'El Padrino, II Parte', 'El Imperio contraataca' o 'Toy Story 2' son algunos títulos que rompen esa regla no escrita de "segundas partes nunca fueron buenas". Sin embargo, hay veces en que tenemos que dar la razón a los puristas cuando productores, directores o los propios protagonistas se empeñan en exprimir una película de éxito con secuelas que no aportan nada o, lo que es peor, destrozan el espíritu de sus predecesoras. Aquí tenéis una pequeña selección con las más flojas, olvidadas y olvidables... seguramente porque, muchas de ellas, son productos no oficiales que poco o nada tenían que ver con sus los films originales.
1 'Titanic 2': cien años después
Adoradores y haters del taquillazo de James Cameron se han afanado (bien por admiración, bien por sorna) en especular durante años con la teoría de que Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) podría haber sobrevivido al naufragio del famoso transatlántico (y eso, a pesar de que Kate Winslet no le hizo un huequito en la tabla), con planteamientos que van de lo más barroco (el cuerpo de Jack volvió a salir a flote y fue rescatado y resucitado en otro barco, pero el chico sufre amnesia) a lo más risible (no se ahogó, se congeló y en la actualidad es despertado cual Capitán América). Parece mentira, pero The Asylum tiró de simpleza y sentido común para apuntarse, eso sí, una secuela que nada tiene que ver con el 'Titanic' de Cameron: en realidad, el 'Titanic II' es el transatlántico más grande, lujoso y moderno del siglo XXI al que algún lumbreras le puso ese nombre porque su viaje inaugural coincidiría con el centenario del famoso buque original. A partir de aquí, nos podemos imaginar lo que va a ocurrir. ¿Para qué complicarse más?
2 'Regreso al planeta de los simios': con otra cara
Después del pavoroso descubrimiento que hacía el personaje de Charlton Heston en el inolvidable último plano de 'El planeta de los simios', ¿era conveniente una continuación? De entrada, al inolvidable 'Ben-Hur' no le hacía ninguna gracia la idea, aunque finalmente aceptó hacer una breve aparición final a condición de que así se cerrara la saga (promesa que, como sabemos, Twentieth Century-Fox no cumplió). Con el protagonista original fuera del proyecto, se confió el relevo al menos conocido (y mucho menos carismático) James Franciscus, quien venía de interpretar a otro cosmonauta en 'Atrapados en el espacio' (Jim Sturges, 1969). Kim Hunter y Maurice Evans repitieron sus personajes simiescos (no así Roddy McDowall, que fue sustituido por el desconocido David Watson).Tampoco continuó el director Franklin J. Schaffner, siendo reemplazado por Ted Post ('Cometieron dos errores'). El resultado: una repetición mecánica del esquema de la primera cinta, rematado con otro hallazgo imprevisible pero al mismo tiempo totalmente inverosímil: una comunidad humana con poderes extrasensoriales, oculta bajo tierra, que rinde culto a la última bomba atómica del planeta. Casi nada.
3 'Psicosis II': regreso al Motel Bates
Si hace poco conmemorábamos el 55º cumpleaños de 'Psicosis' y lamentábamos la versión de Gus Van Sant como uno de los peores remakes de todos los tiempos, ponemos nuevamente el foco sobre el clásico de Alfred Hitchcock, o, mejor dicho, de la olvidable secuela que Richard Franklin ('Juego secreto') llevó a cabo en 1983. Y es que, aunque la premisa tenía cierto atractivo (el film comenzaba con la polémica puesta en libertad de un Norman Bates/Anthony Perkins aparentemente ya curado y rehabilitado), la cinta terminó siendo un batiburrillo de sustos fáciles, trampas en el guion, algo de morbo erótico light (esos desnudos integrales a través del agujerito de la pared) y, en el fondo, una historia de venganza bastante elemental. Como único interés verdadero: ver, por primera vez en color, tanto el famoso motel como la lúgubre mansión, y la recuperación para la causa de Vera Miles, quien también repite veintidós años después. En su momento, fue un relativo éxito de taquilla; hoy día, no la recuerda nadie. Y todavía le siguieron otras dos entregas más, aun más flojas que ésta.
4 'Los pájaros 2': dirigida por Alan Smithee
No contentos con haber convertido 'Psicosis' en una olvidable saga de videoclub ochentera, Universal no tuvo reparos en dar luz verde a nuevas secuelas de películas del maestro Hitchcock que permanecieran en su catálogo. Varios son los indicios para que ningún espectador pierda ochenta y siete minutos de su vida viendo 'Los pájaros 2: El fin del mundo'. Primero: se trata de una producción pensada para la televisión por cable con un argumento que poco o nada tiene que ver con la original (una familia se traslada a una pequeña y remota isla para empezar una nueva vida tras la muerte de uno de sus hijos, y allí, sin explicación ninguna, empiezan a ser atacados por las aves). Segundo: el film lo dirige Rick Rosenthal ('Halloween II'), pero decidió firmar bajo el seudónimo de Alan Smithee, lo que nos lleva a pensar que ni él mismo toleraba el resultado... Sí, vale, Tippi Hedren aparecía brevemente luciendo a sus espléndidos sesenta y cuatro años, pero su presencia era meramente testimonial. Con eso no es suficiente.
5 'Terminator 2': alla italiana
Que nadie se eche las manos a la cabeza: no, no hablamos de la espectacular cinta de James Cameron de 1991. Pero poco antes, muchos nos sorprendimos al descubrir en las estanterías de nuestros videoclubs una cinta en la que, sin aparecer Schwarzenegger, tenía el arrebatador título de 'Terminator 2: Shocking Dark'. En realidad, este título es el paradigma de lo que décadas después harían nuestros amigos de The Asylum: coger un título de éxito y apropiárselo con todo el morro. Un argumento cutre que en realidad plagiaba otro título de Cameron, 'Aliens: El regreso' (pero con cyborgs en lugar de xenomorfos), un reparto de (malos) actores desconocidos, unos efectos especiales tan cutres que rozaban el absurdo y un director italiano de nombre Bruno Mattei que, firmando bajo el alias de Vincent Dawn, intentaba ocultar el origen de Serie Z transalpino de tal dislate. El canadiense ni siquiera se molestó en denunciarle: sabía que 'Terminator 2', la suya, la buena, sepultaría en el olvido cualquier rastro de este despropósito.
6 'Cube 2': rizando el rizo
'Cube' fue una de esas alucinantes obras de ciencia-ficción de producción sencilla (que no simple) y notabilísima eficacia; una paranoica y claustrofóbica pesadilla que triunfó por festivales temáticos de todo el mundo y reunió a toda una legión de admiradores. A pesar de su conclusión más que cerrada, se sacaron de la manga un 'Cube 2: Hypercube', con una trama paralela a la primera y un nivel de complejidad tan rebuscado, absurdo e inverosímil (basado en las dimensiones múltiples) que muy pocos la entendieron y casi nadie la aceptó. Algo tendría que ver que ni el propio Vincenzo Natali, aupado a los altares del sci-fi gracias a su ópera prima, quiso repetir en la dirección, que recayó en Adrzej Sekula, más conocido por su faceta de director de fotografía de Tarantino ('Reservoir Dogs', 'Pulp Fiction') que por su escasísimo bagaje como realizador. Olvidable y olvidada.
7 'RoboCop 2': matar, matar, matar
Quien recuerde 'RoboCop' (la original de Verhoeven, no el insulso remake de José Padilha) se acordará de una cinta bastante adelantada a su tiempo, con influencias de 'Frankenstein' y 'Terminator', donde el espíritu humano terminaba imponiéndose al frío del metal androide. Sin el holandés a bordo pero con nada menos que Irvin Kershner ('El Imperio contraataca') al frente del proyecto, la segunda parte invitaba a esperar una cinta oscura, intensa y adulta, como así había hecho con la continuación de la trilogía original de 'Star Wars'. Sin embargo, y contra pronóstico, 'RoboCop 2' fue una cinta despojada de todo alma, cuya violencia explícita y brutal, ya desde los primeros minutos de metraje, raya lo obsceno. A esto hay que sumar uno de los villanos más bizarros jamás vistos en el sci-fi de fin de siglo, un prototipo mejorado del robot policía al que le incrustaban el cerebro de un drogadicto psicópata que (oh, my god) resucitaba electrónicamente dentro del armatoste. Quisieron hacer una propuesta perversa, y lo que les salió fue un engendro pervertido. Sólo hubiera faltado que RoboCop volara (ah, no, que eso fue en la tercera...).
8 'Gremlins 2': la ciudad es para mí
Mucho antes de la fiebre amarilla de 'Los minions', la juventud ochentera ya disfrutamos de unas criaturas mucho más irreverentes, salvajes y subversivas que convirtieron una idílica Navidad en un pueblecito americano en toda una batalla campal. Más allá de su apariencia de simple divertimento con muñequitos, los 'Gremlins' de Joe Dante (apadrinado por Spielberg) se rebelaban contra el "american way of life" destrozando el espíritu de todo aquello que tanto adoraba la (idiotizada) clase media yanqui. Nada de eso quedó en esta insulsa secuela, cuya acción se trasladaba a un gigantesco rascacielos de la Gran Manzana donde los diablillos verdes campaban a sus anchas. Ni la aparición estelar de Christopher Lee ni ese inspirado momento en el que los gremlins saboteaban la propia proyección de la película (un inconveniente que solucionaban Hulk Hogan en la versión cinematográfica y John Wayne en la doméstica) salvaban una cinta que ya no es que no fuera políticamente incorrecta: es que no era ni divertida.
9 'Solo en casa 2': Macaulay contraataca
Que 'Solo en casa' fue uno de los taquillazos de las Navidades de 1990 es indudable; que las aventuras del pequeño Kevin (personaje que descubrió internacionalmente al hoy olvidado Macaulay Culkin) dieran para una continuación, es más discutible. Pero, claro, unos beneficios en taquilla de más de quinientos millones de dólares fueron excusa suficiente para pergeñar una segunda parte sí o sí. Como en tantos otros blockbusters de la época, los productores debieron pensar aquello de "si algo funciona, no lo cambies", y le encargaron al entonces reputado John Hughes, que ya había escrito el guion de la primera, un libreto que fuese exactamente igual que la anterior. Y a fe de que así es: 'Solo en casa 2: Perdido en Nueva York' tiene exactamente los mismos personajes, la misma estructura (secuencia por secuencia) y prácticamente los mismos gags que la anterior. Tal solo cambia el escenario, trasladándolo un lujoso hotel de Manhattan (casi, casi igual que en 'Gremlins 2'). Y el respetable, que no es tonto, se percató del truco y no se repitió el bombazo de taquilla. Aun así, funcionó la mar de bien, con más de trescientos millones de beneficio, y dio para una tercera entrega (ya sin Macaulay) de la que hoy nadie se acuerda.
10 'Tiburón 2': yo he visto uno de cerca
¿Qué decir del grandioso éxito de 'Tiburón'? Su capacidad de arrastrar masas de espectadores y de reventar la demanda de merchandising se adelantó a los tiempos de 'Star Wars', y Universal no podía dejar escapar esa mina. Pero ni Spielberg ni Richard Dreyfuss nunca estuvieron por la labor, por lo que hubo que buscar un nuevo director (el elegido fue un desconocido, el francés afincado en Hollywood Jeannot Szwarc, que les debió salir barato) y limitar la trama al jefe Brody (Roy Scheider), su mujer (Lorraine Gary), sus hijos adolescentes (encarnados ahora por Mark Gruner y Marc Gilpin) y el pusilánime alcalde Vaughn (Murray Hamilton), quien a pesar de su pésima gestión en la primera cinta, conserva bastón de mando y mismo sentido de la estupidez. Lo habéis adivinado, seguimos en la isla Amity y otro escualo similar al primero viene a zamparse a los bañistas. No busquéis las siete diferencias, porque igual no hay tantas: 'Tiburón 2' es, prácticamente, un calco de la primera.
11 'Superman Returns': love story
Tras los muy desastrosos resultados de 'Superman III' (Richard Lester, 1983) y 'Superman IV: En busca de la paz' (Sidney J. Furie, 1987), Bryan Singer nos animó con su ilusionante proyecto de rescatar "tal y como se merece" al héroe de Krypton para la gran pantalla. Había elementos que invitaban al optimismo: el carismático Kevin Spacey tomaría el relevo de otro grande, Gene Hackman, como Lex Luthor, se recuperaría el inolvidable tema principal de John Williams y el guion obviaría las dos últimas entregas protagonizadas por el malogrado Christopher Reeve. Sin embargo, nadie se esperaba tal pastiche de amor almibarado, sin apenas escenas de acción (resueltas, en general, con poca personalidad y unos cantosos efectos CGI), y con dos protagonistas con cero carisma como los efímeros Brandon Routh y Keith Bosworth. No es que 'Superman Returns' llegara a hacer buenas a las de Lester y Furie, pero decepcionó una propuesta tan aburrida por parte del director de las dos primeras entregas de 'X-Men'.
12 'Star Wars. Episodio I': midiclorianos
Dejamos para el final el que probablemente sea el título más controvertido de este reportaje. De entrada, porque que una precuela se considere una continuación puede ser objeto de debate (según la cronología de la historia, no es secuela, pero sí lo es si seguimos el orden de estreno de cada entrega) y porque muchos fans de la saga puede que no acepten que un título de 'Star Wars' aparezca en este ranking. Que incluyamos 'Episodio I: La amenaza fantasma' se explica con una sola palabra: "midiclorianos". En el momento en que George Lucas decidió (¿en estado de embriaguez?) que los poderes de la Fuerza se podían medir como los leucocitos o las plaquetas, se cargó toda la mitología fraguada durante décadas que había ocupado los sueños de varias generaciones de seguidores. Ni la presencia de Jar Jar Binks en la serie, ni el "Han disparó primero", ni la irrupción de Hayden Christensen en la edición especial de 'El retorno del jedi' nos hizo tanto daño. Así no, George.
BONUS: los 'Batman' de Joel Schumacher
Aunque hoy puedan haberse quedado algo anticuadas, 'Batman' (1989) y 'Batman vuelve' (1992), ambas de Tim Burton, eran propuestas arriesgadas y taciturnas, el reverso tenebroso de la palabra "cómic" que hasta entonces se identificaba con las coloristas aventuras de Superman. Llegó Joel Schumacher ('Jóvenes ocultos') y tiró todo eso por la borda, convirtiendo 'Batman Forever' (1995) y 'Batman & Robin' (1997) en un desmadrado festival de luces de neón, rayos láser, decorados de cartón-piedra y atmósfera de discoteca ibicenca. Un paradigma de la cutrez más hortera que hizo muy, muy difícil que Warner aceptara un reboot del personaje casi una década después. Menos mal que llegó Christopher Nolan y la trilogía del Caballero Oscuro para hacernos olvidar aquello...