Este fin de semana llega a nuestras carteleras 'Sigo como Dios', secuela de la, para un servidor, sobrevaloradísima 'Como Dios', película protagonizada por Jim Carrey y Morgan Freeman en 2003. En esta ocasión, Carrey ha sido sustituido por Steve carell, protagonista de la divertida 'Virgen a los cuarenta', y cuenta con la participación de John Goodman y, nuevamente, Morgan Freeman.
En 'Sigo como Dios', el Todopoderoso (Morgan Freeman) elegirá a un presentador de televisión llamado Evan Baxter (Steve Carell), que acaba de iniciar su carrera como senador para llevar a cabo una inusual misión: construir un Arca, tal y como hiciera Noé según relata el Génesis, para salvar a su familia y a una pareja de cada especie animal de un supuesto segundo diluvio universal.
Génesis, 6-14
Lejos de las premisas de la primera entrega, en la que el reportero interpretado por Jim Carrey obtenía temporalmente poderes divinos aparentemente ilimitados, 'Sigo como Dios' sigue unas directrices muchos más específicas, lejos del libre albedrío que tanto juego podría haber dado a la primera entrega.
Así y todo, la nueva estrella de la comedia americana Steve Carrell consigue sacarnos más de una carcajada, sobretodo a lo largo de la primera hora de metraje, con una correlación de gags, bastante obvios y previsibles en su mayoría, pero no por ello menos ingeniosos o simplemente absurdos.
Y es que la principal baza de 'Sigo como Dios', por muy extraño que pueda llegar a parecer, es su previsible guión, pues éste apenas da juego a especulaciones. A diferencia de 'Como Dios', en la que las posibilidades eran prácticamente infinitas y, por ello, su ejecución resultaba bastante decepcionante a la par que mojigata, esta segunda entrega se limita a jugar unas cartas que apenas sí ofrecen margen de error.
Sin embargo, y como comentaba al principio de esta crítica (o lo que sea), 'Sigo como Dios' resulta obvia aunque entretenida en sus primeros tres cuartos de metraje, pero se pierde en un tramo final visualmente impactante aunque argumentalmentalmente endeble en proporción al resto de la historia, en un desenlace entre apocalíptico y moralista carente de vises cómicas.
Así y todo, 'Sigo como Dios' resulta bastante divertida gracias a la labor de Steve carell, que saca petróleo de una trama sin demasiadas pretensiones, a pesar de que el CGI pretenda argumentar lo contrario.