No me gustaría haberme encontrado en la situación en la que se tuvo que encontrar Sam Mendes cuando aceptó encargarse de la película número 23 de una saga. Una que ha tenido sus más y sus menos, pero que forma parte de la historia del Séptimo Arte. Una vez visto 'Skyfall', uno llega a la conclusión de que Mendes sabía perfectamente lo que hacía.
Además de los retrasos por la situación económica de MGM, traducidos en una mayor preparación, el director tuvo un detalle muy fácil para traer de vuelta a Bond, James Bond, por todo lo alto. Su cincuenta aniversario ha sido la inspiración que necesitaba. Aunque sea un espía digno del siglo XXI, es la mirada al pasado la que hace de 'Skyfall' una película muy especial.
En la película, el MI-6 es atacado por un ciber terrorista, que además forma parte del pasado de M. Bond tendrá que encontrarle a tiempo, antes de que toda la organización acabe siendo cerrada por el gobierno. Que entren en juego las nuevas tecnologías hace que 007 tenga la actualización pertinente y se centre en los miedos de nuestra época, que acaban residiendo en la tierra de nadie que es Internet. Además, un gran villano es aquel que es capaz de imponer el miedo aunque no pueda verse. Pero Bond está entrenado para trabajar, precisamente, en las sombras.
Por mucho que cambien los ataques, Bond mantendrá toda su clase invariable, y sobre todo, su carisma. Mendes ha tenido también la suerte de contar con el agente más versátil, Daniel Craig. El trabajo de ambos ha dado lugar a un 007 muy humano, pero igualmente letal. Lejos queda el Bond que nunca salía herido, y que jamás mostraba vulnerabilidad. Craig ha conseguido destacar sobre los demás 007 por no ser una caricatura, sin dejar, en ningún momento, de llevar con orgullo el esmoquin y de manejar la pistola como nadie.
El enemigo lo merece, porque una vez más Javier Bardem se sale en su papel de némesis. Silva es una de sus interpretaciones más sorprendentes, aunque se basa en lo que el español sabe hacer mejor: actitud. Si en 'No es país para viejos' su simple presencia desarmaba a cualquiera, en 'Skyfall' tiene el mismo efecto pero justo al contrario: su locuacidad desconcierta casi tanto como lo hizo el Joker de Heath Ledger, clara inspiración, lleno de muecas y reacciones de locura total. Sus "problemas con mamá" no hacen más que mejorar el conjunto. Calculador e impredecible a la vez, quizás sí sea el mejor enemigo que ha tenido 007 jamás.
Aunque el detonante de la misión de 007 sea bastante cercano a la actualidad, 'Skyfall' no pretende enviar ningún mensaje, sino entretener como siempre lo ha hecho, y eso quiere dejarlo claro con infinidad de guiños al pasado del personaje, que hará las delicias de los incondicionales. El vestuario, los coches o los escenarios exóticos de Shanghai y Estambul, junto a unas chicas Bond, que pasan de nuevo a un segundo plano, todo es 100% Bond. Un agente que, más que nunca, sirve a su país, probablemente para recordarnos en su medio centenario de dónde viene. Londres se convierte en un personaje más de la misión.Cine de espías de ayer, y por fin de hoy
Sí puede llegarse a sacar una defensa al cine de espías "de toda la vida" en 'Skyfall'. Muchos comentarios recuerdan que, por mucha tecnología y gadgets, no hay nada como una buena persecución o unos efectos especiales clásicos. También sirve para que 007 se gane su hueco en un presente en el que parece que podemos solucionarlo todo con un ordenador. Alguien tiene que mancharse las manos de vez en cuando, y Bond es el idóneo, y lo demuestra sin más alardes que su pistola.
Los actores también se empapan de este continuo deja vu de la historia del espía, destacando la sonora ovación que merece Judi Dench bordando de nuevo a M a pesar del tiempo y las películas que lleva dedicado al MI-6. El feeling que muestra con Craig ofrece grandes momentos en la película. Sam Mendes se encarga del resto con gran soltura, desde las coreografiadas persecuciones y peleas hasta una fotografía que debe disfrutarse con gusto en la gran pantalla. No sólo es que Mendes sea un gran director, es que ha conseguido hacer la cinta que todo fan de Bond, si pudiera, encargaría. 'Skyfall' no llega a ser larga a pesar de sus más de dos horas de duración (probablemente no nos acordamos de que existían películas de menos de dos horas), lo cual puede resumir perfectamente si la espera ha merecido la pena.
No hace falta más que escuchar las primeras notas del tema de Adele para envolvernos de nostalgia y abrir nuestra mente a los recuerdos que todos tengamos con James Bond. Hay acción, hay lujo, hay sexo, hay Martinis y hay todo lo que forma parte de la tradición de la franquicia, contado para el público de hoy. 'Skyfall' deja la base para que la franquicia pueda seguir con esa fórmula de pasado y presente juntos en armonía, ha sido como iniciar un nuevo capítulo en la historia de la saga. No se puede pedir más a un personaje que, tras 23 misiones, puede seguir sorprendiéndonos.