Solo han pasado ocho años desde que se estrenaran las primeras películas de Natalia de Molina. Con una de ellas, 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', ganó el Goya revelación en 2014. Dos años después ganó otro cabezón, este ya como Mejor actriz protagonista compitiendo con Penélope Cruz, Juliette Binoche e Inma Cuesta. Se convirtió en la actriz más joven en conseguir su segundo premio de la Academia, algo que no supo disfrutar del todo: "Entré en shock y salí del shock hace poco, en la pandemia. No supe gestionarlo".
Hablamos de ello en nuestro podcast Sesión golfa, donde la hemos recibido para hacer un repaso por su impresionante carrera. A sus 31 años es una de las actrices que más trabaja en la industria, y ahora estrena en los cines 'Operación Camarón', una comedia de Telecinco que debería ayudar a que el público vuelva a las salas.
Una de las claves de su éxito es la naturalidad de sus interpretaciones, algo que nos confiesa que le obsesiona. "Cuando construyo personajes, lo que siempre intento es que la gente no piense que está viendo una actriz haciendo de... sino que vea al personaje, y que lo que diga suene a verdad, y encontrar siempre un lugar... Yo hablo desde el coño. Yo trabajo desde el coño, porque se usa mucho lo de los intestinos, las entrañas y tal... y no, es desde el coño. Yo lo siento así, e intento encontrar ahí un lugar que sea de verdad", explica.
Tenéis la conversación completa en Sesión golfa, ya disponible en Spotify, iVoox y Apple Podcasts, y en versión en vídeo en nuestro canal de Youtube. O también podéis darle a play aquí abajo.
Uno de los peores rodajes de su vida
La magia del cine es lo que tiene: un drama muy duro para el espectador puede haber sido una experiencia muy agradable para el equipo, y grabar una comedia divertidísima quizá fue un infierno. Algo así le pasó a Natalia de Molina al principio de su carrera con 'Techo y comida' y 'Cómo sobrevivir a una despedida'. "Ese rodaje fue muy duro, para mí de los rodajes que más he sufrido. Por suerte tenía a mi hermana [Celia de Molina] al lado, porque si llego a estar sola no sé, me planteé que igual no quería dedicarme a esto después de ese rodaje. Todo lo que parecía de comedia y tal, el rodaje fue un in... vamos, uf. Sufrí, no disfruté nada. Había mucha tensión, las cosas no se gestionaron bien, yo qué sé...".
Justo después de esa mala experiencia con la película dirigida por Manuela Burló Moreno, se reconcilió con el trabajo una película que le valió su segundo Goya por una interpretación entregada. La experiencia, además, fue mucho más ligera: "En 'Techo y comida' nos reíamos... Lo bien que nos lo pasamos en ese rodaje, la de chistes, la de risas, el equipo cada vez que terminábamos el rodaje nos íbamos por ahí y acabábamos todos doblados. Nos lo pasamos muy bien".