'Super Drags': Todas las referencias en el doblaje español de la serie animada de Netflix

Mientras nos seguimos preguntando como el mismo tipo que dirigió esta estupenda 'Hairspray' perpetró un insulto al cine de las dimensiones de 'Rock of Ages (La era del Rock)' solamente cinco años después, reivindicamos una vez más la interpretación de John Travolta en la primera de ellas como uno de los grandes trabajos de toda su carrera. Analizada en profundidad tampoco es decir mucho, pero la manera en la que el actor se metió de lleno en el cuerpo y alma de la maravillosa Edna Turnblad sigue deslumbrando y sorprendiendo con la contundencia del primer día. Nos morimos de ganas de abrazarla muy fuerte.

Un nombre: Robin Williams. Ya tienes un pie y medio en la meta que te hayas propuesto alcanzar. 'Señora Doubtfire, papá de por vida' fue lo que fue, un éxito mundial capaz de conquistar incluso a la crítica más feroz, y sigue siendo lo que sigue siendo, una de las películas familiares más memorables de los últimos años, gracias a su protagonista. En un cien por cien. Impresionante interpretación de un genio de la comedia en su etapa de mayor esplendor, un torbellino imparable capaz de arrasar con todo, un actor en permanente estado de gracia. Él es la película. Y no necesitamos más. Ni muchísimo menos.

Pese a que la mayoría de críticas, aplausos y (pocos) abucheos recayeron sobre la espalda de un notable Gael García Bernal, 'La mala educación', una de las grandes películas de la última e infravaloradísima etapa profesional de Pedro Almodóvar, no sería lo mismo sin Javier Cámara y su inolvidable Paca. Un personaje destinado a cumplir el siempre complicado papel de alivio cómico, y más en una historia tan tremenda como la que cuenta aquí el manchego, pero que consigue eclipsar en muchos momentos al resto del reparto. Siempre queremos ver a Cámara en pantalla, y si es con un personaje así de maravilloso, más.

Aunque 'Dallas Buyers Club' nunca termine de ser una gran película, pese a que se acerque en más de una ocasión a este objetivo, es tal el disfrute que uno tiene viendo los dos recitales interpretativos que entregan Matthew McConaughey y Jared Leto, dos trabajos que son pura delicadeza alejados de artificios y excesos, tan desprovistos de tics afectados y recursos dramáticos de andar por casa, que las sensaciones positivas sufren un aumento considerable.

Ellos le hicieron el favor más grande a una película que se siente liberada de las normas que rige una industria, la de Hollywood, que llevaba demasiados años mirando al otro lado cuando se le hablaba de llevar a la gran pantalla esta historia. Ambos terminaron con el Oscar bajo el brazo pero, puestos a comparar su peso en la memoria con el paso del tiempo, gana un Leto que desprende ternura y sensibilidad en cada plano.

Dos años después de su estreno en el Royal Court Theatre de Londres, Broadway recibió con los brazos abiertos a 'The Rocky Horror Show', musical de Richard d O'Brien que solamente tendría que esperar unos meses para aterrizar también en la gran pantalla. Dirigida por Jim Sharman y con ese inolvidable dúo formado por Tim Curry y Susan Sarandon al frente del reparto, 'The Rocky Horror Picture Show' explotaba con toda su libertad, entusiasmo y provocación ante la mirada de unos espectadores que no tardaron demasiado en convertirla en una obra de culto. Una propuesta que es pura tentación. Irresistible.

Con la mirada puesta en 'Las aventuras de Priscilla, reina del desierto', la directora Beeban Kidron, con la inestimable ayuda del guionista Douglas Carter Beane, realizó este homenaje/plagio a la cinta australiana consiguiendo unos resultados ligeramente inferiores pero lo suficientemente notables como para perdurar en la memoria.

Especialmente gracias a un tridente protagonista absolutamente comprometido con la historia y sus personajes. Patrick Swayze, tan maravilloso como radiante, se acompañaba de unos estupendos John Leguizamo y Wesley Snipes para aportar las dosis exactas de humanidad, encanto, ternura y locura que requerían estas tres Drags Queens que comienzan un viaje en busca de su sueño y terminan encontrándose a sí mismas. Un recorrido que merece la pena compartir.

Se hace obligatorio acudir a la pequeña pantalla en este especial. Con el estreno de 'Transparent' en 2014, llegaba Maura, uno de los personajes más valientes, complejos e interesantes de las últimas décadas, que le ofrecía a Jeffrey Tambor la oportunidad de volver a demostrar, una vez más, su inmenso talento. Y el actor aprovechó la ocasión con una ternura y delicadeza que emocionan de verdad. El resto de elementos de la serie, además, estaban a su altura. La propuesta creada por Jill Soloway se servía, primero, de la absoluta libertad creativa que le ofrecía Amazon para desarrollar su historia y, segundo, de la presencia de un actor que entendió a la perfección la naturaleza del producto, alejándose del histrionismo y centrándose en transmitir la mayor naturalidad posible a cada uno de los acontecimientos, en muchas ocasiones excesivos, que rodean a una familia repleta de seres tan solitarios como encantadores. A día de hoy, sigue siendo una de las citas semanales obligatorias con la pequeña pantalla.

'Antes que anochezca', el esplendido biopic sobre el escritor cubano homosexual Reynaldo Arenas, le permitió a Javier Bardem redondear una de esas interpretaciones destinadas a pasar a la historia. Más allá de su primera nominación al Oscar, indiscutible, el actor español protagonizó una película tan necesaria en el fondo como estupenda en la forma, siempre estimulante viniendo de la mano del director Julian Schnabel.

Sin embargo, y aunque parezca inevitable, la cinta tenía muchos más elementos positivos que destacar, como esa presencia secundaria de un Johnny Depp en su mejor versión, capaz de robar la atención del espectador en cuestión de minutos. Porque, cuando Depp funciona, no necesita demasiado para deslumbrar. Lástima que cada vez lo haga menos.

Hay historias, como la 'La chica danesa', que merecen ser contadas. Pero no así. Repleta de planos marca de la casa Tom Hooper, dolorosos a la vista en más de una ocasión, nos encontramos con una película que juega a ganar siempre, algo lícito si las herramientas utilizadas tienen un sentido más allá del de intentar conmover constantemente al espectador. Una historia que, pese a contar con un inicio más que correcto, aprovecha la primera ocasión para centrar su mirada en las lágrimas y gritos, en los corazones rotos y las frases grandilocuentes.

No ayuda, en absoluto, la interpretación de Eddie Redmayne, afectada y cerca del esperpento, todo lo contrario que la de una Alicia Vikander que es, de lejos, lo mejor de la propuesta. Frente a los aspavientos del primero, la contención de la segunda. Frente al exceso, la naturalidad. Por desgracia, Hooper decide seguir los pasos de su actor y su dirección se convierte en otro (mal) ejemplo de prepotencia y pretensiones fallidas.