En pleno apogeo de Pixar (Monstruos S.A.) y con la Disney de animación tradicional un tanto renqueante ('Atlantis', 'Dinosaurio'...), el estudio Dreamworks Pictures se hizo definitivamente con su correspondiente cuota de espectadores de cine animado gracias a 'Shrek', la inolvidable historia del ogro gruñón, el asno parlanchín y la princesa rebelde encerrada "en lo más alto de la más alta torre". La película es aún hoy el mayor éxito del estudio y, a pesar de que las secuelas (solo la segunda le hace justicia al original) han desvirtuado un tanto la imagen del personaje, la película que Andrew Adamson dirigió en 2001, sigue siendo indiscutiblemente un clásico de la animación moderna.
Y lo es con merecimiento, a pesar de que en la técnica no sea tan brillante, ni tan llamativa como otros títulos más cuidados de, sin ir más lejos, Pixar. Era su ingenioso guion y su manera de darle la vuelta a los tópicos del cuento tradicional, por medio de un humor tanto irreverente y desenfadado, lo que convertían a 'Shrek' en algo tan especial y nuevo dentro del género animado.
La película apostaba por la comedia pura, apartándose de las ñoñerías habituales de los cuentos de princesas Disney. El protagonista no era el príncipe sino el ogro, y la princesa en realidad escondía una doble identidad que poco tenía que ver con el refinado estilo 'Cenicienta'. Y luego estaba Asno, claro. El personaje al que dobla magistralmente Eddie Murphy en la versión original (y José Mota también de manera excelente en castellano) es un festival del humor en sí mismo, con sus impertinencias, su ingenuidad y sus números musicales.
Para grandes y pequeños
El film hacía uso además de una banda sonora poco habitual para el cine de animación infantil, incluyendo temas de Smash Mouth o una preciosa versión del 'Hallellujah' de Van Morrison a cargo de Rufus Wainwright. Y otra de sus bazas era la parodia de éxitos del cine reciente como 'Matrix' en las escenas de lucha de la princesa Fiona en el bosque. Guiños adultos para los acompañantes de los más pequeños, algo que desde entonces se ha convertido en una constante en la trayectoria de Dreamworks Animation, aunque casi nunca con tanta fortuna como en 'Shrek'.
La película guarda diálogos memorables ('los ogros son como las cebollas'), destellos de humor gloriosos (la torturada galleta Jengi, el espejo o el villano pretendiente de la princesa son desternillantes, así como Pinocho o los tres cerditos en una versión alejada del imaginario colectivo tradicional) contiene una moraleja sobre el valor de la amistad y la aceptación de la diferencia de lo más sana y se disfruta por igual por los adultos que por los niños. En definitiva un divertimento imprescindible y (a pesar de Pixar) una de las películas de animación de la pasada década que recordamos con más cariño.
