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PRE-CRÍTICA

'Soy leyenda': ¿dónde te escondes, Neville?

Mañana se estrena la tercera adaptación cinematográfica de la novela de Richard Matheson 'Soy leyenda', protagonizada por Will Smith y dirigida por Francis Lawrence.

Por Óscar Martínez 18 de Diciembre 2007 | 18:40

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Ya está aquí el blockbuster navideño.

Dirigida por Francis Lawrence y protagonizada casi íntegramente por Will Smith junto a Alice Braga, Salli Richardson, Paradox Pollack, Charlie Tahan y con un cameo de Emma Thompson incluído, llega por fin a nuestras pantallas la tercera adaptación cinematográfica de 'Soy leyenda', novela publicada por Richard Matheson en 1954.

La película nos sitúa en el año 2012. Robert Neville es el último hombre vivo sobre la faz de la Tierra, aunque no está solo. Los otros hombres, mujeres y niños se han convertido en vampiros, y están todos sedientos de la sangre de Neville. Durante el día él es el cazador, buscando a los muertos vivientes mientras duermen, pero en la noche debe esconderse esperando el amanecer...

Con una duración de poco más de hora y media, 'Soy leyenda' se divide en dos partes claramente diferenciadas, a lo largo de las cuales asistimos a diversos flashbacks -no muy afortunados por lo general- que pretenden ponernos en antecedentes. La primera mitad, sin duda la más interesante, está única y exclusivamente interpretada por un solvente Will Smith acompañado de su perra Sam, y en ella Francis Lawrence nos deleita con una sucesión de espectaculares imágenes panorámicas de una New York devastada y seriamente afectada por el imperturbable avance de la Madre Naturaleza: edificios en ruinas, vehículos abandonados, suciedad por doquier... La gran manzana es ahora un vestigio del pasado, una ciudad fantasma habitada tan sólo por Robert Neville, que trata de mantener la cordura por medio del hábito y la costumbre, ya sea con un disciplinado orden diario, con la búsqueda de una cura, o con la desesperada interacción con su perra, a través de la radio, o incuso con maniquíes, planteándonos a golpes de silencio diversos dilemas morales tanto del protagonista como de nuestra propia sociedad.

Tergiversando el mensaje de Matheson

Por desgracia, en cuanto la trama de 'Soy leyenda' deja de deleitarse con su planteamiento para comenzar a desarrollarse, el mito se desmorona a pasos agitantados: por un lado nos encontramos con la terrible decepción que suponen los vampiros, no por sus apariciones -por otro lado, basadas en tópicos golpes de efecto-, sino por su propia reconstrucción digital, bastante alejada del perfeccionamiento del CGI que hemos podido ver en varias producciones a lo largo de este 2007.

En definitiva, que están mal hechos.

Por otro lado, la crisis de identidad que debería suponer la irrupción de Anna y su hijo en la hasta el momento monótona vida de Neville apenas sí nos es planteada, en beneficio de las persecuciones y los tiroteos de rigor, que a pesar de no estar del todo mal rodados tampoco suponen ninguna maravilla, eso sin tener en cuenta las diversas incongruencias que plantean. Por si eso fuera poco, el desenlace de 'Soy leyenda' -que no voy a desvelar- se encuentra salpicado de una esperanzadora moralina pseudoreligiosa que, más allá de ser radicalmente opuesta a la intención original de Richard Matheson, simplemente resulta insultantemente dogmática.

En definitiva, un servidor tan sólo destacaría la primera mitad de película, pues en cuanto Will Smith debe comenzar a interactuar, 'Soy leyenda' se pierde por derroteros palomiteros que, a pesar de ser (relativamente) necesarios en toda superproducción, planteados de otro modo habrían dado pie a una película completamente distinta y, probablemente, bastante redonda. Lo mejor, la perra Sam y un Will Smith que sorprende por su capacidad de sostener sobre sus hombros una película de esta índole, hasta el momento en el que la trama le supera.

Le doy un 5'5 sobre 10, aunque si me pusiera a comparar la película con la novela original, la nota descendería en picado hasta un 3'5 o 4.

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