Pocos nombres en el cine español evocan a un momento de ensoñación y fascinación como el de Sara Montiel, símbolo de otra era, una época dorada en la que ella fue la gran estrella. La primera actriz española en triunfar en Hollywood, en conquistar y deslumbrar al público de todo el mundo. Su sensual figura, sus facciones elegantes, su mirada profunda de penetrantes ojos verdes recorrieron todo el mundo porque, mal que les pese a algunos, Sara Montiel llevó al cine español a otro nivel.
Su vida es, prácticamente, una historia de Hollywood hecha realidad. Nacida como María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández, la estrella vino al mundo en Campo de Criptana, Ciudad Real, el 10 de marzo de 1928. De sangre manchega, sus orígenes fueron muy humildes, sus padres trabajaban en la agricultura. Por el asma que padecía su padre, la familia se trasladó a Orihuela, donde visitaron al poeta Miguel Hernández, prisionero en la ciudad por la dictadura. De niña estudió en el Colegio de Jesús María de San Agustín, pero, a diferencia de sus hermanos mayores, la futura estrella tuvo una educación muy básica, ya que las monjas que le dieron clase la educaron para dedicarse a labores domésticas. De hecho, la propia actriz reveló que empezó en la profesión sin saber leer del todo bien.
Una mujer excepcional que fue libre y se convirtió en un mito
Ya desde niña quiso ser artista, a los cuatro años deslumbró con su voz, ya que era la voz solista del coro del colegio. Cuando con 13 años deslumbró a todo el pueblo cantando una saeta durante una procesión de Semana Santa, logró convencer a su padre para ir a Valencia para mejorar su formación para convertirse en artista. En 1942, la futura actriz, con 14 años, se presentó a un concurso de jóvenes talentos que presentaba Bobby Deglané, popular locutor de la época, en el Parque del Retiro de Madrid. Al cantar un tema de Imperio Argentina, logró ganar el primer premio.
Ese primer triunfo le permitió instalarse en Madrid y empezar a estudiar interpretación. Dos años después, con solo 16 años, la joven artista se hizo una sesión de fotos con el célebre fotógrafo de origen húngaro, Juan Gyenes. Este le presentó al director Ladislao Vajda, que fue el que le dio su primera oportunidad en el cine al aparecer en la película 'Te quiero para mí', con el nombre de María Alejandra. En esa época también llamó la atención del productor Vicente Casanova, influyente en el mundo del cine y uno de los dueños de Cifesa, una de las empresas cinematográficas más importantes de ese momento. Ya con su segundo largometraje fue cuando, sugerido por Enrique Herreros, la actriz decide cambiarse el nombre artístico eligiendo el de Sara Montiel, Sara en honor a una de sus abuelas y Montiel por los Campos de Montiel, situados en La Mancha.
Nace así el mito y con él, uno de los legados más importantes del cine español. Por ello, un breve repaso por toda su carrera cinematográfica, una de las importantes que se han visto.
Sara Montiel, la pionera española que triunfó en Hollywood
Unos inicios difíciles
Ya con el nombre de Sara Montiel, en 1944 protagoniza 'Empezó en boda', comedia en la que compartió protagonismo con Fernando Fernán Gómez. Su interpretación fue muy bien valorada y le permitió protagonizar un año después 'Se le fue el novio', dirigida por Julio Salvador y en la que volvió a compartir protagonismo con Fernando Fernán Gómez, en ese mismo filme se le pudo ver interpretar, por primera vez, una canción al piano. Ese mismo año aparece en un papel secundario en 'Bambú', filme dirigido por José Luis Sáenz de Heredia y que protagonizó la que consideraba su mentora, Imperio Argentina, de la que Montiel confesó más de una vez ser una de sus más fervientes admiradoras.
En esa época, logra tener varios papeles secundarios en filmes como 'Mariona Rebull', también dirigida por Sáenz de Heredia y en la que pudo cantar también en la pantalla grande; 'Don Quijote de la Mancha', de Rafael Gil, que protagonizó Rafael Rivelle y que tuvo un Premio de la Crítica de Nueva York; 'La mies es mucha', también de Sáenz de Heredia y en la que se reencuentra con Fernán Gomez; y otros filmes como 'Alhucemas' o 'Pequeñeces'. De este período, hay que destacar 'Locura de amor', de Juan de Ordueña y que también protagonizaron Aurora Bautista y Fernando Rey. Basada en la vida de Juana I de Castilla, la Loca, de este filme es muy recordada es la escena en la que Montiel, que interpreta a una villana, se enfrenta contra la reina.
Como todas las leyendas clásicas de cine, en la carrera de Sara Montiel también los amores y las pasiones fueron factores determinantes en su carrera. En esa época, la actriz mantenía un romance con el escritor Miguel Mihura. Ese amor no tuvo un final feliz, ya que la diferencia de edad era demasiada para que el escritor pensase en una vida junto con la actriz. En ese mismo momento, la actriz sentía que no encontraba su sitio en la industria española del momento, al tener papeles menores y, en la mayor parte de los casos, de personajes que eran "meros rostros bonitos". En medio del desamor, Mihura le aconseja emigrar a México y, luego, a Estados Unidos, países en los que podría desarrollar más su carrera. Montiel vio ahí la oportunidad y marchó hacia las Américas. Sus últimos trabajos en España fueron 'El capitán veneno', comedia dirigida por Luis Marquina y en la que volvió a encontrarse con Fernando Fernán Gómez; y 'Aquel hombre de Tánger', una coproducción con Estados Unidos y que se estrenó tres años después de su rodaje.
Carrera en México, el primer impulso al estrellato
Por aquel entonces México vivía su llamada Época de Oro (1936 - 1959), en la que la industria cinematográfica mexicana se convirtió en la Meca del Cine en español, el lugar ideal para continuar su camino al estrellato. Su primer trabajo fue en 1950 con 'Furia roja', dirigida por Arturo de Córdova. Después vino uno de sus primeros grandes éxitos en el cine mexicano, 'Cárcel de mujeres', dirigida y escrita por Miguel M. Delgado y en la que compartió protagonismo con Miroslava Stern y Katy Jurado. En este filme, Montiel se metió en la piel de Dora, una bailarina exótica que está en la misma cárcel que la protagonista, Evangelina, cautiva por un crimen que no cometió.
El filme fue un éxito de crítica y público y, posteriormente, realizó una trilogía temática dirigida por Miguel Zacarías y que en la que compartió protagonismo con uno de los actores y cantantes más aclamados de México, Pedro Infante: 'El enamorado', 'Necesito dinero' y 'Ahí viene Martín Corona'. Fue Zacarías el que recomendó cambiar su nombre de Sara a Sarita Montiel, para reforzar su impulso al estrellato. En el país azteca, Montiel se convirtió en toda una estrella y fue donde aprendió a leer y escribir correctamente de la mano del poeta León Felipe, exiliado en México por su condición de republicano. Anteriormente, Sara Montiel se aprendía los diálogos de las películas de memoria, practicando con sus compañeros.
Fue con León Felipe, cuando Sara Montiel tomó contacto con los intelectuales españoles exiliados en México como Luis Buñuel, como también con eminentes figuras artísticas y culturales mexicanas como el muralista Diego Rivera, Frida Kahlo, Pablo Neruda o el escritor Alfonso Reyes, que fue varias veces candidato al Nobel de Literatura. En México rueda un total de 14 largometrajes en cinco años, convirtiéndose en una de las grandes estrellas del cine mexicano y codeándose con grandes como los ya mencionados Pedro Infante, Miroslava Stern y Katy Jurado, como también con actrices de la talla de Dolores del Río y María Félix. En el país azteca, en las promociones de sus películas, se le llamó "la española más guapa del mundo".
De este período también toca resaltar 'Piel canela', en la que Montiel vuelve a mostrar sus dotes para el canto y el baile. Rodada, en parte, en Cuba, en el país caribeño la actriz conoció a Ernest Hemingway. En el filme se le ve con la piel más bronceada y, en parte, por ello logró que ejecutivos de United Artist se fijasen en ella y le propusiesen participar en 'Veracruz', wéstern dirigido por Robert Aldrich y que protagonizaba y coproducía Burt Lancaster, y así empieza su etapa en Hollywood.
Hollywood llama a su puerta
Como se ha comentado antes, fue su aparición en 'Piel canela' la que impulsó su camino a Hollywood. 'Veracruz' (1954) fue precursora del llamado spaghetti western. Protagonizada por Gary Cooper, Burt Lancaster, Denise Darcel y la propia Sara Montiel, la actriz dio vida a una guerrillera juarista temperamental pero con buen corazón. El filme fue un verdadero éxito de taquilla en Estados Unidos, como también en Francia, donde Sara Montiel se volvió muy popular.
Sarita, como era llamada también en Hollywood, logró triunfar con su primer largometraje estadounidense. J. Peverell Marley, uno de los pocos directores de fotografía que cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, dijo sobre la actriz española: "Sara Montiel es la única actriz del mundo a la que se puede fotografiar de cualquier lado y siempre queda bien. [...]". Apodada "la bomba latina", supuestamente, la actriz tuvo una oferta de un contrato de siete años por parte de Harry Cohn, uno de los magnates de Columbia Pictures. Montiel, temerosa de estar encasillada en papeles de mexicana, decide rechazarlo e intenta labrarse una carrera en Hollywood como actriz independiente.
En ese momento, la actriz decide compaginar sus proyectos entre Estados Unidos y México, donde ya era una estrella consolidada. En 1956 participa en 'Dos pasiones y un amor (Serenade)', comedia musical dirigida por Anthony Mann y en la que la actriz compartió cartel con Joan Fontaine, Vincent Price y el actor y tenor Mario Lanza. Basada en la novela homónima de James M. Cain, en el filme Montiel dio vida a Juana Montes, una joven mexicana hija de un torero que está enamorada de Damon Vicenti, un chico italo-americano que trabaja en unos viñedos pero que tiene una voz propia de tenores. Damon se verá envuelto en un triángulo amoroso entre Juana y Kendall Hale, una mujer de la alta sociedad que lo querrá convertir en uno de los cantantes más importantes del momento.
En esa película, Sara Montiel conoció al que sería su primer marido, Anthony Mann, con el que se casaría en 1957. Primero el matrimonio fue in articulo mortis, debido a que él sufrió un ataque al corazón, pero después se volvieron a casar, esta vez celebrándolo por todo lo alto. Los testigos fueron los cónsules de México y España. "Tony fue casi un padre para mí. Fue marido, por supuesto, pero me arrulló más como padre que como marido", dijo la actriz en una entrevista para el programa 'Crónicas' de La 2 de TVE con motivo de su 85º cumpleaños, un mes antes de fallecer. Según revela el escritor Pedro Víllora (autor de las memorias de la actriz) en el mismo reportaje del programa, fue durante su matrimonio con Sara Montiel cuando el cineasta visitó España y, en 1961, decidió rodar en el país ibérico 'El Cid', protagonizada por Charlton Heston y Sophia Loren.
En 1957 regresa a España para rodar 'El último cuplé', lo que la convertiría en la estrella definitiva en su país natal y de la que se hablará más ampliamente en siguientes párrafos. Ese mismo año estrena la que sería su última película en Hollywood, 'Yuma', wéstern dirigido por Samuel Fuller y en el que también participaban Rod Steiger y Brian Keith. La actriz se metió en la piel de Yellow Moccasin, la esposa nativa americana del soldado confederado O'Meara, que ha decidido unirse a los Sioux después de no aceptar la derrota del banda confederado durante la Guerra de Secesión. Fuller, en una entrevista sobre 'Yuma' en 1980, comentó cómo la actriz se integró muy bien con los actores que eran, realmente, nativos americanos: "Su reacción [la de los actores] fue muy importante ante Sara, porque su reacción ante cualquiera que hubiese interpretado a una muchacha indígena hubiera sido terrible, pero con ella estuvieron encantadores porque, según explicaron después los dos nativos que estaban al mando del grupo y que hablaban inglés, ella era española y apenas hablaba inglés. Pero, por ello, se interesó por hablar su lengua, la de los indios, y eso hizo que conectase con ellos, porque no trató de interpretar como una estadounidense que hace el papel de india, sino que era una de ellos. Se metió totalmente en el papel de una nativa".
Su relación con el star-system hollywoodiense
Su matrimonio con Anthony Mann, uno de los directores más reconocidos de los años 40, 50 y 60 en Hollywood, le permitió conocer al star-system hollywoodiense. Entre las amistades del matrimonio estuvieron figuras como Greta Garbo, Ingrid Bergman (a la que Sara Montiel admiraba desde adolescente), Frank Sinatra, Kirk Douglas, Marlene Dietrich y Alfred Hitchcock.
Cuando la actriz rodaba 'Serenade' en los estudios de la Warner Bros, en uno de los platós se estaba filmando 'Gigante', de George Stevens. En los descansos, Montiel coincidía con Elizabeth Taylor, James Dean y Rock Hudson. De hecho, una de las últimas fotografías del malogrado actor de 'Rebelde sin causa' fue con la actriz española. También conoció a Marilyn Monroe y su marido, Arthur Miller, cuando viajó con Anthony Mann a Nueva York para una posible adaptación de su obra 'Panorama desde el puente' que, finalmente, no llegó a rodarse.
También trabó amistad con Bob Hope, Natalie Wood, Billie Holiday y Marlon Brando, a este último lo conoció mientras ella rodaba 'Veracruz'. Entre las anécdotas que siempre contó la actriz en varias entrevistas está una en la que Montiel le preparó unos huevos fritos con ajos a la manchega. En esa época, el actor estaba rodando 'Sayonara' y vivía cerca de la residencia del matrimonio Mann. Así narraba la actriz su experiencia: "Él me enseñó el desayuno texano y yo le hablé de los huevos a la manchega que hacía yo y, sin más, se presentó a las siete la mañana un día en mi casa para probarlos [...] Era muy agradable. Los dos compartimos el gusto por México, donde él había rodado '¡Viva Zapata!'". De su relación con Natalie Wood se sabía que se dieron consejos sobre cosmética. Sobre la cantante de jazz, Billie Holiday, hay otra anécdota, esta vez nada agradable. Durante su estancia en Nueva York, la actriz y la cantante reservaron mesa para cenar juntas en el restaurante Four Seasons. Sin embargo, el maître solo le permitió la entrada a la actriz, ya que Holiday no podía acceder al local al ser afroamericana. Montiel, a modo de protesta, tiró los manteles de varias mesas al suelo, rompiendo buena parte de la vajilla, por lo que fue multada.
Con el paso del tiempo, Sara Montiel narró su vida en Hollywood envuelta en un halo entre relidad y ficción. No es de extrañar, ya que conoció a gran parte de las grandes estrellas de la época dorada del cine estadounidense, convirtiéndose en la única actriz española en triunfar en tierra norteamericana durante muchos años. Solo la llegada de Antonio Banderas y, después, la de Penélope Cruz y Javier Bardem lograron suplir tantos años de ausencia española en la Meca del Cine.
'El último cuplé', el salto definitivo a la fama
Aunque Sara Montiel parecía tener una prometedora carrera en Hollywood, finalmente su destino era volver a España. Antes de empezar a rodar 'Yuma', la actriz regresó a España para pasar unas vacaciones en su tierra natal. Aprovechando esos días de asueto, decidió rodar una película titulada 'El último cuplé', que dirigía un amigo de la actriz, Juan de Orduña. Las condiciones del rodaje fueron muy malas, el filme apenas contaba con presupuesto y Montiel cobró 100000 pesetas por el filme, aunque, ella reveló que la rodó por amistad más que por dinero.
De hecho, fue el primer musical que pudo protagonizar, ya que cantó todas las canciones de la película, ya que no fue doblada por una cantante profesional. Su voz era inusual, más grave de lo habitual, lo que la hacía completamente diferente al de las actrices y cantantes de la época, provocando que la intérprete crease un nuevo estilo. Su voz no era un portento, en el sentido de que no tenía timbre de soprano pero, sabía defenderla, llevando a su terreno la melodía, declamando y cantando en susurros, un hecho excepcional en ese momento.
El filme narra cómo una cupletista en decadencia, María Luján, recuerda su intensa vida al reencontrarse con Juan Contreras (Armando Calvo), el primer empresario que creyó en ella como artista. María recuerda su éxito en sobre los escenarios de toda España, de París, de América, también rememora sus pasiones, sus amores, sus desventuras y cómo su regreso, tras la Segunda Guerra Mundial, a su país natal ya enferma y teniendo que cantar en un cabaret de Barcelona.
'El último cuplé' parecía destinada al fracaso, se rumoreaba que Concha Piquer se negó a rodarla, pero triunfó y, vaya que sí lo hizo. La película se convirtió en uno de los largometrajes más taquilleros de la historia del cine español. Su éxito traspasó fronteras, logrando convertirse en un triunfo internacional y provocando la consagración definitiva de Sara Montiel como estrella en España. La actriz, que se marchó de la industria español porque no le dejaba avanzar, regresa triunfante a su país natal después de haberse convertido en una estrella en México y haber triunfado brevemente en su periplo por Hollywood.
Este éxito a Montiel le pilló en Estados Unidos, país donde tenía su residencia y en el que acababa de casarse con Anthony Mann. El triunfo de taquilla se vio multiplicado con el éxito del álbum que contenía las canciones de la película y por el que Sara Montiel se llevase un porcentaje, gracias a las royalties que firmó al no confiar del todo en la viabilidad del proyecto cinematográfico. 'El último cuplé' se mantuvo un año y media de forma ininterrumpida en salas españolas, provocando que la actriz abandone su plan hollywoodiense para establecerse definitivamente en Madrid.
'La violetera' y 'Carmen, la de Ronda', la consolidación del éxito
El éxito de 'El último cuplé' la reconcilia con el público español. Logró lo que siempre había anhelado, el éxito y el cariño de los espectadores. Durante una presentación en el Festival de San Sebastián, llegó a estar casi una hora firmando autógrafos. Pocos meses después de 'El último cuplé', firmó dos contratos por ocho películas con Benito Perojo y Cesáreo González. Decide no volver a Hollywood, donde parecía encasillarse en papeles de mexicana o de nativa americana. "Después del éxito de 'El último cuplé', ¿iba a seguir haciendo de india?", dijo en una entrevista
En 1958 estrena su segundo éxito en la cartelera española, 'La violetera', dirigida por Luis César Amadori. A diferencia de 'El último cuplé', 'La violetera' gozó de mayor presupuesto al ser una coproducción entre España, Francia e Italia. Rodada entre Madrid y París, tuvo de coprotagonista al actor italiano Raf Vallone. El filme toma como referencia el cuplé homónimo compuesto por José Padilla en 1914 y que popularizó la icónica Raquel Meller. Sobre lo que cobró Montiel, se ha llegado a especular que logró cobrar tanto por protagonizar la película como por el álbum que salió con las canciones del filme, unos 40 millones de pesetas en total, lo que equivaldría al millón de dólares que cobró Elizabeth Taylor en 1963 por protagonizar 'Cleopatra', aunque no hay datos que lo corroboren.
'La violetera' fue la consagración definitiva de Sara Montiel en Europa, su éxito traspasó fronteras, al ser una de las pocas películas españolas en ser proyectada en el desaparecido Gaumont Palace, una de las salas de cine más grandes del mundo en esa época, con capacidad casi para 6000 personas. El éxito continuó con 'Carmen, la de Ronda', estrenada en 1959 y que también protagonizó Jorge Mistral. Inspirándose en la novela 'Carmen', de Prosper Mérimée, el filme fue censurado en España al insinuar un desnudo de la actriz. Fue una de las versiones cinematográficas de 'Carmen' más recordadas junto con 'Carmen, la de Triana', la versión que dirigió en 1938 Florián Rey y que protagonizó Imperio Argentina. No obstante, la peculiar forma de cantar no convenció a todo el mundo. La mítica Raquel Meller, que en su juventud fue la que dio fama a temas como 'Fumando espero' o 'El relicario' llegó a decir: "Además de imitarme y cantar mis canciones, tiene voz de sereno".
Su época de mayor éxito en España
Tras el éxito de 'La violetera' y 'Carmen, la de Ronda', llegaron varios éxitos que se realizaron con personajes especialmente pensados para ella, la mayor parte de ellos musicales y para pleno lucimiento de la actriz, ya convertida en toda una diva. De hecho, se llegó a decir que ella tenía un amplio control creativo y artístico sobre todos sus proyectos cinematográficos, se rumoreó que estuvo detrás del despido del realizador Jorge Grau del filme 'Tuset Street', al ser sustituido por Luis Marquina, un director con el que la actriz ya había trabajado.
Durante más de 15 años, la actriz seguiría triunfando con títulos como 'Pecado de amor', dirigido por Luis César Amadori; 'La bella Lola', de Alfonso Balcázar e inspirado libremente en 'La dama de las camelias' de Alejandro Dumas hijo; 'La reina del Chantecler', de Rafael Gil y que también protagonizó Alberto de Mendoza; 'Noches de Casablanca', coproducción hispano-francesa y en la que estuvo también Maurice Ronet; 'Samba', de Rafael Gil y que fue rodada en Brasil y en la que se emulaban los antiguos éxitos de Carmen Miranda en Hollywood; 'La dama de Beirut', con la que se reencontró con el director Ladislao Vajda; 'Esa mujer', dirigida por Mario Camus y con guion escrito por Antonio Gala; o 'Varietés', en la que compartió protagonismo con el galán Vicente Parra y que dirigió su amigo Juan Antonio Bardem.
Su éxito en España tuvo un coste personal. Al abandonar Hollywood, se distanciaría de su marido, Anthony Mann, de quien se divorciaría en 1963. Un año después se casó con el empresario industrial José Vicente Ramírez Olalla en una boda oficiada en la Iglesia de Montserrat, situada en Roma. El matrimonio no duró mucho realmente, apenas un par de meses, ya que él quería que la actriz abandonase la interpretación, pero ella no se dejó amedrentar. "Nací de pie, pero nací y aunque no hubiera hecho 'El último cuplé', habría llegado arriba por un lado u otro [...] Me juré no tener ningún amo, ser un pájaro libre y lo he cumplido", dijo en una entrevista.
Su retiro del cine, su época teatral
Después de 'Varietés', la actriz rueda su última película. En 1974 estrena 'Cinco almohadas para una noche', dirigida por Pedro Lazaga. Símbolo de sensualidad pero también de elegancia, de insinuación de curvas que invitaban al erotismo, su época de gloria cinematográfica llegaba a su fin cuando en España, tras la muerte del dictador Franco, vino el llamado cine del destape, un tipo de cine que ya no necesitaba grandes estrellas y que exigía a sus actrices posar desnudas directamente. "Me costó muchísimo, muchos lloros. Ya no se hacía el cine que yo hacía. Era cámara al hombro, centrados en la cocina, con un vestido de noche precioso y salías desnuda. No. Dije que con esto no llegaba a nada. Lo que has hecho, lo entierras y reinicias la vida. Este cine no es para ti, nena", declaró la actriz a 'Crónicas' de La 2. "Era un cine muy vulgar", comentó al diario ABC.
Retirada del cine con 46 años, la actriz conservaba no solo una esbelta figura, sino que sus dotes interpretativas y para el canto no se habían perdido. Montiel decide enfocarse en su carrera musical, haciendo varios conciertos en teatros de toda España, llenando salas de un público que quería seguir viéndola. Fue cuando el escritor Terenci Moix le dio su otro gran apodo, "Saritísima". En 1988 grabó un disco de duetos, 'Purísimo Sara', con figuras como Mecano, Joaquín Sabina, Javier Gurruchaga, Antonio Carmona o la soprano Montserrat Caballé, con la que canta a dúo 'La violetera'.
Además de poner de moda el cuplé y los espectáculos similares al music-hall, Sara Montiel también triunfó en el mundo de la televisión presentando el programa semanal 'Sara y punto' o 'Ven al paralelo', que se grababa en el Teatro Arnau de Barcelona.
El legado de un gran mito del cine
Sara Montiel dejó un legado artístico inigualable. Más de 900 canciones grabadas, más de 50 películas rodadas entre España, México y Estados Unidos, y convertida en uno de los grandes iconos de una era del cine español vista con cierta incomodidad y desprecio por parte de ciertos sectores del público actual. Pese a ello, la figura de Sara Montiel, cinematográficamente hablando, es esencial para la historia del cine español. Fue, tras Imperio Argentina, la gran actriz internacional cuyo éxito traspasó fronteras. Prueba de ello fue el gran obituario que hizo el diario británico The Independent cuando la actriz falleció, el 8 de abril de 2013 (el mismo día y año que la exprimera ministra británica Margaret Thatcher). Tuvo un gran homenaje en México, donde fue muy querida debido a su etapa cinematográfica en el país azteca, que coincidió con la mayor época dorada del cine en el país. Fue inspiración de directores como Pedro Almodóvar, que siempre quiso rodar con ella aunque la actriz lo rechazase al estar retirada del cine. También fue un icono "kitsch".
Su legado cinematográfico fue tan importante que durante la primavera de 2012, el Instituto Cervantes, con el apoyo de varias organizaciones estadounidenses, le rindieron homenaje a la actriz en Nueva York, una mujer que se convirtió en mito, en leyenda viva de la cultura popular española de una época. "Si hablamos de personajes importantes en la cultura popular española desde la Posguerra hasta nuestros días [...] Sara Montiel es una de esas figuras imprescindibles. Puede gustar más o menos su forma de cantar, de actuar, sus películas o su estilo de vida, pero forma parte de nuestra cultura, de la memoria de nuestros padres. Tenemos que entender que el concepto de cultura es muy amplio, cultura es nuestro cine popular y nuestro cine de vanguardia. [...] Sara Montiel en ese mundo tiene un lugar preferente, es uno de los grandes mitos de la cultura española. [...] Traspasó fronteras", dijo Javier Rioyo, director del Instituto Cervantes en Nueva York. Durante su paso por la Gran Manzana, recibió el cariño del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y de Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad.
No fue el único en rendirle homenaje en Estados Unidos. La universidad de Harvard rindió tributo a la actriz en abril de 2015, siendo ella objeto de disección académica en un curso en el Real Colegio Complutense, centro asociado tanto a la Universidad de Harvard como a la Universidad Complutense de Madrid, en el que se hizo un repaso por su carrera cinematográfica, destacando, sobre todo, su breve estancia en Hollywood. El profesor Israel Rolón-Barada, de la Universidad de Lesley, en Massachusetts, dijo: "Podía haber sido una figura establecida en Hollywood [...] Su estancia allí fue muy breve. Pero como la importancia de lo hispano sigue creciendo en Estados Unidos, también lo ha hecho su relevancia dentro de la cultura latina. Aquí hay tres generaciones que reconocen, aprecian y añoran a Sara Montiel, fue un icono cultural trasatlántico".
Entre otros grandes reconocimientos que tuvo, estuvieron las dos medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor actriz principal por sus papeles en 'El último cuplé' y 'La violetera', el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo, en 1982 fue reconocida con la Orden de las Artes y las Letras del gobierno francés, uno de sus máximos reconocimientos, en 1991 fue nombrada Hija Predilecta de Campo de Criptana, el lugar que la vio nacer. En 2008 recibió la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, en 2010 obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y también fue reconocida con la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En 2011 se le rindió honor con una estrella en el Paseo de la Fama de Madrid.
La (ingrata) memoria del público español
Pese a todos los logros que obtuvo, lo cierto es que varias generaciones más jóvenes en España han mirado con desprecio la figura de Sara Montiel, recordada en los últimos años por sus apariciones en la prensa del corazón. También se le mira con cierto rechazo debido a que se convirtió en una de las estrellas del cine de los años 60, lo que la relacionó con el franquismo y el cine de evasión que se filmaba en la época. El profesor Rolón-Barada explicó los motivos por los que causa tanto rechazo entre la población más joven, que sí es capaz de admirar el trabajo de otras grandes actrices de la época como Audrey Hepburn o Elizabeth Taylor: "La figura de Sara Montiel no tiene el reconocimiento que se merece. Primero, por su identificación con el régimen franquista. Quedó vinculada con esa etapa política, sin ella desearlo. Se vio obligada [la actriz reveló en más de una ocasión temer por su integridad física si se negaba] a colaborar con el régimen y acceder a órdenes, como ir a actuar a la antigua Unión Soviética, debido a que Franco quería negociar con el petróleo. Su viaje a Rumanía también, por ejemplo. Eso le hizo mucho daño a su imagen".
Con todo, Sara Montiel se convirtió en un icono de la cultura popular, le pese a quien le pese. Porque su vida, efectivamente, fue de película. Su estancia en México, su llegada a Hollywood, sus amores con Miguel Mihura o Severo Ochoa, sus cuatro matrimonios, destacando el que tuvo con Pepe Tous, el gran amor de su vida y con el que tuvo a sus dos hijos. Una mujer que fue historia viva. Elvira Lindo, en su artículo 'Una vida de película' para El País, escribió: "Sara Montiel fue, más que una gran actriz, más que cantante, más incluso que una mujer jaquetona, una mujer que se valió de su popularidad para llevar una vida más libre que aquella que se podían permitir las mujeres españolas de su generación". Y añadió de su experiencia de haber entrevistado a la actriz: "Tuve la oportunidad, eso sí, de compartir unos cócteles con una anciana que me cayó estupendamente, porque daba la impresión de haber hecho de su capa un sayo. Y para mí esa es la prueba de que, a pesar de todo, la vida merece la pena".
Y sí, la actriz hizo lo que quiso y fue una mujer libre, sin tener que pagar con consecuencias negativas por "semejante atrevimiento" en una época en la que la mujer aún no tenía ningún tipo de libertad. "Primero ha sido el cine, luego también fue el cine y después será de nuevo el cine. Es el cine, la emoción del público, eso es lo que quise conseguir. Los amoríos, los maridos... todo eso no importaba tanto como el público y me voy a morir habiéndolo realizado". Genio y figura hasta sus últimos días, Sara Montiel fue toda una leyenda.