No somos pocos los que temblamos solo de pensar en una buena película escrita por Shane Black o dirigida por John McTiernan. Sin embargo, en esa misma época no todo el cine de acción fue tan increíblemente magistral, sino que también había una rama ultraviolenta que alardeaba de unos valores conservadores usando, en numerosas ocasiones, una técnica mucho más mediocre. Tanto Stallone como Schwarzenegger hicieron filmes así, pero los máximos exponentes de este tipo de cine son y han sido siempre Steven Seagal y Jean-Claude Van Damme.
'Señalado por la muerte' es una de las cintas más destacables de Seagal. Y es delirante como pocas. Hay fragmentos con una especie de conciencia social con un resultado muy deficiente y repletos de demagogia, donde el protagonista reflexiona sobre lo podrido que está el mundo y hasta dónde se puede llegar para defenderlo. Pero por otra parte, hay escenas que se salen completamente del tono inicial y que no pueden conseguir otra cosa que no sea arrancarte una risa de la locura que estás contemplando. Momentos con vudú, resurrecciones, apariciones y otros elementos "mágicos".
Seagal repartiendo leña
La película empieza de forma insuperable. Steven Seagal persiguiendo a Danny Trejo, conocido por su papel protagonista en 'Machete' y por ser secundario en miles de películas del género, ¿qué mas se puede pedir? Lamentablemente, la cosa va hacia abajo y sin frenos durante la primera mitad. Empieza un dramón familiar y una fase durante la cual el protagonista, John Hatcher, intenta redimirse de su pasado. Algo que le viene a 'Señalado por la muerte' fatal, porque está claro que no hemos venido a ver a Seagal hablando con un cura. Sin embargo, esto le pasa a todas las películas de este estilo, se toman en serio a sí mismas hasta la última de las consecuencias. Algo que por otro lado, también se agradece, ya a que veces no hay nada mejor para reírse que ver algo mediocre que se cree mejor de lo que es.
La segunda mitad es todo lo que uno podría esperar de una película de Seagal. E incluso más. Están todos los tópicos, todos. Los chistes malos, el protagonista que no se despeina, los negratas traficantes... Todos. Y es aquí cuando se necesita cierto esfuerzo del espectador para empezar a disfrutar como un niño. Porque pasarlo bien viendo a Seagal pegando tollinas no es complicado, eso está dentro de nuestra naturaleza, pero hacerlo con la estupidísima trama no tanto. Eso sí, no es difícil, solo hay que verla como el auténtico despropósito sin sentido que es.
Cuestión de expectativas
Por lo tanto, para disfrutar de verdad viendo 'Señalado por la muerte' hay unas sencillas reglas, complementarias y casi imprescindibles. Quedar con unos amigos, comprar unas pizzas, esperar a que Seagal rompa codos como solo él lo sabe hacer y mofarse del argumento como solo unos colegas que han quedado a ver una película pueden hacerlo. Porque la mezcla de vudú, Steven Seagal y el enemigo más disparatado de la historia no se puede ver de otra forma.
Screwface es una de las mejores razones para ver esta película, si no la mejor. Basil Wallace hace un gran trabajo sobreactuando al personaje hasta el extremo más hilarante, porque es inconcible pensar en este villano sin las muecas y los antinaturales movimientos de Wallace. Es mágico; tiene dos vidas, como si de un videojuego se tratara; pelea con katanas y hasta tiene rastas - tal y como manda el código no escrito de los negratas traficantes-.
Es una cinta tan loca y extraña que si obvias los vergonzosos momentos moralina te lo vas a pasar en grande. No es para todo el mundo, no todos disfrutan igual de una buena ración de cine cutre y algunos preferirán ponerse un 'Transformers' para la sesión de acción de sábado tarde. Pero es importante saber que Seagal siempre estará ahí, actuando al nivel de una planta de patio y rompiendo extremidades solo para que tú lo pases en grande.