Es 2007 otra vez. A las 12:01 del 2 de mayo, el Sindicato de Guionistas de América inició la huelga que ya llevaban semanas advirtiendo tras no haber alcanzado un acuerdo con los estudios de Hollywood. Sobre la industria se cierne de nuevo la sombra que paralizó por completo el cine y la televisión hace quince años, aunque la situación no sea ni mucho menos similar.
El lunes por la noche era la fecha límite para llegar a un acuerdo, pero ya en las últimas horas quedaba claro que no iban a llegar a ese punto de encuentro. El voto de los guionistas fue unánime.
¿Qué es lo que piden? El Sindicato de Guionistas ha publicado una tabla en la que se detallan esas peticiones y lo que estaban dispuestos a dar los estudios (han negociado con las grandes majors, como Universal, Warner, Disney o Paramount, y con los principales agentes del streaming, como Netflix, Amazon y Apple):
I'm incredibly proud of how transparent our union is. In the @WGAWest's strike announcement, we included a list of our proposals, and the AMPTP's responses. Read it for yourself: it explains in black and white we're forced to go on strike. pic.twitter.com/U2FLsv9Dob
? Adam Conover (@adamconover) May 2, 2023
Uno de los principales puntos que buscan los guionistas con esta huelga es estabilidad: acabar con el régimen de empleo temporal o de cobro por proyecto. Por eso piden que la sala de guionistas esté compuesta por un mínimo de empleados dependiendo del número de capítulos, y que los contratos tengan un mínimo de semanas por temporada. Los estudios se negaron a negociar cualquiera de estas dos demandas.
También buscan una regularización de las ganancias residuales en tiempos del streaming, un tema que ya en la huelga de 2007 empezaba a cobrar importancia y que ahora es protagonista absoluto de la huelga. Quieren, entre otras cosas, que las plataformas sean transparentes con la audiencia de sus contenidos para poder exigir una compensación acorde con el alcance de un título en cuestión. Buscan que reposiciones y demás formas de volver a explotar el contenido también les repercuta a ellos económicamente.
La inteligencia artificial entra de lleno en las negociaciones, con el sindicato buscando que no se pueda considerar ni fuente ni material literario nada que haya sido escrito por una IA. Los estudios también lo rechazaron.
El sindicato, que también busca una subida de los salarios mínimos, afirma que todas sus peticiones costarían a los estudios unos 429 millones de dólares al año, una cantidad bastante baja vistas las cifras que se mueven en la industria. Los estudios, dicen los guionistas, les ofrecieron en respuesta ajustes por valor de 86 millones de dólares al año.
La Alianza de Productores de Cine y Televisión ha cedido en las últimas semanas en algún punto de la negociación, como en la subida de salarios (aunque no con los porcentajes que pedían los guionistas), pero en muchos otros puntos se han negado directamente a discutirlo. Los guionistas cuentan con el apoyo de otras ramas de la industria, como los directores, los músicos, los técnicos y los actores. Amanda Seyfried, por ejemplo, aprovechó su paso por la gala del Met para recordar: "Todo cambió con el streaming, y todo el mundo debería ser compensado por su trabajo. Es así de fácil".
Amanda Seyfried shares her thoughts on a potential WGA strike: "Everything changed with streaming, and everyone should be compensated for their work. It's f-cking easy." pic.twitter.com/T21n5f188K
? Film Updates (@FilmUpdates) May 2, 2023
¿Qué pasará con las series y películas?
Las protestas y piquetes comienzan el martes 2 de mayo, y a partir de ese día no se podrá escribir ni un solo guion más en Hollywood hasta que se termine la huelga. Los primeros afectados por ello son los programas del late night estadounidense. Jimmy Kimmel, Jimmy Fallon o Stephen Colbert pasarán a emitir programas antiguos, y 'Saturday Night Live' podría ir por el mismo camino. En 2008 algunos optaron por hacer programas sin guion para seguir trabajando, algunos con ideas tan esperpénticas como dedicar un programa a ver cuánto tiempo era capaz de girar su anillo de boda (fue Conan O'Brien, y durante la huelga pagó de su bolsillo los sueldos de casi 80 empleados del programa).
Después se verían afectadas las series diarias, que se quedarán pronto sin episodios grabados. Las cadenas podrían optar por hacer más programas de telerrealidad o que no requieran de guiones. Si la cosa se alargase se verían afectadas las próximas temporadas de series y las películas, con los estudios teniendo que decidir si posponen algún estreno para tener títulos suficientes para dar a los cines a largo plazo.
Las series y películas que ya tengan los guiones escritos pueden continuar con los rodajes, pero no pueden tocar ni una coma de los libretos. Sin embargo, la situación de la industria es muy diferente a la huelga de 2007, que duró cien días y supuso hasta la cancelación de algunas series. Con el streaming, la mayor parte de estudios tienen bastantes títulos en la nevera con los que ir tirando en lo que dura la huelga.
Netflix ya lo dijo en su reciente llamada a los accionistas: "Respetamos a los guionistas, y respetamos al sindicato. No estaríamos aquí sin ellos. No queremos una huelga. Si la hay, y queremos trabajar muy duro para asegurarnos de que podemos encontrar un acuerdo justo y equitativo para evitarla, pero si la hay, tenemos una gran base de próximas series y películas de todo el mundo. Probablemente podamos servir a nuestros miembros mejor que ningún otro".
Pero para los guionistas la huelga va directamente de "la supervivencia de la escritura como profesión" y el fin de la devaluación de su trabajo en la era del streaming: "Mientras que los beneficios de las compañías se han mantenido altas y el gasto en contenido ha crecido, los guionistas nos quedamos atrás. Las compañías han utilizado la transición al streaming para recortar el pago a los guionistas y separar la sala de guion de la producción, empeorando las condiciones de trabajo para los guionistas en todos los niveles".
Es difícil de saber cuánto durará esta huelga (la más larga tuvo lugar a finales de los 80 y duró más de 150 días), pero la situación se podría poner más cruda en junio porque también terminan los contratos de los productores con el Sindicato de Actores y el de Directores. Si cualquiera de los dos acaba yendo también a la huelga, y la cosa no está precisamente tranquila por ese lado tampoco por las mismas razones, sería una hecatombe.