Ryan Reynolds y Blake Lively llevan ya 10 años saliendo y casi, casi 9 de casados, pero se ve que son una pareja de costumbres y llevan ya toda una década celebrando la misma cita. Según compartió la actriz en sus redes sociales, el pasado 31 de julio volvieron una vez más a O Ya, el restaurante de sushi en Boston donde quedaron por primer vez: "Si no fuera por este lugar. No estaríamos juntos. No es broma", escribió Lively en el Story de de Instagram: "Ningún restaurante significa más para nosotros".
Un plan emotivo y romántico del que también se hizo eco Reynolds en su propia cuenta con un selfie de los dos frente al restaurante que tuvo que volver a subir porque había cometido un error fatal: "La publico de nuevo porque corté los preciosos pendientes de mi esposa y me ha entrenado para hacerlo mejor. Lo siento si he decepcionado a alguien".
Couple goals
Lively siguió subiendo stories de la cocina del lugar, del menú y otra imagen, la que ves sobre este párrafo, donde enseña los looks completos de ambos ella con un vestido blanco con botones y lunares y sandalias y él con camisa de manga corta con flechas rojas bordadas, pantalones grises y zapatillas color canela. "10 años después todavía salimos a nuestra primera cita. Pero con zapatos más cómodos", añade la actriz de 'Gossip Girl'. Reynolds y Lively se conocieron en 2010 en el rodaje de 'Green Lantern (Linterna Verde)'. Comenzaron a salir un año después y se casaron en septiembre de 2012. Ahora la pareja tiene tres hijas llamadas James, Inez y Betty, de 21 meses.
Sobre la primera cita entre ambos, fue el protagonista de 'Deadpool' el que contó en el podcast SmartLess cómo fue realmente aquella noche: "Conocí a Blake en el pliegue más oscuro del ano del universo llamado 'Linterna Verde'. Nos hicimos amigos y aproximadamente un año y medio después tuvimos una cita doble, pero estábamos saliendo con personas distintas". Reynolds añadió que solían pasar el rato juntos y que siempre se mantuvieron en contacto aunque fuese casualmente: "Me enteré que iba a Boston y yo también iba a Boston así que le dije «bueno, me voy contigo». Nos subimos al tren e hicimos el viaje juntos y yo estaba rogando que se acostase conmigo". Describió la conexión entre ambos como "sacada de un cuento de hadas" y tan solo una semana después ya estaba pensando en que deberían comprarse una casa juntos. Lo hicieron y el resto es historia, una con mucho amor.