En el lejano 1992, dos años antes de reventar sin piedad las taquillas de todo el mundo con la estupenda y siempre infravalorada 'Independence Day', el bueno Roland Emmerich daba el salto al cine estadounidense con 'Soldado universal'. Y aunque es cierto que no llegaba, ni mucho menos, a las cotas de espectacularidad (y excesos) de sus siguientes superproducciones, aquí ya apostaba por un modelo de acción explosiva, sudorosa y apasionada incluso en las estupideces que poblaban su guion.
Y es que, por más que uno le guarde mucho cariño, esta primera entrega, en términos estrictamente argumentales, no dejaba de ser una tontería mayúscula que, eso sí, servía como la más perfecta de las excusas para justificar el derroche de golpes, persecuciones y tiroteos. Emmerich, plenamente consciente de la oportunidad, lo aprovechaba al máximo. Y su protagonista, Jean-Claude Van Damme, todavía más.
Lástima que las inevitables secuelas (muy) pocas veces alcanzaran el listón al que dieron forma los mejores momentos de esta primera entrega, conformando así una saga reservada exclusivamente a los amantes de la acción más disparatada y, por supuesto, del citado Van Damme. Ojo, no son pocos.
La saga completa de 'Soldado universal', de menos a más
'Soldado universal: El retorno'
'Soldado universal: El retorno', estrenada siete años después de su exitosa primera entrega, supone un modelo de secuela tan tópica como efectiva. Es decir, más de lo mismo, tocando lo justo para argumentar un regreso y cediendo todo el peso sobre los hombros de un Jean-Claude Van Damme al que se le notaba demasiado lo poco que le interesaba estar metido de nuevo en estas aventuras. ¿Se deja ver? Sí. ¿Aporta algo nuevo a la saga? Un par de escenas de acción más o menos apañadas. ¿Es la más floja de las secuelas? Afirmativo.
'Soldado Universal 4: El día del juicio final'
Vuelve la combinación Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren: vuelve la fiesta. No hay ningún aspecto cinematográfico realmente memorable en 'Soldado Universal 4: El día del juicio final', pero desprende una energía tan particular y, en cierto modo, nostálgica que termina convenciendo a base de pasado, puño, sangre y recuerdos. Una firme secuela que roza los talones de 'Soldado universal: Regeneración' y que supera ampliamente a 'Soldado universal: El retorno'.
'Soldado universal: Regeneración'
Nadie esperaba nada bueno de 'Soldado universal: Regeneración', tercera entrega de la saga que fue estrenada una década después de 'Soldado universal: El retorno', pero, sorpresas te da la vida, nos encontramos ante la mejor secuela de este particular universo cinematográfico. Aunque solamente sea por el entusiasmo que le ponen todos sus responsables, con el director John Hyams y Jean-Claude Van Damme a la cabeza, la película funciona como más que pasable espectáculo de acción, sumando una saludable autoconsciencia de sus propias limitaciones. Sabe lo que el público busca y se lo entrega de manera convincente. Visto lo visto, oye, un éxito.
'Soldado universal'
A una película que se llama 'Soldado universal' y está protagonizada por Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren, lo único que le puedes exigir es acción potente y el menor número de bostezos posibles. Y eso es justo lo que consigue Roland Emmerich. Espectáculo palomitero tan previsible como efectivo, tan intrascendente como entretenido, tan funcional como solvente. Resumiendo: 'Soldado universal' es exactamente el tipo de película que parece. Y siempre es mejor un aprobado que un suspenso irreparable.