Bajo el techo de Disney, Marvel está en la cima del entretenimiento, convirtiendo cada uno de sus estrenos en taquillazo mundial. Pero las cosas no siempre le fueron tan bien a La Casa a de las Ideas. A finales de los 90, la compañía se estaba recuperando de la bancarrota y empezaba a negociar para vender sus derechos a los estudios de cine. Antes de encontrar su hogar definitivo años más tarde en Disney, Marvel ofreció sus licencias a otro estudio, Sony Pictures, pero según desvela The Wall Street Journal, este los rechazó.
Por aquel entonces, Sony estaba únicamente interesada en hacerse con la totalidad de los derechos de Spider-Man, ya que contaba con los de distribución en DVD y buscaba ampliar la licencia para poder llevar también al Trepamuros al cine. Con este objetivo, el por aquel entonces ejecutivo de Sony Yair Landau, se reunió con el nuevo presidente de Marvel, Ike Perlmutter, para negociar, y se encontró con una sorprendente contraoferta: Marvel le ofrecía no solo los derechos de Spider-Man, sino también los de prácticamente todos sus personajes, incluidos Iron Man, Capitán América, Thor o Black Panther. ¿La cifra que pedía Marvel a Sony por todo su catálogo? Unos (ahora) irrisorios 25 millones de dólares.
Cuando Landau presentó la oferta de Marvel en Sony, sus superiores respondieron con un no rotundo: "A nadie le importan una mierda los demás personajes de Marvel", le dijeron, según recuerda el propio Landau, "Vuelve y consigue un trato solo para Spider-Man". Y así hizo. Landau regresó a Marvel y compró los derechos del Hombre Araña para el cine y la mitad de los beneficios de los productos asociados a la marca por 10 millones de dólares.
En 2002, Sony estrenó la primera entrega de la trilogía 'Spider-Man' dirigida por Sam Raimi, que cosechó un enorme éxito de taquilla, por lo que Sony debió sentirse muy satisfecha por la decisión que tomó varios años atrás. Sin embargo, cuando intentó relanzar al personaje con una nueva franquicia en 2012 se encontró con la indiferencia del público, lo que resultó en un nuevo acuerdo con Marvel Studios para que ellos produjeran las nuevas películas de Spider-Man dentro de su ya descomunalmente exitoso Universo Cinematográfico Marvel. La primera de ellas, 'Spider-Man: Homecoming', es una de las películas más taquilleras de 2017 en todo el mundo.
En 1998 Sony no podía imaginar la enorme popularidad que alcanzarían personajes como Iron Man, Capitán América o Hulk en el cine, pero echando la vista atrás, aun debe doler esa espinita clavada de lo que podía haber sido y no fue. Imaginaos lo diferente que podría haber sido todo si el Universo Marvel perteneciese a Sony. Sobre todo para Sony.
Levantando el nuevo Universo Arácnido
Después de fracasar a la hora de poner en marcha su propio Universo Cinematográfico Arácnido con el reboot protagonizado por Andrew Garfield, Sony ha encontrado una segunda (o mejor dicho, tercera) oportunidad para levantarlo de nuevo empezando de cero gracias a su acuerdo con Marvel.
La secuela de 'Spiderman: Homecoming', con Tom Holland de nuevo en la piel del Trepamuros, llegará en 2019. Pero antes, concretamente el 5 de octubre de 2018, conoceremos al nuevo Venom, que encarnará Tom Hardy en el primer spin-off del nuevo Spider-Man, y apenas un par de meses después daremos la bienvenida a Miles Morales en el largometraje de animación independiente 'Spider-Man: Into the Spider-Verse'.
Pero esto es solo el principio. El estudio ya ha anunciado que está preparando más proyectos centrados en otros villanos de los cómics del Hombre Araña, como Silver Sable y Black Cat o Morbius, aunque todavía no sabemos exactamente en qué grado estarán conectados con el Universo Marvel y el Spider-Man de Tom Holland. Si estas películas funcionan en taquilla como espera Sony, quizá lo de haber rechazado aquella ganga de Marvel no escueza tanto.
