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PRECRITICA

'Si la cosa funciona', Woody is back

Woody Allen regresa a su querida New York y nos ofrece la que probablemente sea su mejor comedia desde 'Desmontando a Harry'.

Por Óscar Martínez 30 de Septiembre 2009 | 00:15

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Decía el bueno de Woody que Larry David había dado vida al personaje de 'Si la cosa funciona' porque éste era demasiado insoportable como para que lo hubiera interpretado él mismo. Puede que, en cierta medida, dicha afirmación sea válida -y es que hay mucha gente a la que le sale hurticaria nada más ver a Allen en pantalla-, pero uno no puede evitar ver en Boris Yellnikoff un homólogo más de la galería de personajes que pueblan la vasta filmografía del neoyorquino.

'Si la cosa funciona', Woody is back

Huraño, misántropo, ególatra, hipocondríaco y, al mismo tiempo, encantador a su particular manera, el protagonista de 'Si la cosa funciona' divaga de manera análoga a la de los personajes de 'Annie Hall', 'Desmontando a Harry' y tantos otros, un nuevo alter ego del propio Allen que retoma los diálogos caústicos e incisivos, el soliloquio in crescendo hasta alcanzar el éxtasis de una demoledora y lúcida diarrea verbal, y que, en el sumum del narcisismo y la egolatría de su protagonista, se permite incluso el recurso de hablar con y sobre el propio espectador, en un metalenguaje cinematográfico al que el cineasta neoyorquino ya ha recurrido en alguna que otra ocasión.

Como suele ser habitual en los trabajos de Allen, 'Si la cosa funciona' prescinde abruptamente de toda estética fílmica para centrarse de manera casi exclusiva en los personajes y sus diálogos, en la particular evolución de unos protagonistas expresamente arquetípicos que cambiarán diametralmente sus vidas en cuanto degusten las mieles de esa Babel multicultural que es New York. Por ello, el film de Allen parte desde el habitual subjetivismo de la visión cosmopolita del mundo occidental, dando pie al ensañamiento de su protagonista hacia esa cultura tradicional, devota y ultraconservadora de algunos de sus personajes, vista aquí como cohibida, racista y cerrada de miras.

'Si la cosa funciona', Woody is back

Pero, a pesar de que 'Si la cosa funciona' arremete con particular alevosía contra dicha cultura, no por ello Allen deja de criticar a la propia sociedad a la que representa o, como mínimo, de la que se ve obligado a formar parte, dilapidando por el camino buena parte de sus estereotipos y clichés, y arremetiendo con una cruda acritud pocas veces vista a lo largo de su carrera contra la misma, partiendo de la base de prejuicios y dogmas nacidos de la desinformación o, en todo caso, de la desinformación por el exceso de información.

Así que, resumiendo, 'Si la cosa funciona' resulta ser una grata sorpresa en la filmografía de Woody Allen, un esperado y necesario back to basics tras su errático periplo por tierras sajonas y catalanas, en la que probablemente sea su mejor comedia desde 'Desmontando a Harry'.