Hacer comedia puede ser un acto revolucionario. Y más si salpicas con humor temas que siempre se han abordado con seriedad porque pertenecen a la memoria histórica de un país. Críticas no van a faltar, con sectores de la sociedad dándose golpes en el pecho aunque ni tan si quiera se hayan molestado en ver la producción audiovisual en cuestión. Sino que se lo pregunten a Borja Cobeaga y Diego San José cuando con 'Fe de Etarras' se atrevieron a hablar del terrorismo de ETA desde la comedia en 2017 y más de uno quiso por ello quemarlos en la hoguera. Pero ya tenemos la piel demasiado curtida como para nos quemen esas ascuas.
El que las azuza ahora es Guillermo Rojas con 'Solos en la noche', película que nos transporta a la España de 1981 para abordar un evento histórico que zarandeó a la sociedad: el golpe de Estado del 23 de febrero. Lo hace a través de un grupo de abogados laboralistas que, ante el miedo de que triunfe el asalto al Congreso de los diputados, deciden esconderse en la casa de la tía de unos de ellos para decidir qué hacer. Esto servirá para que se desaten una serie de situaciones hilarantes producto de la incertidumbre y de los enredos que estallan entre los personajes.
Acostumbrados a leer y ver relatos sobre el 23-F alrededor de sus protagonistas, resulta refrescante explorar la dimensión humana y más de andar por casa de este episodio, lo que permite ahondar en el miedo, el nerviosismo y la confusión de quienes también lo sufrieron desde sus hogares. Su profesión, además, conecta con la capa política, lo que invita a repensar y poner en valor aquellos años de la Transición en los que las heridas del pasado aún supuraban y las ganas de un futuro democrático ya eran imparables.
Personajes con mucho que decir
Hacen falta pocos escenarios ante el encierro voluntario (aunque se cuida un buen dinamismo visual para no resultar una experiencia claustrofóbica) al que se somete el grupo, lo que da pie a que entre sus reacciones surjan tensiones, contradicciones y esperanzas que no solo definen a los abogados, sino a la sociedad en su conjunto. Especialmente a una izquierda que, como 'Solos en la noche', cuenta con muchas vertientes y maneras de entender el país. lo que les impide incluso llegar a acuerdos.
Toda la fuerza de la película reside en sus personajes, excelentemente dibujados. Manolo, encarnado por Alfonso Sánchez, representa la fuerza de un líder con convicciones férreas de las que no duda en alejarse en lo personal; Toni, al que da vida Félix Gómez, con un esquema de la democracia interesadamente hedonista; y Paco, interpretado por Pablo Gómez Pando, paralizado por el miedo pero cuya evolución (en puntos algo forzada) sirve de hilo de conductor.
Ellas, por su parte, dejan ver las cadenas no solo de la recién enterrada dictadura, sino del machismo. Paula Usero con su Marisol aporta un desenfadada ingenuidad sin miedo a vivir su libertad sexual mientras que a Carmen (Beatriz Arjona), la única que no pertenece al grupo de abogados pues es la mujer de Manolo, se le ha empezado a quedar el pequeño el corsé de madre entregada y esposa abnegada. Por último, Andrea Carballo como Adriana, argentina exilada, aporta una perspectiva internacional al conflicto sirviendo de contrapunto ante la inexperiencia democrática del resto.
Trayendo el 23-F a la actualidad
Desde sus ojos, y este es de los mayores aciertos de Rojas, que también ejerce de guionista y productor, se hace un retrato de la España contemporánea. Han pasado más de 40 años desde entonces, pero los azares del destino han querido que 'Solos en la noche' llegue en un momento de especial crispación política y social. Porque el cordobés empezó con este proyecto hace más de doce años pero no ha sido hasta ahora cuando ha podido levantarlo, justo a tiempo para poner en valor la democracia y recordarnos que todo lo ganado se puede perder.
'Solos en la noche' además de poner estas cuestiones sobre la mesa también comete algunos errores que lastran su ritmo natural, como el caer en diálogos demasiado expositivos o algunos giros forzados y hasta predecibles empujando los enredos para favorecer las relaciones románticas que se dan entre sus protagonistas. Aunque hay que tener en cuenta que la intención es presentar algo más ligero, sí se podría haber ahondado más, desde el humor, en las implicaciones del golpe, cuyas complejidades quedan muy simplificadas. No obstante, al comienzo sí se usa una ráfaga de imágenes documentales para dar contexto a los primeros pasos de la Transición hasta el 23-F.
Entreteniendo e invitando a la reflexión, 'Solos en la noche' se acerca a la sátira recordando al cine de Luis García Berlanga y juega con la nostalgia al estilo de José Luis Garci, a quien homenajea en el título por su clásico 'Solos en la madrugada'. Combina momentos hilarantes, como ese bebé que solo se duerme cuando le cantan 'La internacional'; con otros más emotivos, como el momento en el que todos entonan 'Grândola, Vila Morena', el himno de la Revolución de los Claveles portuguesa, recordándonos, en clave de humor, la fragilidad de la democracia.
'Solos en la noche' se estrena en cines el 20 de septiembre.
