En su día, Samuel L. Jackson se presentó al casting de 'Reservoir Dogs'. Y no dio la talla. ¿Por qué? Según relata el actor, cuando acudió a la audición ni siquiera conocía al ahora autor de culto. Corría el año 1991 y Jackson acababa de hacer un pequeño papel en 'Fiebre Salvaje' (Spike Lee). Llegó a la entrevista con las líneas de guión aprendidas de memoria y esperando encontrarse con Tim Roth y Harvey Keitel para leerlas junto a ellos.
Sin embargo, y tal como cuenta el actor a Vulture, allí solo había dos chicos, desconocidos y jocosos, para darle las réplicas. Los dos tipos, bromistas y excéntricos, eran el productor Lawrence Bender y el propio Tarantino, y ni siquiera se sabían sus líneas de guión. Entonces, ¿Jackson lo hizo mal en la audición? Ni siquiera él podría decirlo. Quizá sí lo hiciese bien, piensa, pero con lo que desde luego no pudo lidiar fue con la supuesta incompetencia de aquellos dos tipos. No supo manejar la situación. Y eso es lo que, precisa y supuestamente, hizo tomar a Tarantino la decisión de rechazarlo.
El manager de Jackson ya le había advertido con anterioridad de que su principal problema eran sus expectativas de que el resto de actores estuvieran tan preparados como él. Tal vez, después de aquella primera experiencia con el que a día de hoy es no solo su jefe, sino también un buen amigo, Jackson aprendió la lección. Ya han pasado 24 años de aquello, pero cuando el actor vuelve a rememorarlo no puede evitar hablar así del cineasta: "Es un hijo de puta entrañable, no el hijo de puta corriente.... ¡Qué coño, maldito hijo de puta!".
Me quedo con tu cara
Pese a aquel desencuentro inicial, Tarantino sí supo reconocer en Jackson a un potencial intérprete para sus exquisitos personajes. Y no tardó en hacérselo saber al actor. Cuando ambos se encontraron en Cannes en 1992, Tarantino informó a Jackson de que estaba escribiendo algo nuevo con él en mente. Dos semanas más tarde, el actor recibió el guión de 'Pulp Fiction', obra maestra que encumbraría a ambos en sus distintas pero tan cercanas facetas artísticas.
Nadie duda hoy que Jackson hubiera aportado algo especial, identitario, a aquel primer film de Tarantino. Aun así, sin él, la película es toda una obra de culto. Sencillamente, no era lo que el genial realizador buscaba para aquel papel (queda en el aire a quién hubiera interpretado Jackson). Sirva esta anécdota para ejemplificar cuán claras tenía las cosas Quentin ya por entonces... ¡como para rechazar a Samuel L. Jackson!
