La emisión en el mismo día de los cinco capítulos que cierran la primer temporada de 'The Flash' que hizo Antena 3 el pasado lunes es solo el último ejemplo de la poca consideración que las televisiones generalistas en España tienen a muchos de los productos que llegan desde más allá de nuestras fronteras. ¿Podría decirse entonces que las grandes empresas televisivas de España maltratan las producciones extranjeras? Desde luego.
Tanto que cabe llegar a reconsiderar si los grupos de televisión en España deben comprar productos extranjeros para que los traten de una manera tan injusta. Al final, que una compañía compre los derechos de emisión de un producto televisivo para someterlo a miles de cambios en la parrilla no puede resultar beneficioso para ellos, ni para el espectador, que cada vez se pierde más, ni para el producto en sí, que sufre un importante desprestigio.
Es necesario que las cadenas cambien su filosofía con respecto a las series extranjeras. No se trata de dejar de lado los intereses económicos, que todos los espectadores entienden legítimos, sino de responder a una demanda cada vez mayor, la demanda de respetar tanto al espectador como al producto.
No sigo series por televisión y desde luego no entiendo que haya gente capaz de seguirlas, cuando la norma que impera es la de cambios de horarios, misteriosas desapariciones y emisiones de varios capítulos consecutivos para deshacerse de ellas. Este último es el caso de 'The Flash', serie de la que Antena 3 emitió sus cinco últimos capítulos el pasado lunes de una sentada, sin preocuparse de si habría gente capaz de seguir el ritmo y todo al parecer porque la compañía pensó que 'The Flash' sería un lastre de cara a la nueva temporada televisiva. El resultado fue nefasto: entre el primer y el quinto capítulo la fuga de espectadores superó el millón.
Como decimos este es el último caso, pero ni mucho menos el primero, y las malas artes con las series extranjeras se han realizado de muy diversas maneras. Algunos ejemplos son 'Homeland', que fue ninguneada por Cuatro cuando la cadena dividió el último capítulo de la primera temporada en dos partes; 'Juego de Tronos', que en menos de un año saltó primero de Antena 3 a LaSexta y posteriormente a Neox; o 'Dexter', cuyo verdugo fue también Cuatro: los responsables de la parrilla llegaron a programarla a las 02:00 horas.
Sería absurdo pretender que las cadenas generalistas españolas tenga los mismos intereses que, por ejemplo, la HBO, pero es de esperar un mínimo de elegancia con las series. La principal defensa de su trato a los productos extranjeros, es, por supuesto, la audiencia.
El drama de la publicidad simultánea
Lo que afecta no solo a series extranjeras, sino también a españolas, docushows, películas y programas en general es la publicidad simultánea, esa estrategia que consiste en que varias cadenas del mismo grupo vayan a publicidad al mismo tiempo, lo que provoca que en muchos de los casos los anuncios lleguen en medio de frases o de escenas significativas, para aumentar la rabia de los ya de por sí enfurecidos espectadores por todas las jugarretas que las televisiones les hacen. ¿Llegará el día en que los intereses de los espectadores y la integridad del producto televisivo esté por encima de las discutibles decisiones de las televisiones españolas? Desde luego, ninguno de los ejemplos anteriores, y que son solo algunos de los tantos que se podrían enumerar, no invitan al optimismo.