¡Cuidado SPOILER!
*A partir del tercer párrafo hablo de cosas más "concretas" que la genialidad de Moffat o los pómulos de Cumberbatch. ¡Lee bajo tu propia responsabilidad!
Y ojalá me equivoque. Ojalá sea cierto que pretenden volver. Desde luego lo que Steven Moffat y Mark Gatiss, creadores del 'Sherlock' mas espectacular de la pantalla y mas que fans, religiosos de la letra de Sir Arthur, tienen ahora mismo por delante es la mejor de las elecciones. Ahora las declaraciones que hemos estado escuchando a lo largo de los últimos meses cobran todo el sentido del mundo. "Cuando veáis el final lo entenderéis", nos dijo Cumberbatch. Moffat por su parte aseguró que el respiro iban a tomárselo y que retomarían la ficción si todo el equipo volvía a sentirse apasionado y encontraban una historia que mereciese la pena. Ahora todo tiene sentido.
El desenlace de 'El problema final' es un final de serie. Simple y llanamente lo es. Si somos afortunados puede que Moffat y Gatiss algún día decidan "resucitar" a nuestro Sherlock, pero la despedida está ahí y es clara. Además la pluma tras este endiablado episodio se ha encargado de atar todos los detalles, incluir todos los guiños posibles y responder a los pocos misterios que encerraba ya el corazón de un detective que en esta ultima hora y media vemos palpitando encima de una mesa.
Por fin Lestrade fue Greg, Molly dijo "te quiero", Moriarty volvió a la vida de la mano de Queen y Mary dijo las últimas palabras que anunciaron una normalidad de la que espero volvamos a ser testigos. Un carrusel de casos de despedida que mas que alentarme me quitan toda esperanza. De nuevo, ojalá me equivoque. Ojalá para cuando acabes de leer este artículo ya se haya confirmado la renovación. Si no es así, desde luego, nos despedimos en alto.
Tras el cliffhanger de 'El detective mentiroso' tuvimos claro que la joya de los Holmes aun no había hecho su aparición, pero desde luego no esperábamos algo tan imposiblemente dramático y emocionante como para tener que morder lo que tengas a mano. La tensión es tal a lo largo de todo el episodio que resulta hasta incómoda. Demasiado largo el juego de Eurus. Demasiado contenido un Sherlock que en un episodio muestra la evolución que ha vivido a lo largo de cuatro temporadas. Salta del "estoy disfrutando del juego" al "estoy comprometido emocionalmente" en un viaje mas que representativo de lo que el detective es y de la dinámica que comparte con Watson (Martin Freeman), ese amigo que le entiende mejor que su propio hermano.
Eso si, de todos los momentazos del episodio me quedo con la aparición estelar de Moriarty, aunque sea vía grabaciones, y con el origen del muro en torno al corazón del genio de la deducción. Barba Roja. El Watson de la infancia de Holmes y toda una vida buscando esa pieza que faltaba. Los celos de una hermana a la que le habría ido mucho mejor si el hermano emotivo hubiese estado disponible. Ese "viento del este" nos hace volar irremediablemente porque bebe del hombre en el que se ha convertido el sociópata que pareciese no temer por la vida de ninguna de las víctimas de Moriarty cuando trataba de resolver sus puzzles. Aquella vez casi morimos de la tensión, una tensión que se ha multiplicado por mil ahora que sentimos no solo por sino con un personaje que lleva paseándose con el corazón en la mano dos temporadas ya.
Al final ese emotivo discurso que diese el padrino de John en la boda de los Watson, no era más que el principio de una escalada gradual hacia lo que iba a ser una disertación sobre el lado pasional de un personaje cuya deducción bebe de un afán aventurero si, pero también de ese sentido heroico que siempre ha negado tener y que acaba luciendo a la mínima ocasión. Sherlock no podía haber pedido un mejor contrincante en este juego psicológico final. Sigan Brooke hace un trabajazo y no tiene problema a la hora de ponerse a la altura del trío calavera.
Pero sin duda, lo mejor del episodio es esa magia que trasciende cuando ves que piezas que se lanzasen hace eones encajan a la perfección después de mil giros imposibles. Como episodio poco mas se le puede pedir. Es taquicardico hasta el final, quizá le falta algo de alivio cómico que se compensa con espectacularidad en la narrativa. Como final de serie... No se podría esperar uno mejor. Responde a todas las preguntas importantes, a la par que deja claro que el alma de la serie son los casos. Siempre hay casos por resolver. Ojalá me equivoque. Ojalá volvamos pronto al 221B de la calle Baker.