Aunque la tentación sea definir a Ron Howard como uno de los grandes artesanos de Hollywood en las últimas décadas, lo cierto es que hablamos de un cineasta que no ha necesitado mostrar una personalidad marcada para lograr algunos éxitos de auténtico nivel. Ojo, tanto a nivel comercial como artístico. ¿Artesanía? Cien por cien. ¿Versatilidad? Toda la del mundo.
Y aquí está la calve principal de la trayectoria profesional de Howard, su capacidad para enfrentarse a cualquier tipo de género cinematográfico y caer de pie en la mayoría de casos. A lo largo y ancho de su filmografía, encontramos estupendos trabajos en el terreno del thriller, la aventura, la comedia, el deporte y la política, ejemplo más que contundente del talento de un director que se atreve con todo. Para nuestra suerte.
Por eso, y aunque el orden de este especial nos obligue a empezar señalando sus mayores desastres, lo cierto es que, una vez pasado esos primeros malos tragos, comienzan las buenas noticias, las cuales ganan por goleada a los naufragios. Porque puede que no haya una cantidad abrumadora de obras maestras en su trayectoria, pero está claro que el nivel general de Ron Howard desde que estrenara su primera película como director en el lejanísimo 1977, casi nada, está mucho más cerca de las alturas que del barro.
Ron Howard, de peor a mejor
'Loca escapada a Las Vegas'
No es Ron Howard uno de esos cineastas cuyo debut fue un hallazgo digno de celebración y seguimiento automático de su figura. 'Loca escapada a Las Vegas', cinta en la que también participaba como actor protagonista y guionista, es una de las peores películas de un cineasta carente aquí de todos los aspectos positivos que caracterizaron sus grandes obras posteriores. Comedia sin capacidad para despertar ni una sola risa cómplice, de las carcajadas ni hablamos, 'Loca escapada a Las Vegas' solamente se puede recomendar a las personas con gusto por completar filmografías de determinados directores.
'¡Qué dilema!'
No hace gracia. Ninguno de sus chistes funciona. Sus personajes son odiosos. El ritmo es nulo. El conflicto dramático no daba ni para un cortometraje. Y desaprovecha por completo a Winona Ryder y Jennifer Connely a favor de, atención, Kevin James. '¡Qué dilema!' tiene a Vince Vaughn y pare usted de contar. Un desastre.
'Hillbily, una elegía rural'
¿El mayor triunfo de 'Hillbilly, una elegía rural'? Haber colado a Glenn Close y su (indescriptible) maquillaje entre las nominadas a los Oscar del pasado año. ¿El mayor fracaso de 'Hillbilly, una elegía rural'? Bueno, todo lo demás. Dramón con forma de telefilm de sobremesa en el que cada personaje parece querer ser elegido el más odioso e insoportables de la historia, esta adaptación del libro de J.D. Vance es uno de los puntos más bajos de la carrera de un Ron Howard cuyo interés por lo que está contando parece ser el mismo que el que consigue generar en el público. Es decir, ninguno.
'Inferno'
Algunas personas defendemos 'El código Da Vinci' y gran parte del público celebra el disparate continuo de 'Ángeles y demonios', pero con 'Inferno' es imposible. Todo es rutinario, perezoso y profundamente aburrido en una tercera entrega en la que Ron Howard, contagiado seguramente por Tom Hanks, activa el piloto automático, ofreciendo una dirección tan plana como el resto de elementos de la película. Un fracaso destinado al olvido.
'El Grinch'
Ni los mayores detractores del cine de Ron Howard, ni del propio Jim Carrey, pudieron imaginar el desastre que fue 'El Grinch'. El personaje, creado por el imprescindible Dr. Seuss, era un auténtico bombón que merecía una película a su altura, pero ni Howard ni Carrey consiguieron encontrar el tono, el ritmo y la capacidad para maravillar a los espectadores con ninguna de sus decisiones. Visualmente está más cerca de lo hortera que de lo encantador y el sentido del humor brilla por su ausencia. Y casi mejor así, porque en las pocas ocasiones en las que se intenta provocar la carcajada, el error es total.
'Han Solo: Una historia de Star Wars'
Un desastre. Solamente así se puede catalogar a 'Han Solo: Una historia de Star Wars', la peor de las entregas recientes del universo 'Star Wars' junto a la también caótica 'Star Wars: El Ascenso de Skywalker'. Aunque en la cinta de J.J. Abrams, por lo menos, había algo de espectacularidad y nervio cinematográfico, dos elementos invisibles en esta propuesta de un Ron Howard absolutamente perdido entre lo que quiere, puede y debe hacer. Bostezos a la velocidad de la luz.
'Pisa a fondo'
Y a la tercera...fue la fallida. Después de firmar una comedia romántica estupenda ('Un, dos, tres...Splash') y una de las cintas más interesantes y emocionantes de su trayectoria ('Cocoon'), Ron Howard bajaba el nivel con 'Pisa a fondo', una propuesta bastante anodina a la que solamente salvaba su solvente puesta en escena y un Michael Keaton en modo recital. Una interpretación que salvaba a la película del desastre pero que no bastaba para situarla como clara obra menor dentro de la carrera de Howard.
'Dulce hogar...¡a veces!'
¿Cómo gestionar un éxito tan abrumador como el logrado con 'Willow'? Llamando a un genio, Steve Martin, y dirigiendo una comedia para toda la familia diseñada a su medida exacta. No hay nada memorable en 'Dulce hogar...¡a veces!', puede que alguno de los gags de su tramo central, pero estamos ante un pasatiempo simpático que se ve con agrado en todo momento. Ninguno de sus principales responsables parecía querer alcanzar otro objetivo que no fuera ese, así que, bueno, todos contentos.
'Un horizonte muy lejano'
Ron Howard intentando rozar los talones del mismísimo John Ford. Ahí se sitúa el eje central de 'Un horizonte muy lejano', melodrama romántico ambientado en la Irlanda de 1892 donde Tom Cruise y Nicole Kidman reinciden en su extraña pero inconfundible química. Dirigida por un Howard en eterna búsqueda del clasicismo grandioso y, bueno, empalagoso, la cinta se sostiene exclusivamente por su acabado visual, tan elegante como honesto y consecuente con sus objetivos, y dos intensas interpretaciones a la altura de las ambiciosas circunstancias. De esta forma, el resultado final es irregular, sí, pero igualmente disfrutable en su ausencia total de perfección.
'Desapariciones'
'Desapariciones' es uno de los westerns más extraños, fallidos y, al mismo tiempo, interesantes estrenados en los últimos años. Con un referente tan imbatible como 'Centauros del desierto', en pie, Ron Howard se adentra en un género por el que se nota que siente un cariño y una admiración real, creando imágenes de una belleza abrumadora a las que, por desgracia, no acompaña una historia estiradísima en el tiempo. No, tener dos finales no ayuda en nada, especialmente si el primero es modélico y el segundo un epílogo sin noción de la mesura. Entre el todo y la nada, el acierto y el error, lo clásico y lo que nace viejo, así vive 'Desapariciones'.
'El código Da Vinci'
Vale, lo del peinado de Tom Hanks no se puede justificar, pero ya va siendo hora de que los pocos que defendemos la adaptación a la gran pantalla de 'El código Da Vinci' levantemos la voz. Acribillada sin piedad por la crítica tras su estreno, la película de Ron Howard mantenía satisfactoriamente la tensión y el entretenimiento constante de la novela original, aunque también seguían ahí sus decisiones argumentales más arbitrarias y cuestionables, dando forma a una propuesta palomitera que, pese a sus irregularidades, se situaba cómodamente en el terreno del notable.
'Ángeles y demonios'
Tras firmar la mejor película de su carrera profesional, 'El desafío: Frost contra Nixon', Ron Howard volvía al universo de Dan Brown con 'Ángeles y demonios', secuela de la injustamente denostada 'El código Da Vinci'. Y quizá por esas críticas tan negativas obtenidas con la primera entrega, esta continuación contó con una mayor simpatía por parte de una crítica que, al igual que el público, agradeció la apuesta del cineasta por el disparate, el exceso y lo directamente ridículo. Todo en 'Ángeles y demonios' es un circo, pero ahí reside la mayor de sus gracias. Y de sus virtudes.
'Turno de noche'
Aunque solamente sea por presentar en sociedad a un actor tan maravilloso como Michael Keaton, 'Turno de noche' ya merece un buen puesto en este especial. Pero es que, además, estamos ante una comedia muy divertida en la que cada disparate suma puntos extra en la búsqueda de la ansiada carcajada. Lejos de ser una propuesta menor, 'Turno de noche' se sitúa como uno de los primeros trabajos realmente interesantes de la trayectoria profesional de Ron Howard.
'En el corazón del mar'
Aunque siga siendo incomprensible su decisión de apostar por una de las fotografías más feas vistas en una pantalla en los últimos años, Ron Howard continúo con su buena racha tras la memorable 'Rush' entregando esta estupenda 'En el corazón del mar'. Adaptación de la novela de Nathaniel Philbrick, nos encontramos ante una aventura a la vieja usanza que combinaba de manera más que correcta una serie de elementos fundamentales para el triunfo como son un magnífico reparto, grandes escenas de acción, una espectacularidad bien medida y, sobre todo, una dirección que se sitúa entre lo más destacado de su responsable. Una pequeña joya escondida dentro de la filmografía de Howard.
'Rescate'
Tras el sabor agridulce que dejó 'Apolo 13' en términos relacionados con premios, Ron Howard decidió abrazar el thriller más trepidante y comercial con 'Rescate', propuesta protagonizada por un entregadísimo Mel Gibson con la que repitió éxito de público y crítica. Triunfo merecido para una película con nervio, espectacularidad e intriga que, además, se dejaba lo mejor para un clímax final de auténtico vértigo.
'Llamaradas'
Muy pocas veces se ha visto un fuego tan abrasador, tangible, terrorífico y fiero como en 'Llamaradas', una de las propuestas más espectaculares de Ron Howard. Y de las más satisfactorias. Equilibrando con inteligencia la espectacularidad visual, el drama humano y la tensión asfixiante, el cineasta demuestra su talento para hacer frente a cualquier tipo de reto y salir airoso casi siempre. Una experiencia más que una simple película.
'EDtv'
El principal y único problema que tuvo 'EDtv' fue estrenarse pocos meses después de 'El show de Truman', obra maestra de Peter Weir con la que coincidía en más de un punto argumental. Sin embargo, más allá de ser una propuesta profundamente inferior, no conviene ignorar a la primera esta cinta adelantada a su tiempo en el fondo y compacta en su forma. Protagonizada por un pletórico Matthew McConaughey y un hilarante Woody Harrelson, 'EDtv' es una comedia con dosis extra de mala leche que termina convenciendo a base de veneno, carcajadas y humor negro.
'Un, dos, tres...Splash'
Desde la química total de Tom Hanks y Daryl Hannah hasta el tono perfecto que consigue Ron Howard a lo largo y ancho de toda la cinta, 'Un, dos, tres...Splash' divierte, entretiene y emociona sin reservas. Más allá de ser una revisión de 'La sirenita', la cinta de 1984 se convirtió en uno de los grandes éxitos comerciales de la década y continúa siendo hoy un pequeño clásico familiar que sigue asegurando un rato de cine tan sencillo como eficaz.
'Cocoon'
Tras alcanzar su primer gran éxito en la taquilla con la simpática 'Un, dos, tres... Splash', con la que recaudó más de 69 millones de dólares solamente en Estados Unidos, Ron Howard se entregó en cuerpo y alma a 'Coccon', pequeña joya de culto en la que un grupo de ancianos que viven en una residencia descubren la fuente de la eterna juventud.
Un punto de partida que puede sonar ridículo pero que el director estadounidense enfoca desde la ternura y el cariño total hacia sus encantadores personajes, otorgando a la película una capacidad para la emoción que, a priori, no se esperaba. Un trabajo de orfebrería que desprende una sencillez y humildad cautivadora y que, varias décadas más tardes desde su estreno, sigue siendo una de las propuestas más interesantes y entrañable en la carrera del director. Conviene rescatarla más a menudo.
'Cinderella Man'
Puede ser casualidad o no, pero lo cierto es que pocos directores se han encontrado tan cómodos, y han obtenido resultados tan positivos, como Ron Howard en el siempre peligroso terreno de las películas basadas en hechos reales. En esta ocasión, y tras probar suerte en el género western con la curiosa 'Desapariciones', el cineasta se acerca en 'Cinderella Man' a la historia de James J. Braddock, un boxeador retirado que decide volver al cuadrilátero en plena época de la Gran Depresión para salvar a su familia de una situación bastante delicada.
Acompañado de nuevo por un estupendo Russell Crowe, y con Paul Giamatti robando planos a diestro y siniestro, Howard entrega un drama visualmente impecable, rodado con sabiduría, sin estridencias, siempre jugando sobre seguro y anclado en una zona tan saludable como el clasicismo bien entendido. Una película a la que es realmente complicado encontrarle un 'pero'. Ni falta que hace.
'Detrás de la noticia (The Paper)'
Con Michael Keaton, Marisa Tomei, Glenn Close y Robert Duvall al frente, y pasándoselo en grande, mal se tenía que dar para que 'Detrás de la noticia (The Paper)' no funcionara a un nivel notable. Y efectivamente, esta historia coral en la que el periodismo juega un papel fundamental, menuda maravilla esa redacción de The New York Sun, es uno de los grandes triunfos artísticos de Ron Howard, cineasta que se suma encantado a esta fiesta aportando un talento especial a la hora de generar un ritmo admirable de inicio a fin, manejando a la perfección a todos y cada uno de los personajes. Una propuesta infalible a la que el paso del tiempo no ha afectado ni una pizca.
'Una mente maravillosa'
Y al fin, los Oscar. Era cuestión de tiempo que un cineasta como Ron Howard terminara con las estatuillas de Mejor director y Mejor película en sus manos. Algunas más, otras menos, pero todas sus propuestas, o la inmensa mayoría de ellas, son de un academicismo evidente, pulcras y alejadas de riesgos que pudieran poner en serio peligro a la taquilla y al gusto del espectador que va al cine en ocasiones contadas. Así, gracias a la biografía de John Forbes Nash, Howard planteaba un sólido drama con puntuales toques de thriller psicológico que desprendía un aroma a estatuilla que, en sus mejores momentos, lograba un impacto emocional muy potente.
'Willow'
A pesar de que quedaban solamente dos años para que la década de los 80 dijera adiós, Hollywood tenía todavía fuerzas para plantar unos cuantos clásicos generacionales. Entre ellos, 'Willow' fue uno de los más destacados, esencialmente por lo inesperado de su éxito entre todo tipo de espectadores. Y es que, este cuento medieval de George Lucas ambientado en un universo de brujas, hechizos y princesas se ajustaba a la perfección a Ron Howard quien entregaba una dirección tan apasionado como cómplice con el género.
La película, lejos de ser el éxito esperado en taquilla, en la que se enfrentaba nada más y nada menos que a La Mejor Película Familiar De La Historia, 'E.T., el extraterrestre', consiguió su salvación económica gracias al vídeo doméstico, convirtiéndose en una de esas cintas que siempre estaban alquiladas en el videoclub más cercano. Pese al empeño de sus múltiples fans, 'Willow' nunca ha tenido esa secuela tan esperada, algo de lo que aún no nos hemos librado cien por cien pero que, de momento, nos sirve para seguir disfrutando sin miedo de una aventura para toda la familia llena de encanto.
'Apolo 13'
Durante muchos, muchísimos meses en la carrera hacia el Oscar a Mejor Película del año 1995, 'Apolo 13' parecía la gran favorita, un rival imbatible que, además, contaba con el respaldo de los tres gremios más importantes de la industria: SAG (Actores), PGA (Productores) y DGA (Directores). Sin embargo, algo extraño ocurrió en la última etapa, en el último giro, haciendo que la Academia terminara rendida ante 'Braveheart', la cual era, por otra parte, mucho superior. De esta forma, la película de Howard, que tenía todos los elementos para alzarse con el triunfo, terminó conformándose con dos tristes estatuillas: Mejor sonido y Mejor montaje, pobre balance final.
Pero, más allá de los premios, 'Apolo 13' continúa siendo hoy otro ejemplo de lo que es, sencillamente, una buena película comercial. Pese a estar rodeada de cursilería, la visión cinematográfica que aporta el cineasta a la misión espacial que tuvo al mundo entero en vilo en 1970 tiene todos los elementos necesarios para agradar al espectador, emoción, suspense y acción bien medida. No hay nada memorable en ella, pero no deja de ser un producto notable en todos sus apartados.
'Rush'
Tras caer a uno de los puntos más bajos de su carrera con la lamentable comedia '¡Qué dilema!', Ron Howard nos pilló a todos desprevenidos, por desgracia a la Academia también, con 'Rush', fabulosa adaptación a la gran pantalla de la apasionante relación entre los pilotos de fórmula 1 James Hunt y Niki Lauda. Una trepidante película en la que el director se metía de lleno en una historia repleta de emoción, competitividad, drama, éxitos y fracasos, lanzándonos en medio de vibrantes carreras que nunca dejaban de pisar el acelerador.
Pocas veces se ha visto a Ron Howard tan acertado en sus movimientos de cámara, pocas veces una de sus propuestas ha transmitido tanto cine en cada una de sus escenas, pocas veces se ha reflejado con tanta contundencia y talento el universo que rodea este deporte y que, al mismo tiempo, forma parte esencial de su naturaleza. Una de las cimas indiscutibles de su carrera.
'El desafío: Frost contra Nixon'
Hay que decirlo cuanto antes y eso que dejamos resuelto desde el principio: 'El desafío: Frost contra Nixon' es la mejor película de la carrera de Ron Howard. Y con diferencia. Tras reventar taquillas de todo el mundo y recibir las peores críticas de su carrera con la adaptación cinematográfica de 'El código Da Vinci', Howard se lanzó de lleno a una de esas historias que, sea en el formato que sea y la descubras en el momento en el que la descubras, consigue ser automáticamente apasionante. Tras mantener un silencio de tres años desde su salida de la Casa Blanca, Richard Nixon concedió una entrevista en 1977 para hablar sobre su mandato y, claro, analizar el caso Watergate.
La cuestión es que el periodista escogido, David Frost, era la opción menos obvia y más sorprendente de todas las posibilidades, entendiendo que lo que buscaba el ex presidente era un contrincante lo más asequible posible. Sin embargo, el comunicador británico puso contra las cuerdas a Nixon hasta llevarlo al extremo de la disculpa. Un acontecimiento histórico que, primero, se convirtió en obra de teatro de la mano de Peter Morgan y que, finalmente, se elevó a las alturas gracias a Ron Howard. Todo en su película está narrado con nervio, genio, inteligencia. Una propuesta que se devora, que arrasa con las expectativas, que convierte a Howard en una especie de Frost, alguien de quien en ese momento no se esperaba gran cosa y que, finalmente, se alzó con una victoria (cinematográfica) de las que marcan una carrera.