A sus 24 años, Saoirse Ronan ya cuenta con tres nominaciones al Oscar (y las que quedan) y el cariño, respeto y admiración del público y la crítica, dos entes mucho más cercanos, por costumbre, a la búsqueda del defecto que a la celebración de las virtudes. Sin embargo, hablamos de una actriz que siempre pone las cosas fáciles para terminar mereciendo una ovación cerrada, conquistando desde esa mezcla de ternura y fuerza, de inseguridad y contundencia, de heridas abiertas y cicatrices quemadas, que han marcado a la gran mayoría de sus personajes.
Un conjunto de creaciones entre las cuales es imposible encontrar alguna que no desprenda esa capacidad innata para deslumbrar que tiene Ronan, cautivando desde la sencillez y la naturalidad, consiguiendo transmitir fuerza y vulnerabilidad a partes iguales. Estamos frente a una actriz que es, en definitiva, parte clave del presente y el futuro de Hollywood. Y tenemos la sensación de que, a pesar de contar con una filmografía tan extensa como interesante, lo mejor está por llegar.
A lo largo de este especial, analizamos todos y cada uno de los pasos cinematográficos que ha ido dando la actriz desde que comenzara su carrera, ordenándolos de menos acertado a más inolvidable. En cualquier caso, conviene subrayar que, a pesar de que algunas de estas películas no han estado a la altura, Saoirse Ronan siempre ha conseguido mantenerse en pie, firme incluso ante los errores más evidentes. Una intérprete que se ha ganado, con creces, que depositemos en ella toda nuestra confianza. No nos fallará.
Saoirse Ronan, de peor a mejor
'The Host (La huésped)'
Lo más doloroso de 'The Host (La huésped)', y está repleta de sufrimientos para el espectador, es ver a Saoirse Ronan, una de las mejores actrices de su generación, haciendo el ridículo más absoluto en este auténtico despropósito.
Basada en la novela de Stephenie Meyer, que parece que no ha tenido suficiente creando la saga 'Crepúsculo', la película supone el punto más bajo en la carrera de la intérprete y el hundimiento definitivo de Andrew Niccol, director que comenzó deslumbrando con la excelente 'Gattaca' y que terminó metido de lleno en esta historia de extraterrestres campesinos, conversaciones mentales imposibles y algunos de los diálogos más vergonzosos que se han escuchado en un cine en mucho tiempo. Casi que uno prefiere volver a ver una nueva secuela de Bella Swan y Edward Cullen antes que sufrir una vez más este horror. Cuidado con eso.
'Stockholm, Pennsylvania'
'Stockholm, Pennsylvania', el debut cinematográfico de la guionista y directora Nikole Beckwith, tuvo la terrible suerte de estrenarse el mismo año que la fantástica 'La habitación', película con la que compartía más de una decena de puntos en común. Las comparaciones, claro, son inevitables en este caso y, en esa lucha a vida o muerte, gana sin discusión la maravillosa cinta de Lenny Abrahamson, mucho más compacta, profunda y emotiva.
A su lado, la propuesta de Beckwith queda como algo excesivamente cercano al telefilm, más arriesgado quizá en su resolución de la historia, pero más acomodado en los tics habituales de este tipo de drama. Sin embargo, si 'La habitación', contaba con una inolvidable y oscarizada interpretación de Brie Larson, 'Stockholm, Pennsylvania' también estaba liderada por una actriz en permanente estado de gracia, una Saoirse Ronan que coloca el nudo en la garganta y golpea el estómago con suma facilidad. Un trabajo asombroso en una película muy menor dentro de su trayectoria.
'Lost River'
El debut como director de Ryan Gosling es una de esas propuestas que no admiten tonalidades grises. 'Lost River' se ama o se odia, sin término medio ni demasiada opción a la duda. Y es que, más allá de sus múltiples influencias/referencias/fuentes de plagio, esta historia sórdida y callejera, deprimente y claustrofóbica, carece de una personalidad definida, algo que se puede interpretar como comprensible al tratarse de una ópera prima, pero sabe extraer oro de su reparto.
Ahí está Saoirse Ronan para demostrarlo. Sobre el papel, su personaje es un secundario dibujado sin pizca de sutileza, fuente de ecos ya escuchados y en mejores versiones, pero, en pantalla, la actriz irradia una fuerza apabullante, capturando la esencia de ese universo destartalado y repleto de heridas sin cerrar. Una de las grandes virtudes de un río perdido que, sin ser el desastre que muchos críticos vendieron tras su estreno, se queda a medio camino de casi todo.
'Byzantium'
Aplaudido regreso al género del terror por parte del director Neil Jordan, responsable de una filmografía tan imprevisible como irregular, 'Byzantium' focalizaba todo el atractivo de su propuesta en dos rostros, dos cuerpos y dos nombres: Saoirse Ronan y Gemma Arterton. El problema es que, más allá de ellas, pocos elementos de interés quedaban en una cinta ensimismada, aburrida, carente de fuerza y energía.
Por faltar, falta hasta sangre en sus venas. Por su parte, las dos protagonistas tratan de elevar 'Byzantium' hacia otro lugar, aportando detalles interpretativos muy astutos e interesantes que, sin embargo, Jordan decide obviar a favor del tópico vampiresco. No es 'Crespúculo', ni mucho menos, pero las expectativas se quedaron muy lejos de ser cumplidas.
'City of Ember: En busca de la luz'
Durante un buen primer tramo, 'City of Ember: En busca de la luz' conquista desde lo visual gracias a un diseño de producción asombroso y capaz de introducir al espectador en este universo tan deudor de Jean-Pierre Jeunet como de Charles Dickens sin opción a la réplica. El problema llega cuando el conjunto decae hasta quedar condensada en un parque de atracciones visto una y mil veces. Perdido el asombro, solamente queda un ligero entretenimiento al que Saoirse Ronan aporta toda la dulzura y corazón posible, brillando con especial intensidad entre todo el (estupendo) reparto. Una actriz capaz de mantener la luz encendida en momentos de plena oscuridad narrativa.
'Mi vida ahora'
En comparación con 'The Host (La huésped)', la otra película que Saoirse Ronan estrenó en aquel lejano 2013, 'Mi vida ahora' vendría a ser algo parecido a 'El Padrino'. Sin embargo, si analizamos la película dirigida por Kevin Macdonald de manera individual, lo que nos encontramos es una propuesta herida de muerte en el momento en el que su historia entra en el terreno del tópico romance adolescente lleno de miradas cómplices, silencios que hablan y miraditas en medio del horror.
Y es una pena, porque hasta que ese punto de inflexión sucede, 'Mi vida ahora' mantiene un ritmo, un tono y una precisión narrativa más que interesantes, capturando al espectador sin servirse de demasiadas trampas. Ayuda de forma definitiva Saoirse Ronan, situada de nuevo muy por encima del resto de elementos que la acompañan, capaz de hacernos creer que su personaje va más allá del lugar común, aunque no sea así. Su interpretación es de esas que parecen sencillas, casi rutinarias, pero, si uno observa con atención, puede descubrir al instante a una actriz en plena ebullición.
'Camino a la libertad'
'Camino a la libertad', adaptación de la novela de Slavomir Rawicz dirigida por Peter Weir, quien volvía a demostrar por enésima vez su dimensión de cineasta impecable, se sirve de un reparto coral para profundizar en los sentimientos más profundamente relacionados con la supervivencia, la constancia y la esperanza depositada en un camino mejor.
Una poesía literaria disfrazada de prosa densa y compleja que, en el talento de intérpretes como Saoirse Ronan, termina dinamitando por una cuestión de pura entrega y dedicación. Una propuesta de corte clásico que mereció mucha más suerte en su paso por las carteleras, pero que, al menos por el bien del caso que nos ocupa, sirvió para que Ronan sumara otra excelente película a su currículum.
'El Gran Hotel Budapest'
Apartando el hermetismo de sus primeros trabajos, Wes Anderson ha ido dejando que la ternura, la delicadeza, la sensibilidad, la melancolía y el romanticismo se colara poco a poco en su cine, combinándose a la perfección con una factura técnica alabada con toda justificación, un diseño de producción apabullante y un sentido para el despliegue visual basado en el perfeccionismo obsesivo por el detalle. En esta ocasión, pese a su apariencia de película en busca de la evasión pura y dura, que lo es, 'El Gran Hotel Budapest' supuso un paso más en su profundidad dramática, tejiendo, detrás del homenaje a la aventura clásica, una maravillosa tela de araña en la que caen capturadas reflexiones sobre la amistad y el paso del tiempo llenas de inspiración y nostalgia.
Todo contado con gracia, ritmo imparable, secuencias inolvidables y personajes repletos de carisma que necesitan poco más que un gesto para ganarse al respetable. Ayudaba, de nuevo, un reparto entregado y mimetizado con la propuesta, repleto de nombres ilustres entre los que destacaba la fascinante mirada de una Saoirse Ronan que necesitaba lo mínimo para quedarse a vivir en nuestra memoria cinéfila.
'The Lovely Bones'
Tras pasar a la historia del cine con su trilogía de 'El Señor de los Anillos', auténtica cumbre del cine épico de aventuras, y recibir un inmerecido varapalo con su maravillosa revisión de 'King Kong', una de esas obras maestras incomprendidas, Peter Jackson decidió aminorar la marcha y acercarse a un modelo de cine más pequeño y particular, fuertemente ligado a sus inicios, con 'The Lovely Bones'. No le salió bien.
Adaptando una estupenda novela de Alice Sebold, el director no conseguía encontrar el equilibrio entre el thriller dramático, oscuro y asfixiante, y la ensoñación paradisíaca de colores chillones y melodías empalagosas, lo que terminaba dando forma a una propuesta tremendamente irregular. Sin embargo, ahí estaba Saoirse Ronan para justificar el precio de la entrada con una interpretación repleta de ternura, inocencia, desolación y emotividad, controlada y precisa, detallista y delicada. Ella era, de lejos, lo mejor de 'The Lovely Bones'. Y ahora es el único motivo por el que volver a verla.
'Violet & Daisy'
Primera y única película hasta la fecha de Geoffrey Fletcher, ganador del Oscar a Mejor Guion Adaptado en 2009 por 'Precious', 'Violet & Daisy' se desmarca entre la numerosa competencia como uno de los tesoros más interesantes escondidos dentro de la filmografía de Saoirse Ronan.
Con un prólogo que anticipa una propuesta cercana a Tarantino o Besson, esta historia de dos adolescentes dedicadas al asesinato múltiple como forma de vida y fuente de ingresos tarda bien poco en mutar su piel hasta convertirse, de manera bastante evidente, en un drama de descubrimientos internos, saltos al mundo adulto, amistades perdidas y segundas oportunidades. Un cambio de tono que, sin embargo, funciona de manera notable gracias a un trío de interpretaciones de auténtico nivel: Alexis Bledel, James Gandolfini y la citada Ronan. Tres trabajos modélicos, inspirados y emocionantes de una manera tan extraña como decisiva.
'Hanna'
Cuatro años después de su primer trabajo conjunto, 'Expiación: más allá de la pasión', el estupendo cineasta Joe Wright y Saoirse Ronan volvían a unir fuerzas con 'Hannah', un thriller empapado de hielo, sangre y princesas caídas. Transformada por arte de magia y talento de su director en un deslumbrante espectáculo visual que deja a propuestas similares como, por ejemplo, la reciente 'Gorrión rojo' en poco menos que una broma, esta historia de pulso calmado, tensa los músculos y desencaja las mandíbulas con algunas de las set pieces de acción más espectaculares que se vieron en el género durante la pasada década.
Una pequeña joya en la que una fascinante Ronan convierte cada una de sus miradas en una arma de destrucción masiva capaz de helar la sangre de la mismísima Cate Blanchett. El tiempo la ha dejado en un lugar demasiado cercano al olvido, pero merece la pena regresar a 'Hannah' y subrayar sus indudables méritos.
'En la playa de Chesil'
Tras deslumbrar con su interpretación en 'Lady Bird', Saoirse Ronan cambiaba por completo de registro en este melodrama romántico de esencia cien por cien británica con el que la actriz demostraba de nuevo su más que notable talento para transmitir todo lo que sus personajes están sintiendo con la ayuda de los elementos mínimos.
Además, en el caso de esta adaptación de la novela de Ian McEwan, el reto era todavía mayor teniendo en cuenta que su interpretación requería una sutileza especial, un esfuerzo doble, incluso triple, para ir desvelando poco a poco, desde el susurro, la mirada asustada y el temblor, todo un pasado capaz de transitar el paso del tiempo hasta quedar anclado en un hipotético futuro de vino y rosas. 'En la playa de Chesil' no es una de las películas más memorables de su trayectoria, pero Ronan ofrece en ella uno de sus mejores trabajos.
'Brooklyn'
Drama clásico a pequeña escala que traza una historia de amor, inmigración, sacrificio y búsqueda personal,'Brooklyn' llegó a través de Sundance para quedarse instalada a lo largo de toda la temporada de premios, su hábitat natural y su principal objetivo.
Una omnipresencia que se basó principalmente en Saoirse Ronan, cuya interpretación protagonista es un recital de sutileza y carisma que justifica por sí mismo toda la película. Un trabajo de precisión emocional de primer nivel, sofisticado en su forma e intensidad calculada. Ella es el alma y el corazón de la película y cumple con esa condición de manera más que sobrada.
'Expiación: más allá de la pasión'
Seamos honestos, nadie vio 'El novio de mi madre' en su estreno en 2006, siendo el año siguiente el que nos presentó, a lo grande, a Saoirse Ronan gracias a su inolvidable interpretación en la inolvidable 'Expiación: más allá de la pasión', auténtico clásico contemporáneo que no hace más que crecer visionado tras visionado.
En aquella obra maestra, Ronan se enfrentaba al papel más complejo, desagradecido y odioso de todos, pero su manera de plasmar todas las sensaciones, actitudes y decisiones que iba tomando su personaje a lo largo del apasionante relato suponian toda una demostración de talento capaz de eclipsar por completo al resto de compañeros y compañeras del reparto. Un trabajo tan soberbio que le valió su primera nominación al Oscar.
'Lady Bird'
La adolescencia como campo de batalla, pero también como paisaje de redención y definición personal. Se perfilan los objetivos, se dosifican los esfuerzos y se plantean las victorias de la misma forma en la que se dejan de concebir las (inevitables) derrotas. Y, al final, lo único que queda es la eterna despedida y reencuentro con uno mismo y, claro, con un padre y una madre. Espejo y meta. Misión y ruta. Vocación y oficio.
Con 'Lady Bird', Greta Gerwig nos habla de un momento concreto en la vida de una adolescente concreta, pero, al mismo tiempo, nos agarra del cuello de la memoria para que miremos de frente a lo que un día fuimos y, todavía mejor, lo que algún día seremos. Saoirse Ronan es el rostro de millones de recuerdos que se agolpan en la mente de un espectador que acaba enamorado del personaje protagonista y de todas aquellas personas que han llegado a su vida para quedarse. Nos lo han contado muchas veces antes, desde luego, pero muy pocas con el talento que habita en cada esquina de 'Lady Bird' y con una interpretación central tan inolvidable como la de Ronan.