Poco a poco, España va volviendo a poder salir a la calle. Desde que el Gobierno anunciara el 13 de marzo el segundo estado de alarma de nuestra democracia, causado por la pandemia del coronavirus, el país ha parado todas las actividades económicas no esenciales y que no pudieran llevarse a cabo por la vía del teletrabajo. Eso ha dejado a la industria audiovisual, entre otras muchas, en un parón obligatorio. Hay quienes han seguido editando desde casa (como Santiago Segura, que está ultimando el montaje de 'Padre no hay más que uno 2') y otros han inventado nuevos formatos escritos a contrarreloj y rodados por los actores en sus propios domicilios (como TVE con 'Diarios de la cuarentena' o HBO con 'En casa').
Pero a partir de este lunes, 11 de mayo, algunas localidades españolas entran en la Fase 1 de la desescalada, diseñada para volver a la "nueva normalidad" de una forma segura y evitando que el virus se siga contagiando. Eso quiere decir que algunos rodajes pueden reiniciarse, siempre que estén dentro de las zonas de la Fase 1 y cumplan ciertas condiciones de seguridad e higiene, redactadas en el último BOE y recogidas por Audiovisual451.
El Ministerio de Sanidad ordena que los equipos de trabajo se reduzcan al número imprescindible de personas. Además, establece que en las producciones se deberá mantener la distancia de seguridad entre los trabajadores, que deberán utilizar equipos de protección adecuados. Si la naturaleza del trabajo no permite respetar la distancia interpersonal ni el uso de esos equipos, como es el caso de los actores y actrices mientras graban sus escenas, los responsables del rodaje deberán diseñar medidas de seguridad concretas para cada caso particular siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Por otra parte, todos los platós y espacios de rodaje deberán limpiarse y desinfectarse previamente a su uso. Igualmente así el vestuario, que tiene que ser higienizado antes de que el actor o actriz lo vista. Los equipos de maquillaje y peluquería también deberán utilizar protección y desinfectar los materiales posteriormente al uso.
Todo esto está sobre el papel, pero la industria tiene que trabajar con cohesión y responsabilidad ahora para mantener la seguridad de sus trabajadores. Blanca Suárez demostraba algo de desconfianza e inseguridad hace poco en una entrevista televisiva: "Todavía no tenemos un protocolo cerrado y perfecto. Va a ser complicado", aseguraba la actriz de 'Las chicas del cable'.
Están ya en la fase 1 Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Extremadura, Murcia, todas las islas de Canarias y Baleares, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Una necesaria vuelta al trabajo
Ya desde antes del decreto de estado de alarma la industria del cine y la televisión fue parando poco a poco por seguridad de sus trabajadores. De entre los rodajes que tardaron menos en anunciar su interrupción estaban 'Ilargi Guztiak. Todas las lunas' (protagonizada por Itziar Ituño, quien anunció en redes sociales que había contraído el COVID-19) o 'Competencia oficial', la película protagonizada por Penélope Cruz y Antonio Banderas, y las series 'El Internado: Las Cumbres', 'Amar es para siempre', 'El secreto de Puente Viejo' y 'Veneno', que publicó su primer episodio en Atresplayer como un aperitivo de cara a reiniciar la producción y ultimar los demás capítulos.
Más de dos meses después, productores, distribuidores y exhibidores miran el calendario con impaciencia para volver al trabajo. Los cines (junto con los teatros) no reabrirán sus puertas hasta que la fase 2 llegue a las primeras localidades, y entonces tendrán que hacerlo con un tercio de su aforo. Hasta la fase 3, tan aparentemente lejana aún en zonas como Madrid y Cataluña, no se permitirá que las salas llenen la mitad de su aforo.
Ante este parón y la posible pérdida de público en las salas, el audiovisual español se enfrenta a una de las mayores crisis de su historia. El Gobierno anunció hace poco unas ayudas extraordinarias para aliviar las pérdidas y estimular la vuelta de la producción, pero los próximos años serán duros para una industria que nunca lo ha tenido demasiado fácil.