Es jueves en Sitges, y eso indica que ya hemos sobrepasado el ecuador del festival y que entramos de pleno en la recta final del mismo. Pero eso no significa que se hayan acabado las buenas propuestas que nos propone su programación. En esta ocasión los títulos de los cuales hemos disfrutado en esta séptima jornada forman parte de la Sección Oficial y de Noves Visions.
De lo sobrenatural al canibalismo, pasando por uno de los embarazos más perturbadores del cine de terror reciente y por una de las últimas sensaciones del cine de acción ruso, la diferenciación de las temáticas vuelve a ser uno de los grandes aciertos del día, que ha acabado resultando uno de los más gratificantes debido al descubrimiento de otra de las grandes joyas del festival.
A dark song
La ópera prima de Liam Gavin, encargado también del guion, se nos presenta cual drama sobrenatural en el que la desesperación de una madre tras la pérdida de su hijo le llevará a involucrarse en un extenuante ritual en una casa aislada, con la única compañía de un experto médium con quien deberá compartir encierro voluntario durante todos los meses que dure el ceremonial.
El film toma como referencia 'El Libro de Abramelín', grimorio con cierta relevancia para la cábala, y que cuenta el proceso a seguir para la invocación de los doce duques y reyes del Infierno a través de la llamada del Ángel de la Guarda. De carácter pausado, nos irá introduciendo poco a poco en un universo místico en el que no pueden faltar destellos de terror, y que en su imaginario recuerda (salvando las distancias) a ese reciente despropósito del horror mainstream llamado 'El otro lado de la puerta'.
Lástima que al final, 'A dark song' decida echarlo todo por la borda con una última secuencia que camina entre el bochorno y la comedia involuntaria, y que hace que la experiencia de inmersión plena en la película se desvanezca por completo.
Nota: 6
Lo mejor: El in crescendo en su imaginario fantástico.
Lo peor: El desenlace tira por la borda todo el resto.
Shelley
En 'Shelley', enésima revisión del arquetipo de la madre en peligro que conocimos en 'La semilla del diablo', Elena (Cosmina Stratan) es una joven rumana que se traslada al campo a trabajar como asistenta para un matrimonio en el que la mujer, Louise (Ellen Dorritt Petersen), está convaleciente tras un aborto. Tras aceptar la proposición de convertirse en vientre de alquiler de la pareja y lograr quedarse embarazada, Elena descubrirá que lo que está creciendo en su interior no parece algo natural.
Ali Abbasi dirige así 'Shelley', su primer largometraje, al que dota de una atmósfera de tensión y que se convierte en claro ejemplo de terror intimista que, además de atesorar la atmósfera típicamente pausada del cine escandinavo, reflexiona entorno a los terrores derivados del embarazado y el miedo a tener hijos.
Nota: 7
Lo mejor: Su perfecta conjugación entre el drama y el terror.
Lo peor: Lo precipitado de su desenlace.
Hardcore Henry
Si echamos la vista atrás, ya en los años cuarenta encontramos un ejemplo de cine negro contado en primera persona, dirigido por Robert Montgomery y llamado 'La Dama del Lago'. Acostumbrados ya al formato del videojuego, era de esperar que el cine encontrase una nueva forma para contar sus historias.
Ilya Naishuller trae desde Rusia 'Hardcore Henry', el título que causó furor tras su estreno mundial en las sesiones de medianoche del Festival de Toronto de 2015, en el que Henry es un cyborg resucitado que deberá salvar la vida de su mujer y creadora, Estelle (Haley Bennett), y huir de forma desesperada de un tirano con poderes telekinéticos.
Arriesgado ejemplo de acción desenfrenada en el que el espectador es los ojos de su protagonista, como si de un shooter se tratase, seremos testigo en primerísima persona de los tiros, hostias, huidas, salpicaduras de sangre y adrenalina vivida por Henry en una historia con un guion más que simplón y que únicamente funciona por lo perfectamente coreografiadas que están sus adrenalíticas secuencias de acción.
Nota: 5
Lo mejor: Su ejecución.
Lo peor: Todo el resto es tan básico y está tan poco trabajado que crea cierta tendencia a la comedia involuntaria.
Raw
Si en 'Zonas húmedas', Helen se revelaba contra el mundo y se convertía en la dueña del suyo propio, cambiando los esquemas establecidos para con la propia adolescencia manteniendo una bizarra relación entre su propio yo y el concepto de higiene, la protagonista de 'Raw (Crudo)', Justine (Garance Marillier), afronta sus propios temores de juventud derivados del paso a la edad adulta con la llegada de la etapa universitaria, cambiando su estricta dieta vegetariana por un incipiente gusto por la carne... cruda.
La francesa Julia Ducournau escribe y dirige una cinta que se posiciona cerca de títulos de culto del Nuevo Extremismo Francés como 'Trouble Every Day' o 'Dans ma peau', ambos dirigidos también por mujeres, siendo el que aquí nos concierne menos sórdido por lo que a su tratamiento se refiere, aunque bastante explícito por lo que atañe al gore, presente en tres secuencias memorables no aptas para estómagos sensibles.
Ganadora del premio FIPRESCI en la pasada edición de Cannes, 'Crudo' refleja las ansiedades y temores propios de la adolescencia a través de un canibalismo incipiente, tan ligado a la emancipación y al despertar sexual como a la recuperación de la vertiente más primitiva del ser humano.
Uno de los grandes must de la presente edición y de toda la temporada.
Nota: 8'5
Lo mejor: Aun teniendo en cuenta su carácter metafórico, su hiperrealismo es de los que dejan huella.
Lo peor: Cierta tendencia a la exageración a la hora de plasmar el microcosmos universitario, el cual resulta poco creíble.