Poco o nada importa que lleve tiempo sin ofrecer una película e interpretación realmente memorables, hace tiempo que Russell Crowe es una de las estrellas más respetadas, queridas y admiradas del codiciado firmamento de Hollywood. Un talento que ha dejado para la posteridad un buen número de clásicos contemporáneos que, si nos continúan entusiasmando tanto todavía hoy, es en gran parte gracias a su abrumadora presencia.
¿Queréis ejemplos? Ahí van unos cuantos que, por las limitaciones temporales que conlleva este especial, no analizaremos en profundidad: 'El dilema (The Insider)', 'L.A. Confidential', 'Rápida y mortal', 'Nosotros dos' y 'Romper Stomper'. Cinco sobresalientes propuestas en las que el intérprete neozelandés reinaba con la aparente sencillez de los gigantes.
En lo que respecta al siglo XXI, Russell Crowe ha tenido momentos sobresalientes y decepciones profundas, trazando así un recorrido irregular en el que, eso sí, brillan con una luz especial sus triunfos incontestables. Porque son en ellos donde encontramos a ese actor de raza que tantas veces ha justificado el precio de una entrada y que, ni una duda, volverá a conquistarnos con fuerza más pronto que tarde. Confianza plena.
Russell Crowe en el siglo XXI, de menos a más
'El hombre de los puños de hierro'
Un despropósito de inicio a fin con el que solamente parecen pasárselo bien sus responsables. Se entiende y valora su intención de rendir homenaje a un modelo de cine muy concreto con sus buenas dosis de gore, artes marciales, humor gamberro y guiños al Quentin Tarantino más exagerado, pero nada funciona en 'El hombre de los puños de hierro'. Y eso, claro, incluye a un reparto al que Russell Crowe intenta aportar algo de carisma. Spoiler: no lo consigue.
'Cuento de invierno'
¿El mayor y único mérito real de 'Cuento de invierno'? Desperdiciar por completo a un reparto con Russell Crowe, Colin Farrell, Jennifer Connelly, William Hurt, Eva Marie Saint y Will Smith, entre otros. Corred en la dirección contraria a este despropósito.
'De padres a hijas'
De golpe lacrimógeno a golpe lacrimógeno y bostezo porque me toca. 'De padres a hijas' no es solamente una de las peores películas de Russell Crowe en este siglo XXI, con amplia diferencia del resto, sino uno de los trabajos más decepcionantes de toda su trayectoria. No hay nada que salvar aquí.
'La forja de un campeón'
Para que os hagáis una idea del impacto que ha tenido 'La forja de un campeón' en la trayectoria de Russell Crowe, hablamos de una película que se estrenó el pasado año y ya hoy nadie recuerda. Es lo que tiene presentar una propuesta tan carente de energía, alma, emoción o algo mínimamente parecido a nervio cinematográfico. Se ve, se escucha y se olvida de inmediato.
'Yo me encargo de la cerveza'
Una de las peores cosas que tiene la decepcionante 'Yo me encargo de la cerveza', y son muchas y variadas, es lo poco que Russell Crowe aparece en ella. Y es que, teniendo en cuenta que no hay prácticamente nada que funcione en la película de Peter Farrelly, por lo menos hubiera sido algo positivo disfrutar de la presencia del actor neozelandés más allá de la anécdota.
'Thor: Love and Thunder'
Si saben cómo se pone ¿pa' qué seguir invitando a Taika Waititi? Tras el brutal éxito de la (fallida) 'Thor: Ragnarok', el cineasta se encontró con carta blanca para poner en marcha una nueva ración de la tontería casi constante, el chiste permanente, el confeti visual y los secundarios insoportables. Exceptuando su buen arranque, algunos momentos oscuros y un villano más o menos apañado, 'Thor: Love and Thunder' no va mucho más allá de la broma tontorrona e intrascendente. Y no hay nada que lo ejemplifique de manera más rotunda que la bochornosa aparición de Russell Crowe como Zeus.
'Tenderness'
Pese a contar con una duración ajustada y no andarse demasiado por las ramas, 'Tenderness' es un thriller más fallido que correcto. Una historia contada, escrita e interpretada con el piloto automático activado, especialmente evidente en un Russell Crowe que parece estar desconectado en todo momento de lo que sucede a su alrededor. Un desinterés que, por desgracia, traspasa la pantalla y se contagia sin remedio.
'La momia'
Si todos y cada uno de sus responsables, con Tom Cruise y Russell Crowe a la cabeza, actúan como si nunca hubiera pasado, ¿por qué nosotros íbamos a esforzarnos en recordar 'La momia'? Un merecido fracaso.
'El maestro del agua'
Aunque las crítica parecen apuntar lo contrario, ojalá 'Poker Face', su segundo trabajo como director, ofrezca cosas más interesantes que 'El maestro del agua', debut de Russell Crowe detrás de la cámara. Ya desde sus horribles títulos de créditos iniciales, esta historia de aventuras sin épica y romance sin emoción es un quiero y no puedo constante por parte de un Crowe que se muestra mucho más inspirado en lo que tiene que ver con la interpretación. Y eso que no estamos, ni mucho menos, ante una de sus actuaciones más inspiradas.
'El Hombre de Acero'
Mucho, infinito, ruido y pocas, poquísimas, nueces. Hasta en el título, 'El Hombre de Acero', se ven las costuras de un mastodonte cinematográfico ansioso por demostrar, desde su inicio y hasta el final, su grandeza, su inmensa grandeza. A falta de ideas, subir el volumen. A falta de novedades, aumentar las explosiones. A falta de personalidad, aumentar los golpes. Y así durante 143 minutos interminables. Todo lo que se ve en 'El Hombre de Acero' ya se ha visto antes. Y mucho mejor. El error real y mortal de la película está en su guion, un batiburrillo de influencias y referentes, ajenos y propios, sin ningún tipo de ritmo narrativo. Una manera de contar la historia desordenada, un cúmulo de tópicos que no se pueden justificar y un reparto desganado donde ni siquiera Russell Crowe puede (quiere) ofrecer algo interesante.
'Un buen año'
Hay ocasiones en las que es preferible ser serio antes que divertido. Especialmente si no tienes ninguna gracia. Ridley Scott decidió probar suerte en la comedia 'clásica' (multiplicad las comillas) y le salió el tiro por la culata. 'Un buen año', su reencuentro con Russel Crowe seis años después de 'Gladiator', tiene perdón si lo entendemos como un pasatiempo ligero y sin mayor preocupación que la de hacer pasar un rato agradable al espectador. Y aun así tendríamos que hacer un extra de esfuerzo benevolente.
Porque nada funciona en esta adaptación de la novela de Peter Mayle con la que ambos, director y actor, se pagaron unas vacaciones de ensueño en Provenza a las que invitaron a una Marion Cotillard totalmente perdida. Ni siquiera ella es capaz de levantar el ánimo de una historia obsesionada con transitar por todos los tópicos y lugares comunes, una decisión convertida en desastre especialmente en sus momentos 'slapstick'.
'La trama'
Un James Gray de marca blanca. Así podríamos definir 'La trama', una de esas películas que tienen todo a su favor, especialmente en lo que respecta al reparto, pero que no logra atraparte en ningún momento. ¿El principal culpable? Allen Hughes y su planísima dirección, principal motivo de desconexión con una película de ritmo apesadumbrado y cansado al que solamente salvan las notables interpretaciones de Russell Crowe y el siempre eficaz Jeffrey Wright.
'Noé'
Si hablamos de sensaciones, la que nos invade tras los 138 minutos de 'Noé' es, irremediablemente, la de la decepción, más por lo que pudo haber sido que por lo que realmente terminó siendo. La película de Darren Aronofsky hasta la fecha puede aportar algo de reflexión sobre la moralidad y la ética frente a las creencias totales y enfermizas, servir como análisis actual de lo poco que hemos evolucionado, ser una crítica hacia el ser humano, subrayando sus aspectos más oscuros pero, por encima de todo eso, prefiere ser una cinta de aventuras destinada a la pura evasión.
Y es una decisión totalmente respetable, sin duda, pero uno, a los cineastas a los que admira con razones de peso, siempre les debe pedir algo más. Tenemos acción espectacular, un reparto correcto al que Russell Crowe aporta un carisma a prueba de balas y hasta el tradicional discurso épico bajo la lluvia, pero en contra nos quedamos sin riesgo, sin originalidad, sin ideas nuevas, radicales, diferentes. Sumamos un superhéroe, un villano del todo a cien y nos quedamos sin escenas ni momentos para el recuerdo. Tenemos un diluvio y nos quedamos sin tierra firme. Tenemos un blockbuster al uso. Nos quedamos sin Aronofsky.
'Prueba de vida'
Aunque en su momento fue injustamente masacrada por gran parte de la crítica, 'Prueba de vida' no deja de ser (y funcionar) como un entretenimiento solvente protagonizado por dos estrellas entregadas a la causa. Dirigida con el oficio característico de Taylor Hackford, esta historia de amor con sus buenas dosis de acción y suspense se sostenía sobre los hombros de Russell Crowe y Meg Ryan, quienes conseguían mantener la atención del público con la única ayuda de su presencia. No es gran cosa, desde luego, pero está muy lejos del tremendo fracaso que muchos se empeñaron en señalar en su momento.
'Los próximos tres días'
Remake de la francesa 'Cruzando el límite', 'Los próximos tres días' es uno de esos ejemplos de thriller solvente y entretenido que, sin llegar en ningún momento a resultar excepcionales, consiguen mantenerte interesado frente a la pantalla de inicio a fin. Un logro del que tiene gran parte de culpa la interpretación de Russell Crowe, quien pone toda la carne en el asador para que conectes con su personaje y quieras seguirle sin descanso. Solamente por él, y por un clímax final realmente logrado, merece la pena el visionado.
'La verdadera historia de la banda de Kelly'
Pasó injustamente desapercibida en su estreno, pero 'La verdadera historia de la banda de Kelly' es una de las propuestas más interesantes de los últimos años profesionales de Russell Crowe. Una historia con la que se nota que el actor conecta de un modo especial, proporcionando así una interpretación más que notable que se sitúa a la altura del resto de elementos que le acompañan. Un trabajo y película que conviene rescatar y celebrar con más entusiasmo siempre que tengamos oportunidad.
'Salvaje'
De acuerdo, es un refrito de otras propuestas similares que todos recordamos, con la maravillosa 'El diablo sobre ruedas' a la cabeza, pero 'Salvaje' funciona al máximo de sus (humildes) posibilidades. Poco más de noventa minutos que pasan como un suspiro y que encuentran en la mirada aterradora y desafiante de un inmenso Russell Crowe la más destacada de sus virtudes.
'Cinderella Man'
Tras arrasar en los Oscar con 'Una mente maravillosa', Russell Crowe y el director Ron Howard repetían jugada y, bueno, intenciones, con 'Cinderella Man', la historia real de James J. Braddock, un boxeador retirado que decide volver al cuadrilátero en plena época de la Gran Depresión para salvar a su familia de una situación bastante delicada. Sin embargo, la taquilla y la Academia no se mostraron tan entusiastas en esta ocasión, algo que terminó lastrando sus expectativas de rascar algo en la temporada de premios.
Un mal menor para una cinta que, liderada por un maravilloso Crowe, el cual se muestra especialmente inspirado en los momentos más emotivos de la cinta, y con Paul Giamatti robando planos a diestro y siniestro, termina entregando un drama visualmente impecable, rodado e interpretado con sabiduría, sin estridencias, siempre jugando sobre seguro, anclado en una zona tan saludable como el clasicismo bien entendido. El Hollywood más reconocible.
'Robin Hood'
'Robin Hood' supuso la cuarta colaboración consecutiva entre Ridley Scott y Russell Crowe después de la decepcionante 'Un buen año', la notabilísima 'Red de mentiras' y la soberbia 'American Gangster'. ¿Muestras de cansancio? Ni una pizca. De acuerdo, todo aquí suena a 'Gladiator' en los bosques de Nottingham, una fórmula que tiene tanto de previsible como de satisfactoria, pero el entretenimiento es constante, el reparto está entregado a la causa, la historia es fascinante y, sobre todo, la acción es tan espectacular que quita el aliento.
No hay riesgo en el horizonte, sino un cineasta y un actor que, tras muchos años trabajando juntos, tienen claro lo que quieren y la forma en la que quieren conseguirlo. Maltratada en el momento de su estreno, esta revisión del legendario 'Robin Hood' sigue mereciendo una nueva oportunidad. Y muchos más aplausos.
'Identidad borrada'
Dentro de la última etapa profesional de Russell Crowe, 'Identidad borrada' juega el injusto papel de patito feo. Y es que, motivado principalmente por sus lamentables resultados en taquilla, la cinta dirigida por el también actor Joel Edgerton pasó desapercibida para, bueno, prácticamente todo el mundo. Una indiferencia general que no se merece este notable drama donde el actor interpreta a uno de esos personajes secundarios tan fuertes como memorables. Una propuesta compleja que se sumerge en temas realmente espinosos y que, ojalá, reciba la atención y el respeto que se merece con el paso del tiempo.
'La sombra del poder'
Tras una nueva colaboración con Ridley Scott en la notable 'Red de mentiras', Russell Crowe volvía al thriller con 'La sombra del poder', brillante adaptación a la gran pantalla de la miniserie homónima emitida en la BBC. Dirigida con un envidiable sentido del ritmo por Kevin Macdonald, esta historia de intriga periodística y política se servía de un guion medido al milímetro, una elegante y efectiva puesta en escena y, sobre todo, un magnífico reparto para elevarse frente a otras propuestas de corte similar mucho más cercanas a la rutina y el tópico.
Crowe, por su parte, lidera a un conjunto de intérpretes cinco estrellas con convicción y sobriedad, manteniendo siempre el tipo y subrayando la entrañable integridad profesional y humana de su personaje. Otro trabajo sobresaliente en su cuenta.
'Red de mentiras'
Tras firmar una de las obras maestras más contundentes de su trayectoria, 'American Gangster', con la que además se había resarcido a lo grande de la (muy) fallida 'Un buen año', Ridley Scott volvía a contar con Russell Crowe para terminar de decantar la balanza. Afortunadamente, el resultado fue más que positivo.
Y es que, pese a no alcanzar la excelencia de sus mejores trabajos, 'Red de mentiras' cumplía con creces en su evidente condición de blockbuster de acción protagonizado por dos de las estrellas más imponentes del firmamento de Hollywood, el citado Crowe y un estupendo Leonardo DiCaprio, y destinado a entretener al público sin descanso a lo largo y ancho de 130 minutos que nunca pesan más de la cuenta. Una meta tan clara como cumplida.
'El tren de las 3:10'
Una de las imágenes más característica y emocionantes de ese maravilloso género cinematográfico llamado western es la de un tren cualquiera llegando a un pueblo cualquiera que espera con mezcla de expectación e incomodidad a sus nuevos habitantes. En ese sentido, si echamos la vista atrás, hasta el año 2007 exactamente, nos encontramos con 'El tren de las 3:10', remake de la estupenda película homónima de 1957 protagonizada por Glenn Ford, en un papel que heredaba en esta ocasión un perfectamente comedido Russell Crowe, en la que un hombre en una situación económica desesperada, gran Christian Bale, se presta como voluntario para acompañar a un peligroso forajido hasta el pueblo donde debe coger ese tren de hora marcada que le lleve hacia su final.
El destino sobre raíles, la puerta hacia la soledad y el dolor, el horizonte marcado por el miedo y representado por un imponente vehículo que es, dependiendo de los ojos con los que lo mira cada personaje, salvación y condena. No es uno de los grandes western de los últimos años, pero está más cerca del sobresaliente que del aprobado justo. Y gran parte de culpa la tiene su inmenso dúo protagonista.
'Una mente maravillosa'
Su trabajo en 'Una mente maravillosa' supuso la tercera nominación consecutiva al Oscar para Russel Crowe. Casi nada. De hecho, puestos a entrar de lleno en el terreno de la hipótesis, su derrota a favor de Denzel Washington por 'Training Day (Día de entrenamiento)' apunta más a la tradicional reticencia de la Academia por entregar dos estatuillas seguidas que por deméritos de Crowe.
Y es que, a la hora de hablar del valor artístico de este biopic de manual dirigido con la solvencia característica de Ron Howard, es imposible no ensalzar como elemento diferenciador el inconmensurable trabajo del actor, auténtico motor, músculo y corazón de la cinta. En un papel en el que, sin lugar a dudas, muchos compañeros de oficio hubieran ofrecido un festival del exceso, Crowe aporta la medida justa en todos los aspectos, calculando a la perfección el uso de sus recursos interpretativos. Talento en estado puro.
'Dos buenos tipos'
'Dos buenos tipos', una de las mejores películas de esa extraña mezcla de guionista superestrella y director maldito llamado Shane Black, es, en sí misma, una sorpresa constante. Una propuesta explosiva y repleta de buenas ideas donde se mezclan con bastante gracia 'Boogie Nights', 'Puro Vicio', 'Arma Letal' o, claro, 'Kiss Kiss Bang Bang', la (todavía hoy) cinta más redonda de Black. Influencias, cuidado, no comparaciones.
Afortunadamente, lejos de lamentarnos por la tragedia de este explosivo cóctel, toca celebrar por todo lo alto sus aciertos, resumidos muchos de ellos en el reencuentro con un Russell Crowe en plena forma y el descubrimiento absoluto que supone Ryan Gosling como artefacto cómico de primer nivel. La sorpresa dentro de la sorpresa, el as que eleva a 'Dos buenos tipos' al notable. Un entretenimiento brillante en sus mejores momentos, inteligente en su manejo de la intriga y, por encima de todo, muy divertida. Una vieja y conocida melodía interpretada con talento y entusiasmo.
'Los miserables'
La adaptación cinematográfica de 'Los miserables', uno de los musicales más importantes de la historia de Broadway, basado a su vez en una de las novelas más importantes de la historia de la literatura, lo tenía todo, absolutamente todo, para ser perfecta. Por supuesto, no lo fue. Pero, maldita sea, sigue siendo imposible no emocionarse con canciones tan inmensas, personajes tan conmovedores e instantes de épica tan brutales.
El director Tom Hooper no puedo, o mejor dicho, no supo controlar un monstruo de estas dimensiones, pero el reparto, incluyendo un injustamente criticado Russell Crowe, terminó elevando a sobresaliente una función que ya partía con el notable bajo el brazo gracias a la imponente música de Claude-Michel Schönberg, una de las cimas indiscutibles dentro del género. De acuerdo, Broadway y los primeros planos nunca se han llevado bien, pero uno tiene que perdonar (casi) todo con monumentos de la talla de 'I dreamed a drem', 'One day more' o 'Do You Hear the People Sing?'.
'American Gangster'
La grandeza de 'American Gangster', la cual, por cierto, conviene subrayar con mayor frecuencia, es el resultado de la suma de varios factores:
- Un guion espléndido.
- Un montaje excepcional.
- Una dirección sobresaliente firmada por Ridley Scott.
- Denzel Washington en permanente estado de gracia.
- Russell Crowe al máximo de su potencial.
De esta forma se consiguen casi 160 minutos de cine de altísima calidad, que atrapa, impacta y entretiene con la misma envidiable facilidad.
'Master and Commander: Al otro lado del mundo'
Si la entrega de la medalla de oro a La Mejor Aventura del Siglo XXI dependiera de la crítica, tendríamos una ganadora segura: 'Master and Commander: Al otro lado del mundo'. Una joya repleta de clasicismo dirigida por el imprescindible Peter Weir, entregado en cuerpo y alma a la elaboración de una película que recogiera el eco de las propuestas más lúdicas del cine náutico sin dejar de aportar una impresionante profundidad psicológica y dramática a sus personajes.
De esta forma, Russell Crowe y Paul Bettany, impecables en cada una de sus escenas, tanto individuales como compartidas, protagonizan una amistad repleta de matices y duelos al sol del océano que cautivan por su combinación de fuerza y delicadeza, infierno y calma, tempestad y paz. 'Master and Commander: Al otro lado del mundo' es una gran película de aventuras, sí, pero también es mucho más. Y uno no se cansa de intentar descubrir cada uno de sus rincones.
'Gladiator'
Pocos podían pensar que la década de los 2000 se inauguraría con la resurrección del péplum. De nuevo, y sin previo aviso, llegaba a la cartelera una película de romanos, gladiadores que se juegan la vida en la arena, traiciones susurradas, puñaladas por la espalda y dedos hacia abajo que indican malas noticias. La taquilla se volvió loca, los críticos también y hasta los Oscar se dejaron contagiar por 'Gladiator', un trabajo que, puestos a fomentar la resurrección, sirvió para volver a inyectar vida a la carrera de Ridley Scott.
Una historia de venganza épica hasta decir basta, un protagonista antológico, Máximo, un intérprete en el mejor momento de su carrera, Russell Crowe, quien terminó llevándose la estatuilla a Mejor actor por su sobresaliente trabajo, y un cineasta que, al fin, volvía a mostrar algunas de sus mejores virtudes. Una combinación perfecta.