Como los objetos que necesita Babydoll para escapar del manicomio, para disfrutar al máximo de 'Sucker Punch' necesitarás cinco características. La primera es que te guste el cine palomitero. La segunda, que seas capaz de aguantar dos horas de luchas y disparos sin parar. La tercera, que seas un poco friki. La cuarta, que silbes de admiración ante una chica con una katana. Y la quinta, como en la película, es un misterio que resolveremos luego.
Lo nuevo de Zack Snyder podría considerarse como la hermana pequeña y guapa pero tonta de 'Origen'. La película transcurre en tres planos: la realidad, lo que Babydoll se imagina que es el manicomio para no afrontar la realidad, y su imaginación desbordante que utiliza para intentar huir del centro. No es por supuesto tan compleja como la cinta de Nolan, ni lo pretende.
La película es un claro ejemplo de acción y blockbuster. Snyder quiere mostrar que tiene un poderío de los efectos especiales como pocos, haga la cinta que haga, y además lo mezcla con violencia absolutamente gratuita (pero sin sangre, para que hasta los "teens" americanos tengan permitida la entrada) y tías buenas. El sueño de todo hombre, la pesadilla de toda novia.Diálogos eclipsados por las explosiones
El guión es… Seamos francos, no hay guión. La premisa es simple y el director aprovecha una idea como la imaginación para poder soltar un chorro de cromas e imágenes por ordenador, a cada cual más variopinto y espectacular. No hay diálogos estudiados, ni siquiera las personalidades de las chicas están suficientemente definidas, pero esta película está creada para que entre por los ojos, no al cerebro.
Snyder es un experto en crear un ambiente en sus películas característico y notorio. En 'Sucker Punch' lo vuelve a conseguir mezclando un punto de cutrez y oscuridad con exagerados escenarios imaginados. Además, la mezcla de escenas ralentizadas, primeros planos y microscópicos detalles consiguen que nos creamos estar en una coreografía que peca en ocasiones de dar algún traspiés que le hace perder el ritmo, pero que demostrará una gran verdad que no necesita un gran libreto: el cine puede hacer cualquier cosa.
Imponente banda sonora
Además de la vista, la película jugará con nuestro oído, con una banda sonora rockera y dura como el grupo de Babydoll, en la que la propia Emily Browning se marca alguna que otra melodía, y temas conocidos, destacando el "Sweet Dreams" que abre la cinta, que duplican la fuerza de un simple disparo. La música hace más llevadero el hecho de que no estamos viendo más que escenas de luchas o disparos, la historia como tal brilla por su ausencia.
Ahora creo que ya estás preparado para escuchar la quinta característica: una mente abierta. No estás ante un buen guión, no lo es. Tampoco estás ante '300', es evidente que ésta ha sido la distracción de Zack Snyder tras 'Watchmen'. Ni siquiera consigue mantener el ritmo a lo largo de toda la cinta. Es un exceso de tías buenas, disparos y explosiones, pero es lo que pretende. No deja de ser una película para liberar adrenalina, básica y facilona, con actuaciones planas y demasiados efectos especiales. Pero el que entre en la sala pretendiendo encontrarse otra cosa, miente.
La premisa, muy de videojuego, hará las delicias de los amantes del cine de acción del estilo de 'Shoot'em up' o 'Wanted', sus más claras parecidas. ¿Son malas? No, no son buenas, pero cumplen su cometido que es internarse en nuestra imaginación y hacernos devorar las palomitas, ya sea entre dragones, zombies nazis o samuráis.