Parecía la noche perfecta para Don Draper y compañía. Parecía. Y debía. Los Emmy, tan acostumbrados ellos a la sorpresa y a lo inesperado, pero también al tributo en las despedidas, respetuosos, coherentes, decidieron premiar el aquí y ahora que el ayer y siempre. 'Juego de tronos', con la temporada más floja de su historia, arrasó rompiendo récords con 12 galardones mientras que 'Mad Men', en su adiós, tuvo que conformarse con el premio a Jon Hamm por ese icono de nuestro tiempo televisivo que es Draper. El drama de no saber dar las gracias. La necesidad de arrodillarse ante una serie que lo domina todo. El tiempo pondrá a cada una en su sitio pero, en 2015, las claves de las victorias y derrotas son las que son.
1 ¿Por qué 'Juego de tronos'?
Porque el mundo seriéfilo no piensa en otra cosa desde que la obra de George R.R. Martin diera el salto a la pequeña pantalla, en 2011, elevando el listón a una altura deslumbrante. Aquella primera temporada conseguía una serie de pequeños triunfos que terminaban en guerra ganada en el momento en el que descubrimos que los protagonistas, a la primera de cambio, podían perder la cabeza. Literalmente. Aquella tanda de diez episodios supuso un punto de inflexión para la televisión actual que sirvió para que la HBO retomara con contundencia su papel de servidor de obras maestras y, al mismo tiempo, para que millones de espectadores se enamoraran de personajes crueles, miserables, envidiosos y malvados. De acuerdo, también existía la inocencia y la bondad en los Siete Reinos, aunque la mayoría terminan bajo tierra. Convertida en pieza cultural imprescindible de los últimos años, 'Juego de tronos', ha ido creciendo en espectadores, éxito e influencia, al mismo tiempo que su nivel de calidad iba abrazando la irregularidad. Lo que en las primeras tres temporadas era oro, se iba transformando en grandes momentos aislados en las dos últimas entregas, convirtiendo sus golpes dramáticos en previsibles juegos con los que adivinar la próxima muerte y sus potentísimos diálogos en pedantes monólogos que, en más de una ocasión, aportaban poco o nada a las múltiples tramas. Los Emmy han entendido que, a pesar de sus defectos, y de que estamos ante su peor temporada, con diferencia, 'Juego de tronos' es la serie más importante, que no la mejor, aquí y ahora. Y ante eso no se puede poner ni un 'pero'.
2 ¿Por qué 'Mad Men' no?
En 2015, el Olimpo de las series, ese lugar en el que, entre otras, 'The Wire' y 'Los Soprano' se reparten el festín mientras 'Breaking Bad' y 'A dos metros bajo tierra' descansan al lado de 'Friends' y 'Perdidos', recibió con honores a 'Mad Men'. No merecía menos. La obra ideada por Matthew Weiner llegaba a nuestras vidas en 2007 y se convertía, de manera casi automática, en prodigio. A lo largo de siete temporadas, el mundo de la publicidad, la historia de Estados Unidos, el drama silencioso, las resacas, las réplicas envenenadas, los romances imposibles y los personajes antológicos, han unido fuerzas para convertir a "esa serie de gente trajeada que bebe, fuma y folla" en una obra maestra incontestable cuya profundidad escapa a cualquier análisis. Una serie en la que, muchos dicen, no pasa nada y en la que, otros tantos insistimos, pasa todo lo que puede pasar. Que es mucho. Los Emmy, aquí hemos venido a hablar de ellos, se enamoraron de ella y la convirtieron en gigante coronando a sus primeras cuatro temporadas como Mejor Serie Dramática. Y, de repente, todo cambió. No, no bajó el nivel. No, el talento, la grandeza, no desapareció. Lo que ocurrió fue que Weiner se enfrentó a la industria y la industria le dijo adiós. Del aplauso a la ignorancia, con ausencia de nominaciones que uno debía tomarse a broma, no son más que premios, para no pillarse el cabreo del siglo. Ese que ha llegado con su decepcionante recompensa en la pasada madrugada. El solitario premio a Jon Hamm, justo, necesario, obligado, sabe a poco, muy poco, para una noche que debería haber sido la gran despedida que casi todas sus compañeras tuvieron en su momento. ¿Tiene algo que envidiarle Don Draper a Walter White? ¿Y a Tony Soprano? 'Mad Men' ya es historia de la televisión y, ojo, no pedíamos un triunfo solamente por su legado, que ya era suficiente, sino porque su última tanda de episodios ha sido lo mejor del 2015 televisivo. Y esa media sonrisa El Momento. Y, sí, también ESA canción que estás tarareando. No, no era el año de 'Juego de tronos'. Era la noche de 'Mad Men'.
3 ¿Por qué 'Veep' sí?
En una noche en la que los tronos estuvieron tan presentes, una reina se alzó para acabar con 'Modern Family'. Su nombre: Julia Louis-Dreyfus. Todas las apuestas que apuntaban hacia el fenómeno Amy Schumer y el homenaje a Amy Poehler tras la despedida de 'Parks and recreation', quedaron en nada ante el previsible triunfo ante la senadora Meyer. Cuarto premio consecutivo, y al fin, Emmy a Mejor Comedia. Aplaudida por la crítica desde su estreno en 2012, 'Veep' llegaba como alternativa más evidente, por prestigio y regularidad, para sustituir a una 'Modern Family' que no conseguía convertir en premio ninguna de sus cuatro nominaciones y convertía en triunfo las intuiciones. Especial ilusión, además, por el premio a Mejor Secundario que conseguía Tony Hale. Otra batalla ganada. Sin embargo, si la categoría de comedia dejaba a una gran perdedora, dividía en dos su medalla de oro. A Louis-Dreyfus se le sumaba Maura. ¿Quién? Uno de los personajes televisivos de la década al que hemos conocido en 2015. ¿Dónde? En 'Transparent'.
4¿Por qué 'Transparent' sí?
Ay, Maura. Ay, Jill Soloway. Ay,Jeffrey Tambor. De repente, sin previo aviso, Amazon Studios nos plantaba delante de nuestras narices una serie llamada 'Transparent' protagonizada por un padre de familia que, entrando en la vejez, confesaba su transexualidad. Punto de partida más que arriesgado y resultado deslumbrante en su ternura, sentido del humor, melancolía y cariño extremo para y con sus personajes. Un catálogo de seres desorientados, perdidos en vidas infelices, incoherentes, conflictivas y delirantes en las que sobresale, y de qué manera, Maura, creación inconmensurable de un actor, Tambor, que entrega cuerpo y alma, gestos y miradas, sentimientos y dolor en una interpretación para la que un Emmy se queda corto. Serie revelación del año, con permiso de la polémica 'Mr.Robot', 'Transparent' consigue lo que parecía imposible, esquivar el trazo grueso, el drama impostado, el artificio sentimental y la lágrima barata, sustituyendo todos los posibles errores con una demostración de sensibilidad honesta y, valga la redundancia, transparente. Una primera temporada que no es comedia, ni es drama, sino trozos de vida de una familia de la que es imposible no enamorarse, a la que es imposible no entender y de la que es imposible olvidarse. Bienvenida a nuestras vidas, 'Transparent'. Tus tres Emmys, Mejor Actor, Mejor Dirección y Mejor Actor Invitado (Bradley Whitford) son solamente el principio.
5 ¿Por qué 'Olive Kitteridge' sí?
Con 'Olive Kitteridge', miniserie y personaje, se conecta o no se conecta. No hay término medio. Puede que suene a argumento ligero o cogido con pinzas, tonto de tan obvio, pero estos cuatro episodios ejemplares en su factura, puro HBO, resultan ten densos, complejos, pausados y reflexivos que, incluso para el espectador más acostumbrado, resulta una tarea que requiere de mucha, mucha paciencia. Ayuda, y mucho, un reparto entregadísimo a la causa, encabezado por los maravillosos Frances McDormand y Richard Jenkins, ambos galardonados en la madrugada de ayer, y secundados por intérpretes de la talla de Rosemarie DeWitt o un Bill Murray injustamente premiado por un trabajo realizado con el piloto más automático posible. Todos ellos habitan en un relato anodino en el que (aquí sí) pasan las cosas justas para llegar a una conclusión abierta que, eso sí, articula una conversación perfecta entre lo audiovisual y su material de origen literario, ganador del premio Pulitzer. Los Emmy se han enamorado locamente de ella y le han otorgado 6 de los 7 premios a los que optaba. Un resultado abultadísimo que, más allá de dejar con cara de tonto a Ryan Murphy y su 'American Horror Story: Freak Show', respalda una de las máximas de la cadena, pensar lo justo en el espectador medio. 'Olive Kitteridge' exige mucho pero ofrece una recompensa. Si consigues entrar en su juego, claro.
6 Emmys interpretativos. ¿Por qué sí y por qué no?
Repetimos: Jon Hamm, Jeffrey Tambor, Frances McDormand, Tony Hale y Richard Jenkins son premios incontestables. Sus trabajos, especialmente la de los dos primeros, se instalan en la memoria y no la abandonan. Sin embargo, sí que podemos poner en duda alguno de los premios interpretativos que se otorgaron a lo largo de una madrugada que dejó más de una pregunta sin respuesta. De acuerdo, Allison Janney tiene toda nuestra adoración gracias a su trabajo en 'El ala oeste de la casa blanca' y sigue teniendo una presencia brutal en pantalla, pero lo que hace Gaby Hoffman en 'Transparent' es de una delicadeza inolvidable. De acuerdo, Uzo Aduba ha hecho de Crazy Eyes un personaje icónico pero lo que hace Christina Hendriks en la despedida de 'Mad Men' es un auténtico tour de force de miradas y silencios, de emoción contenida, a la altura de su Joan. Ya la echamos de menos.
En el otro extremo, puestos a premiar todo lo posible a 'Juego de tronos', el galardón para Lena Headey debería haber sido parte indiscutible del botín. De acuerdo, Peter Dinklage ya es historia de la televisión pero no podemos decir que su quinta temporada como Tyrion nhaya estado entre sus mejores momentos. Con una trama torpe y alejada de los recitales a los que nos tenía acostumbrados, Dinklage hacía lo que podía. Su cara al ser nombrado como ganador lo dice todo. A pesar de que 'The Good Wife' también anda alejada de su nivel de grandeza habitual, Alan Cumming lleva unos cuantos años mereciendo un reconocimiento más que justificado. Tampoco habría estado mal que Jonathan Banks hubiera cumplido con las previsiones por 'Better Call Saul'. De acuerdo, Julia Louis-Dreyfus continúa reinando en su categoría pero los Emmy 2015, obsesionados por no caer en despedidas ni homenajes, no tuvieron en cuenta a una cómica tan genuina como Amy Poehler ni a la temporada final de una serie tan genial como 'Parks and recreations'. Una nueva nominación, una nueva derrota frente al huracán 'Veep'. De acuerdo, Viola Davis es una actriz que siempre está sobresaliente y ella es lo mejor de 'Cómo defender a un asesino', pero es INACEPTABLE que la Peggy Olson de Elisabeth Moss no tenga ningún Emmy. Una barbaridad que entra a formar parte de la larga lista de injusticias de la historia de unos premios que volverán el año que viene con más sorpresas, más errores y más espectáculo. Pero sin Don Draper. Drama.