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PRE-CRÍTICA

'Shoot 'em up', zanahorias letales

Sin duda alguna, 'Shoot 'em up' es la altrnativa más cafre, entretenida y disparatada de este Hallowen en nuestras salas.

Por Óscar Martínez 30 de Octubre 2007 | 19:19

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Dirigida por Michael Davis, responsable de algunos capítulos de esa genial serie llamada Deadwood, nos llega 'Shoot 'em up', película que en nuestro país llevará la coletilla de En el punto de mira.

La película, protagonizada por Clive Owen, Monica Bellucci y Paul Giamatti, cuenta la historia del Sr. Smith, un misterioso y solitario pistolero, que se interpone involuntariamente en un complot gubernamental cuando rescata a un bebé de una muerte segura. Para alimentar a su pequeño protegido, el Sr. Smith recurre a una prostituta que acaba de perder a su propio hijo. Ambos son desde ese momento el objetivo de un peligroso mafioso y su banda, enviados para acabar con el bebé.

Ya desde que 'Shoot 'em up' comenzó a producirse, sus responsables la definieron claramente como una sucesión de todos los clichés del cine de acción elevados a la enésima potencia.

Y cuánta razón tenían.

Con una trama (por decir algo) que no comienza a hilvanarse hasta el tercio final de película pero que tampoco nos interesa ni nos inquieta en lo más mínimo, 'Shoot 'em up' es todo un compendio de tiroteos, escaramuzas imposibles, muertes por zanahoria, vaciladas varias y exíguos diálogos de tipos duros.

En definitiva, efectismo puro y duro. Pero, en fin, ¿alguien esperaba otra cosa?

Sexo, balas y Rock 'N' Roll

Los tres protagonistas ejercen de hiperbólicos arquetipos de películas como 'Jungla de cristal', 'Arma letal' o similares, con ciertas reminiscencias tarantinianas y muchos ecos a la película más desfasada que podáis recordar de John Woo, en una sucesión de tiroteos sin tregua a lo largo de su escasa hora y media de metraje: Clive Owen se nos presenta como el prototipo de antihéroe -cuya corona sigue y seguirá ostentando John McClane por los tiempos de los tiempos- mientras que Paul Giamatti se erige como villano de turno, con paranoias y tics recurrentes (en este caso, las constantes llamadas telefónicas de su esposa), mientras que Monica Bellucci ejerce, cómo no, de mujer florero de armas tomar.

Como decía, 'Shoot 'em up' se sostiene a base de rizar el rizo una y otra vez, de recrear una situación todavía más imposible, risible e inverosímil que la anterior, y de ofrecer más muertes a cada escena, por lo que a un servidor sólo le ha faltado ver un contador de muertes como en Hot shots 2: dignos de mención son el pseudodiálogo entre Owen y Giamatti a través de las letras de un luminoso al principio de la película, el rescate del bebé en el parque, las ya citadas muertes por zanahoria, y los tiroteos en plena cópula o en mitad de una caída libre, y la máxima odio a los tíos con coleta.

Shoot 'em up, como divertimento puro y duro, es una verdadera genialidad, que seguro hará las delicias de los seguidores del cine de acción palomitero con ciertas dosis de humor, pero lo cierto es que a mitad de la película uno ya empieza a cansarse de que Mr. Smith no reciba un solo disparo, mientras que cada una de sus balas, extintores, sillas, mesas y zanahorias acaben siempre en alguna parte del cuerpo de la procesión de malosos de libro que deambula por el plató. Y es que uno no puede dejar de echar de menos el habitual sufrimiento del héroe, el afán de superación por evitar lo inevitable que le lleva a conseguir lo imposible, cosa que no sucede con el personaje interpretado por Clive Owen, más chulo que un ocho verde pistacho. Eso, y quizá algo más de humor a la par que de diálogos, más en la línea de películas tan redondas como 'Snatch, cerdos y diamantes', la divertida 'Ases calientes' o, por supuesto, la propia tetralogía de 'Jungla de cristal'.

Como película, una chorrada monumental; como entretenimiento, una maravilla.