Parece que a Robert De Niro no le van tan bien las cosas. A sus 77, el actor dice no atravesar su mejor momento económico, lo que le estaría obligando en los últimos años a no ser tan tiquismiquis a la hora de elegir sus papeles. Según dice, necesita solventar las deudas que tiene con las arcas públicas, a quienes debe ya unos 6,4 millones de dólares en impuestos. A todos estos problemas financieros habría que añadirle la pandemia y el parón en Hollywood, que solo ha contribuido a acrecentar su calvario económico. Y encima, su mujer Grace Hightower le pidió el divorcio tras 21 años de matrimonio en 2018, y desde entonces vive un litigio judicial que solo le ha generado más deudas aún.
El tribunal de Manhattan deberá determinar cuánto deberá pagar De Niro a su mujer. De momento, se organizan a partir de los términos que acordaron en 2004 en un acuerdo prenupcial. Según The Telegraph, el alegato de su abogada Caroline Krauss contra Hightower ha sido bastante duro; su "costoso estilo de vida", según afirma, sería la causa principal que estaría obligando al actor a no parar de trabajar y aceptar cualquier tipo de papel: "El Sr. De Niro tiene 77 años y, aunque ama su oficio, no debería verse obligado a trabajar a este ritmo prodigioso de forma forzosa. ¿Cuándo tendrá la oportunidad de no aceptar todos los proyectos que se le presenten y de no trabajar seis días a la semana, doce horas al día, para poder seguir el ritmo de la sed de Stella McCartney de la Sra. Hightower?", alegaba.
Desde la parte contraria, niegan que el actor esté al borde de la ruina. El abogado de Hightower, Kevin McDonough, acusa a Robert De Niro de estar reduciendo conscientemente sus gastos mensuales (de 375.000 a 100.000 dólares concretamente) para justificar sus problemas económicos. Además, afirma que debe continuar con la obligación pactada entre ambos de mantener a su esposa y a los dos hijos del matrimonio siguiendo el mismo estilo de vida que llevaban cuando estaban casados.
Últimos papeles de De Niro
Robert De Niro continúa siendo toda una leyenda viva de Hollywood y del séptimo arte. Sus míticos papeles le han deparado 8 nominaciones a los Oscar y dos estatuillas por sus encarnaciones de Jake LaMotta y un joven Vito Corleone en 'Toro salvaje' y 'El Padrino: Parte II' respectivamente. Pero durante el último siglo, había llamado la atención cómo el actor dejaba atrás ese tipo de papeles de gánster o tipo duro que caracterizó tanto sus roles, para pasar a hacer comedias más superficiales, y muchas de ellas atizadas por la crítica. 'Dirty Grandpa' o 'En guerra con mi abuelo' son solo algunos ejemplos de ello, y esto vendría a justificar las tesis que quiere reflejar la abogada del actor.
