De 'Depredador' a 'Basic': La filmografía de John McTiernan, uno de los reyes de la acción, de menos a más

Además de su debut, 'Nómadas' es la única película de la filmografía de John McTiernan en la que, además de la dirección, se ocupa en solitario del guion. Una situación que nunca se volvió a repetir posteriormente y que, teniendo en cuenta los fallidos resultados de esta presentación cinematográfica, casi que conviene celebrar. Coronada, para mal, por un desenlace que abraza lo absurdo de manera decidida, en 'Nómadas' no funciona ni la intriga, ni el terror, ni los personajes, ni los golpes de efecto, tratándose así de una propuesta realmente débil a la que cuesta encontrar puntos realmente favorables. Exceptuando la citada 'Rollerball', John McTiernan solamente hizo cosas mejores a partir de este decepcionante primer paso.

Cuando terminas de ver 'Basic', la última película dirigida por John McTiernan, la sensación es similar a la de haber asistido a un truco de magia infinito y algo mareante. Son tantos giros, tan constantes y tan enrevesados que ni siquiera a los amantes de las sorpresas argumentales nos termina compensando. Especialmente si, además, dejas para el final la peor de tus cartas, resolviendo todo de una manera bastante torpe y tramposa. Queda entonces el reconocible pulso del director, sobre todo en el formidable prólogo, la interpretación siempre entregada, aunque breve, de Samuel L. Jackson, un convincente John Travolta y una estupenda Connie Nielsen, lo mejor de la película con diferencia.

Repleta de conflictos durante su rodaje, con tensiones insoportables entre John McTiernan y Michael Crichton, autor de la novela a la que adapta, a la cabeza, 'El guerrero nº 13' es uno de esos trabajos donde puedes ver perfectamente la gran película que podría haber sido y no fue. Se palpa en su desastroso montaje, en su caótica narración y en su acelerón final, lo peor de la película, que estamos ante una cinta en la que terminaron ganando las disputas, los egos y las peleas internas muy por encima de la historia que se quería contar. Una oportunidad perdida que, sin embargo, se las apañaba para no aburrir en ningún momento e incluso entregar momentos de cine de auténtico peso.

Teniendo todo a su favor, presupuesto holgado, gran reparto, buena historia y un John McTiernan recién salido de la magnífica 'La caza del Octubre rojo', 'Los últimos días del Edén' no logró pasar del aprobado justito. Exceptuando la siempre agradecida presencia de Sean Connery y la inolvidable banda sonora de Jerry Goldsmith, una de las mejores de la década de los 90, no había nada especialmente memorable en una cinta que se ve con facilidad, se disfruta con moderación y se olvida con rapidez. Correcta. Y ya.

Elegante en su puesta en escena, inspirada en su confección de la intriga, entretenida de inicio a fin y con una pareja de explosiva química, 'El secreto de Thomas Crown' superaba a su predecesora, 'El caso de Thomas Crown' manteniendo casi intactas sus mismas señas de identidad. Cine adulto narrado de forma clásica, sin prisa pero sin pausa y, sobre todo, con una Rene Russo absolutamente pletórica de inicio a fin. Solamente por su trabajo y presencia magnética en pantalla merece la pena volver a disfrutar (y celebrar) el que es, sin lugar a dudas, otro de los grandes trabajos de la carrera de John McTiernan.

Si a una fórmula cinematográfica prácticamente perfecta le sumas dos talentos de la talla de Samuel L. Jackson y Jeremy Irons, lo normal es que la excelencia aparezca de manera casi inmediata. Por eso, tras la comprensible sensación de reiteración y subrayado de la estupenda 'La jungla 2: Alerta roja', esta tercera entrega elevaba el listón de aquella secuela y construía un espectáculo de acción y comedia de primer nivel. Un logro que corresponde, más allá de a un Bruce Willis mimetizado con su McClane, a John McTiernan, director que regresaba a la saga demostrando un entusiasmo contagioso, un ímpetu capaz de arrasar con todo y una entrega a la que era completamente imposible no sumarse.

Gracias a él, y a un Jackson capaz de robar cada escena con la facilidad de un gigante, 'Jungla de cristal III: La venganza' parecía un cierre perfecto, entretenidísimo, para una saga que, sin embargo, volvería más de una década después con buenas noticias bajo el brazo. En cualquier caso, de haber supuesto un punto y final para McClane, estaríamos ante una despedida impecable.

Solamente un año después del ligero bajón que supuso la correcta 'Los últimos días del Edén', John McTiernan regresó a lo grande (grandísimo) con 'El último gran héroe', auténtico festival cinematográfico protagonizado por un Arnold Schwarzenegger en estado de gracia. Masacrada sin ningún tipo de sentido tras su estreno, aquí tenemos una superproducción modélica desde todos los puntos de vista posibles, una auténtica montaña rusa de acción, diversión, hilarantes referencias y personajes memorables. Una pequeña gran joya de culto.

"Un grupo de mercenarios es contratado por la CIA para rescatar a unos pilotos que han sido apresados por la guerrilla en la selva centroamericana. La misión es un éxito, pero durante el viaje de regreso se dan cuenta de que algo misterioso e invisible está dándoles caza uno a uno. Ese algo resulta ser un cazador alienígena que se queda con las calaveras de sus víctimas como trofeos".

'Depredador', el clásico dirigido por un inspiradísimo John McTiernan a finales de la década de los ochenta, iba de frente desde su mismísima sinopsis. Poca broma, hablamos de testosterona pura y dura explotando en frases lapidarias, acción ruidosa y un clímax final apabullante. Todo tan previsible como efectivo, tan pasado de rosca como solvente, tan ridículo como divertido. Un éxito en toda regla.

Con 'La caza del Octubre rojo' nos dimos cuenta de dos cosas. La primera, que Alec Baldwin no había nacido precisamente para interpretar a Jack Ryan, uno de los personajes más característicos y carismáticos surgidos de la mente de Tom Clancy. La segunda, que Sean Connery necesita pocos minutos para arrebatar la función a cualquiera.

Aunque, bueno, esta última idea ya la teníamos bastante clara en 1990, año en el que se estrenaba esta entretenidísima adaptación cinematográfica de la novela del citado Clancy, estupendamente dirigida por un John McTiernan que se encontraba en el mejor momento de su carrera. Una de esas cintas cien por cien hollywoodienses que, cuando salen bien, se convierten en irresistibles ejercicios palomiteros, parques de atracciones en los que se suceden las escenas espectaculares, una intriga bien equilibrada y un conjunto de intérpretes impecables. Imposible decir no.

Cuando una película con un punto de partida tan 'simple' como la lucha de un policía contra un grupo de terroristas dentro de un rascacielos es capaz de convertirse en un clásico absoluto del cine de acción de manera casi inmediata, pocas cosas más se pueden añadir. Es uno de esos casos que suceden muy de vez en cuando, y de manera aún menos frecuente en este género, en el que todos los elementos encajan a la perfección, en el que todas las escenas resultan divertidas y espectaculares, vibrantes y trepidantes, en el que sus personajes sabes que llegan para quedarse y en el que las agujas del reloj, literalmente, vuelan.

'Jungla de cristal' nos llevó hasta el inolvidable Nakatomi Plaza para que todos soñáramos con ser John McClane, para convertir a Bruce Willis en superestrella de Hollywood, para ofrecer otra clase magistral de interpretación por parte de Alan Rickman y para reinventar el cine de acción desde el mismo vértigo de una explosión siempre abrazada a la carcajada. Sin miedo, vamos a decirlo bien alto una vez más: 'Jungla de cristal' es una de las obras maestras indiscutibles de la década de los 80. Y la mejor película de la trayectoria de John McTiernan.