'Star Wars: Episodio IX': George Lucas dijo que quería dirigir la última película de la saga

La relación entre George Lucas y el mundo del automóvil está marcada por la pasión, el peligro y el drama. Por este orden. Una historia que sufrió un importante punto de inflexión en 1962, año en el que el cineasta sufrió un accidente de tráfico que estuvo muy cerca de acabar con su vida. Evidentemente, aquel suceso hizo cambiar de opinión a un Lucas que, hasta ese instante, tenía la clara ambición de convertirse en un corredor profesional de automóviles pero que acabó centrando toda su ambición en el mundo del cine. Perdimos a un piloto. Ganamos a un director.

Si la primera información que recibimos sobre el perro de George Lucas es que su nombre era Indiana, la referencia cinematográfica inmediata parece más que evidente. Calma. Aunque, efectivamente, el cineasta lo tuvo en mente a la hora de empezar a plantear la saga del arqueólogo más famoso de la historia del cine, la primera influencia que tuvo su perro dentro de su trayectoria llegaría con 'Star Wars: Una nueva esperanza'. Y es que, Lucas decidió que el compañero de Han Solo sería una criatura con el mayor parecido posible a su mascota. Resultado: Chewbacca.

¿Os acordáis de la película de 'Flash Gordon'? Sí, hombre, aquel esperpento dirigido por Mike Hodges a comienzos de la década de los 80 en el que Max Von Sydow pedía auxilio con el rostro en cada una de sus escenas. ¿Ya? Pues bien, el primer cineasta que tuvo interés en llevar a cabo una adaptación cinematográfica de este personaje nacido de la mente de Alex Raymond en 1934 fue el mismísimo George Lucas.

De hecho, se trataba de un proyecto que llenaba al cineasta de ilusión pero al que tuvo que renunciar por culpa de unos derechos que nunca pudo conseguir. Tras esta decepción, Lucas decidió centrarse en una historia galáctica que le rondaba por la cabeza y que, vaya, terminó resultando la mejor decisión posible.

Exceptuando 'American Graffiti', todas las obras cinematográficas de George Lucas han compartido un nexo común que va mucho más allá de La Fuerza. En palabras del propio cineasta, sus películas siempre se han construido desde la relación entre los seres humanos y las máquinas, analizando el control que podemos llegar a tener sobre ellas y viceversa. Un conflicto de poder que, junto al componente de entretenimiento básico más evidente, se entiende como una pieza esencial de su trabajo.

Los primeros días en la vida laboral de cualquier persona nunca son fáciles. Y quien diga lo contrario miente. En el caso de George Lucas, la teoría se volvió a cumplir cuando entró a trabajar en los estudios de la Warner, una experiencia que empezó de la manera más decepcionante posible.

El cineasta, ambicioso desde el principio, tenía claro que lo que más quería en aquel momento era formar parte del Departamento de Animación de la compañía, un deseo que finalmente se cumplió. Eso sí, conviene señalar que su primer día fue también el último, ya que se decidió cerrar el departamento de manera eventual. Eso sí, esas 24 horas no se las quita nadie.

Ya hemos dicho con anterioridad que la creación de nuestro querido Chewbacca estuvo influida de manera determinante por la mascota de George Lucas. Pero, ¿qué pasa con Han Solo? Pues bien, sus orígenes también están relacionados con la vida del cineasta, y más específicamente, con sus amistades más ilustres. Y es que Lucas se inspiró en el genial Francis Ford Coppola para terminar de definir el comportamiento y la personalidad del personaje que posteriormente interpretaría un inolvidable Harrison Ford, convirtiendo a su amigo en una de las influencias más inesperadas de toda la saga.

Entre los ídolos más destacados de George Lucas, siempre ha tenido una especial importancia un Stanley Kubrick por el que el cineasta nunca ha ocultado su absoluto fanatismo. De hecho, hablamos de un director al que el creador de 'La guerra de las galaxias' tuvo en mente durante los primeros años de su carrera, aquellos en los que la saga galáctica comenzaba a dar sus primeros paso. Un ejemplo más que evidente es aquel momento en el que Lucas decidió contratar al mayor número posible de profesionales que hubieran trabajado en la legendaria '2001: Una odisea del espacio'. Y lo consiguió.

Hay que ver cómo son los genios. Si uno revisa por enésima vez, y las que haga falta, la saga de 'Indiana Jones', seguirá alucinando al pensar que el nacimiento de este personaje inolvidable, este icono cinematográfico de primer nivel, surgió en unas vacaciones que compartieron George Lucas y Steven Spielberg en ese paraíso llamado Hawaii. Pero así fue, mientras hablaban de proyectos y referentes, emergió del terreno de la inspiración absoluta un aventurero que marcaría para siempre el género del cine de aventuras. Afortunadamente, Lucas decidió dedicarse a la producción, cediendo la silla de director a Spielberg. Todos salimos ganando con el reparto.

A la hora de hablar de George Lucas en un terreno más personal y humano, es decir, alejado de su faceta como cineasta, nos encontramos con una etapa esencial para entenderlo: su infancia. Y es que, sus primeros años de vida estuvieron marcados por las enseñanzas metodistas que sus padres le transmitieron cuando era niño. De esta forma, Lucas adquirió una serie de conocimientos de carácter místico que terminaron marcando gran parte de su trayectoria.

Por otro lado, esta educación se complementó en los años posteriores con distintas lecturas de religiones y filosofías orientales que terminaron por definir uno de los elementos más fascinantes de su gran obra cinematográfica, 'Star Wars': La Fuerza. Unos orígenes mucho más interesante que los midiclorianos. De lejos.