misma que llegó a odiar profundamente: "Llegué a detestar el sonido de mi propia voz: era tiempo de irme y crecer un poco" comenta la actriz.