Entras al cine feliz, con tus palomitas y tu refresco, intentando disfrutar de la película que llevas esperando muchísimo tiempo para ver. Te sientas en tu butaca y pones el móvil el silencio (o mejor, lo apagas) y te empiezas a emocionar con el principio de la película. Ahora sí que vas a desconectar de todo.
Sin embargo, a tu lado comienza a sonar un móvil. Intentas no prestarle atención, pero otro móvil comienza a sonar, alguien comienza a hablar por Whatsapp y la pantalla blanca te distrae, mientras que a otro le suena la alarma del despertador. Intentas relajarte, pero no puedes. ¿Para eso has pagado ese pastizal en la entrada (que todavía te duele el bolsillo)? Menos mal que no eres Hulk (aunque te sientas como él), porque destruirías la sala de cine y a los molestos espectadores en ese momento.
¿Por qué estamos tan viciados al móvil que no podemos desconectar ni las dos horas que dura una película o una función? Esto se pregunta Ricardo Gómez en un artículo en El País. El actor de 'Cuéntame cómo pasó', que ha estado representado la obra 'Rojo' junto a Juan Echanove, afirma que, a pesar de anunciar por los megáfonos que se apaguen, "no ha habido ni una sola función en la que no haya sonado al menos un teléfono móvil. Ni una. Luces que se encienden iluminando el patio de butacas, llamadas, mensajes o alarmas. O todas juntas".
Así, Gómez cuenta cómo preguntó al director por este hecho, al quien ya le resultaba normal y por ello se "sentía triste y decepcionado". El actor aboga por el silencio en el teatro, ya que "es necesario para que todo lo que se intenta transmitir desde el escenario pueda envolver y atrapar a quien está sentado en la butaca".
"¿De verdad hemos llegado al punto de que no podemos estar una o dos horas sin comunicarnos con el mundo exterior?" pregunta el actor al final del artículo. Y la verdad es que hay todo tipo de opiniones, pero una cosa es segura: que, por muy enganchado que estés a tu teléfono (y eso es un problema), dos horas sin mirarlo no te van a matar. Guárdalo en el bolsillo y disfruta de un mundo nuevo que es el teatro y el cine.
Objetivo: La Fiesta del Cine
Pero lo peor está a punto de ocurrir: el 3, 4 y 5 de junio los cines se van a llenar de gente dispuesta a disfrutar por un bajo precio, pero también de mucha gente que va solamente porque cuesta poco y a la que no le interesa lo más mínimo qué película va a ver. "Total, son 3 euros". Ahí sí que vas a llorar.
Por lo tanto, si vas a aprovechar los bajos precios que te permite esta Fiesta del Cine, deja los mensajes a tus amigos y las llamadas de tus compañeros para cuando acabe la película, eso puede esperar. Y, cuando entres en la sala, móvil en silencio y vive la película. Puede que no molestas a los actores, pero sí molestas al resto del público.