Warner Bros. está realizando un gran esfuerzo para construir su universo compartido de superhéroes a partir de las propiedades de DC comics que posee. Su competencia más directa, Disney con su universo cinematográfico Marvel, de momento le lleva la delantera en cuanto a recepción crítica y rendimiento en taquilla, pero parece que por el momento Warner Bros. no piensa ni remotamente en tirar la toalla. Su última apuesta, 'Escuadrón Suicida', no puede considerarse un fracaso, pero ha sido mayoritariamente calificada de fallida por la crítica y aún está muy lejos de los mayores taquillazos de Marvel. ¿Dónde reside el problema de las películas DC de Warner Bros.?
Muchos han querido señalar a Zack Snyder como la causa principal del problema. El director conocido por su exuberante estilo visual ejerce funciones de productor en muchas de las futuras películas del estudio, como 'Wonder Woman' o 'La Liga de la Justicia', además ha dirigido una de las películas que más división de opiniones ha generado en los últimos años: 'Batman v Superman: El amanecer de la Justicia'. Si algo se le puede reconocer a esta película es su capacidad para polarizar radicalmente las opiniones vertidas sobre ella. Generalmente el público la ama perdidamente o la odia con todas sus fuerzas.
A la espera de que Snyder pueda demostrar definitivamente su valía como director en 'La Liga de la Justicia', parece que lo más inteligente es que el director ceda el testigo en la tarea de afrontar la dirección de 'El hombre de acero 2', secuela que fue confirmada recientemente por la productora. Si Warner Bros. efectivamente tiene planes serios de llevar a cabo esta secuela lo más probable es que ya esté barajando diferentes nombres de directores de cine a los que les puedan asignar el trabajo.
Movieweb se ha hecho eco de una publicación aparecida recientemente en Reddit en la que se facilita una lista de nombres que supuestamente está siendo utilizada por Warner Bros. para encontrar al director de la futura secuela. Esta información debe ser tratada como lo que es, un rumor, pero los nombres ofrecidos en la lista son tan interesantes y se antojan tan convenientes para hacerse cargo de semejante proyecto que no sorprendería que finalmente Warner se decantase por uno de ellos.
De todos ellos el que más ha llamado la atención ha sido el de J.J. Abrams, dado su actual prestigio en la industria del cine. El director de 'Super 8' fue el responsable de reiniciar la saga 'Star Wars' con la sobresaliente 'El despertar de la fuerza', saliendo airoso del complicado reto al que se enfrentaba. Cuesta imaginar que el director y productor quiera ponerse a trabajar bajo la supervisión de Zack Snyder, pero desde luego se entendería muy bien el interés de Abrams en aportar su personal visión a uno de los personajes más míticos de la cultura popular.
Doug Liman y Edgar Wright también suenan como posibles candidatos
Pero no ha sido J.J. Abrams el único que ha aparecido en esta lista, junto a él también están los prestigiosos Doug Liman ('Al filo del mañana') y Edgar Wright ('Scott Pilgrim contra el mundo'). De los dos el que suena más adecuado es Liman, dada su experiencia en cintas de acción, si bien es cierto que su nombre todavía está asociado a 'Gambito', la película de superhéroes protagonizada por Channing Tatum que no termina de arrancar en Fox.
Por otra parte sería muy curioso si finalmente deciden escoger a Edgar Wright, el director que a priori suena menos indicado, dado que ya estuvo asociado con Marvel en la realización de 'Ant-Man', proyecto en el que trabajó hasta que un poco antes del comienzo del rodaje fue sustituido por Peyton Reed. De igual manera, el estilo esencialmente cómico y socarrón de Wright puede que no sintonice demasiado con el tono grave y solemne de las últimas producciones del universo cinematográfico de DC. ¿Qué os parecen estos realizadores como posibles candidatos a dirigir 'El hombre de acero 2'? ¿A cuál de ellos le daríais el trabajo?
Las claves del cine de J.J. Abrams
Nostalgia
Mirar al pasado es uno de los ejercicios más presentes en la obra de Abrams. No consiste en observar y quedarse embobado con los triunfos del ayer, sino adaptarlos a las posibilidades del presente, intentar que el espectador conecte con su niño interior, fascinado ante el aluvión de cine que le cae encima. Muchas veces, especialmente en los últimos años, se le ha etiquetado como mero transmisor de esencias clásicas, un renovador alejado de la innovación, una fotocopiadora sin mayor interés que repetir paso por paso triunfos ajenos. Sin embargo, en cada una de sus películas encontramos una honesta y sincera demostración de amor a las películas que marcaron su educación cinematográfica.
Por poner el ejemplo más evidente, Abrams rindió con 'Super 8' uno de los homenajes más maravillosos jamás realizados al legado Amblin y a la figura de Spielberg. Injustamente tratada por todos aquellos que, curiosamente, esperaban un nuevo 'E.T.' o 'Los Goonies', el director compuso una sinfonía de entretenimiento perfectamente medido, de ritmo impecable, con el mejor conjunto de actores infantiles vistos en mucho tiempo y con un manejo del género deslumbrante. Una carta de amor al cine con el que creció y del que aprendió. Un agradecimiento en modo de película. ¿Nostalgia? Claro, pero bien entendida.
Permanente resurrección
En 2009, no se puede decir que la saga de 'Star Trek' estuviera, precisamente, en su mejor momento. Por supuesto, todavía quedaban auténticos fanáticos que la defendían como la obra de entretenimiento definitiva, pero la mayoría del público la recordaba levemente o, simplemente, se había olvidado de ella. Ante la duda de si había alguien con capacidad para resucitar la Enterprise, surgió un nombre: J.J. Abrams. Y funcionó mucho más de lo que se podía esperar.
La mayoría de trekkies salivaron con el lavado de cara que el cineasta le dio a la saga mientras que el resto de público, entre los que me incluyo, se encontraron con una de las cintas de aventuras más redondas de los últimos años. Cuatro años más tarde, el director repitió triunfo con 'Star Trek: En la oscuridad', pese a que el resultado final no terminó de dejarle satisfecho. La autocrítica está bien, pero Abrams puede estar más que satisfecho con sus dos parques de atracciones interestelares que funcionan como un reloj suizo, festivales de acción trepidante y espectáculo para TODO tipo de público, sea o no fan de la franquicia. Visto lo visto, el teléfono volvió a sonar y una voz al otro lado le ofreció cambiar a Spock por Han Solo. Un reto más grande y más peligroso. Abrams no dudó.
Despertando a la fuerza
Hay propuestas que marcan una carrera. Puede que una vida. Y la oportunidad que se le puso encima de la mesa a J.J. Abrams a la hora de dirigir 'Star Wars: El despertar de la fuerza', es una de ellas. Sin lugar a dudas. Realizando un ejercicio algo pretencioso, nos metemos en la mente de cualquier director y la respuesta más evidente es SÍ, SÍ, SÍ. Pero hay que pensar en las consecuencias. Incluso para el creador absoluto de una de las obras esenciales del entretenimiento cinematográfico, George Lucas, su última trilogía, es decir, los episodios I, II Y III, han terminado siendo una losa más que pesada. Pero Abrams tenía la clave para que todo funcionara. Tocar lo justo, regresar a la esencia y proponer un viaje en el que todos, los que conocen todos y cada uno de los personajes de la saga y aquellos que veían por primera vez esos títulos de crédito perdiéndose en el espacio, se aseguraran un viaje inolvidable. Y lo consiguió.
Muchos se han encargado de criticar a esta nueva entrega basándose en su naturaleza de remake encubierto, algo que, pese a la evidencia de sus múltiples homenajes a la trilogía inicial, no deja de ser un argumento algo superficial. Abrams, tipo inteligente, regresa a los orígenes para dar forma a un artefacto de entretenimiento perfecto, empeñado en recuperar lo que hizo grande a los primeros capítulos de la saga. Los héroes inesperados, el misterio alrededor de un villano que es todo carisma, los golpes de humor, responsabilidad directa de los personajes secundarios, y por encima de todo, la capacidad de capturar el sentido de la aventura y la maravilla. Algo más de dos horas que pasan en un suspiro, convertidas en una atracción cinematográfica en la que el fan de toda la vida sentirá que ha regresado a casa, mientras que las nuevas generaciones encontrarán más de decena de excusas para interesarse por el legado galáctico. Una película que era un truco a vida o muerte. Salió la primera.
Misterios Abrams
Bad Robot, la productora que dirige J.J. Abrams, fundada en 1998, es una de las mayores factorías de blockbusters de los últimos años. A las últimas entregas de las sagas de 'Star Trek', 'Star Wars' o 'Misión Imposible', franquicia que el director se encargó de revitalizar con una estupenda tercera entrega, hay que sumarles productos televisivos que cambiaron la historia de la pequeña pantalla. Con 'Perdidos' a la cabeza, no podemos olvidarnos de 'Alias' o 'Fringe', dos propuestas que conviene reivindicar con insistencia. Propuestas distintas entre sí que, más allá de su formato, encontraban en el misterio su punto de encuentro esencial. Porque nadie maneja mejor las expectativas que Abrams y los suyos. Sus campañas de marketing, siempre efectivas, consiguen captar el interés del espectador a través de una fórmula tan sencilla como la de enseñar lo mínimo e intentar que todas las sorpresas se desvelen cuando uno esté sentado en la butaca o en su sofá.
El ejemplo más significativo lo encontramos en 'Monstruoso', cuya campaña de promoción supuso toda una revolución viral que tuvo como principal consecuencia una taquilla mucho más abultada de lo esperada. Una respuesta mucho más meritoria que la del resto de sus compañeras de productora, ya que en esta ocasión no había una gran saga detrás. Una situación que se ha repetido este año con el estreno de su secuela 'Calle Colverfield 10', otra espléndida cinta de ciencia ficción e intriga incesante. Al igual que la inmensa mayoría de propuestas que nos llegan a través de Bad Robot, todo era novedad, misterio y cuestiones por resolver. Tres efectos que llevaron a millones de espectadores a la sala de cine para dar respuestas a sus incógnitas. Y sí, ya lo sé, muchas veces esa ha sido la cruz de Abrams, no aportar todas las respuestas o que las que se nos den no sean del todo satisfactorias. Pero ese es el juego que aceptamos, con sus consecuencias.
Giacchino
Si hablamos de elementos comunes en toda la obra de J.J. Abrams, uno de los más especiales y positivos es el de la participación de Michael Giacchino como responsable de todas las bandas sonoras de sus películas, exceptuando la última entrega galáctica. John Williams es John Williams. Pero, salvo esa infidelidad justificada, el compositor estadounidense ha demostrado entender a la perfección las distintas propuestas del director, acompañando sus imágenes con alguna de las bandas sonoras más deslumbrantes de los últimos años. Porque, volviendo a los paralelismos más evidentes entre Abrams y Spielberg, Giacchino se ha convertido en el auténtico heredero de Williams, un autor capaz de mezclar el espectáculo y la sensibilidad de la manera más artesanal posible.
La épica a través de la sencillez. Parece sencillo, pero no lo es. Es muy complicado, por no decir imposible, abandonar una sala de cine después de haber visto una película de Abrams sin tararear alguna de las composiciones de Giacchino. Una capacidad innata para emocionar al espectador, fundirse en las imágenes, aparecer sin subrayar, recalcar la sensibilidad sin recargar ni manipular. Una unión que encontró su cima en 'Super 8', el mejor trabajo conjunto hasta la fecha de dos artistas que, observándose en el espejo de dos gigantes, continúan disfrutando de su amistad en una permanente búsqueda por la belleza.
Acero azul
Ok, no se puede escribir un especial sobre las claves del cine de J.J. Abrams sin mencionar sus destellos de lente. En palabras del director: "Sé que fastidio mucho con eso. Pero hay veces cuando estoy trabajando en una toma que pienso: 'Oh, esto molaría tanto con un destello de lente. Pero estaba enseñándole a mi mujer un corte inicial de 'Star Trek: En la oscuridad' y había una escena donde ella dijo literalmente algo así como: 'No puedo ver lo que está pasando, simplemente no entiendo lo que es'. Y entonces yo pensé: 'Sí, se me ha ido la cabeza con esto. Asumir que eres un adicto es el primer paso para la rehabilitación'.
Viendo 'Star Wars: El despertar de la Fuerza', hemos comprobado que su enfermedad está mucho más controlada. En cualquier caso, no lo dudéis, si un día veis una película con esta factura visual, estará dirigida por J.J. Abrams. O por un impostor.
Hacer fácil lo difícil
¿A qué me refiero cuando hablo de hacer que parezca fácil lo que no es? A tener atrapado al espectador sin opción al más mínimo despiste o bostezo, rendir homenaje a sus influencias y a su propia obra, construir un artefacto cinematográfico que lleve al éxtasis de manera clásica y, al mismo tiempo, profundamente contemporánea. Por que, tomar caviar en un restaurante cinco estrellas siempre estará más valorado que devorar un helado en un parque de atracciones, pero, a veces, se pasa mejor en el segundo de los casos. Y no son pocas las ocasiones en las que a Abrams le ha tocado bailar con la más fea, teniendo que hacer el trabajo sucio para que otros se encontraran el escenario en perfectas condiciones. Y lo ha hecho con dignidad, inteligencia y altísimas dosis de talento.
Por cerrar el círculo en el que se ha basado este especial a la hora de analizar las claves de su cine, diremos que a Abrams todavía le falta mucho para ser Spielberg. Pero también diremos que, muchas veces, parece que el alumno se acerca peligrosamente al Maestro. Y no tengamos miedo a admitirlo, después de todo, no es más que una gran noticia. Pocos, muy pocos cineastas en el Hollywood actual facturan gran cine de entretenimiento como lo hace Abrams. Gran cine de espectáculo. Gran cine, a secas.