En lo que al cine de género español se refiere, y entendiendo como este tanto el terror como la ciencia ficción, la fantasía y, en muchas ocasiones, el thriller, no podemos quejarnos de la buena forma que este siempre ha presentado de cara a la galería. Siendo en muchas ocasiones mejor valorado fuera de nuestras fronteras que dentro de ellas, el sello nacional en el género vivió una época dorada gracias al fantaterror de décadas atrás, después del cual vendrían (ya en los años noventa), todos aquellos cineastas que se adscribirían al mismo y que vendrían a ser las nuevas voces del mismo.
Teniendo en cuenta aquello de que las directrices parecen siempre estar marcadas por la industria de Hollywood, en nuestra cinematografía han habido siempre algunos directores que, ya sea por presentar propuestas revolucionarias (dentro del marco de lo que supone el cine español) o por haberse atrevido a hacer lo que otros hubieran pensado inimaginable, han hecho que algunos títulos hayan pasado a la historia como pequeños hitos de nuestra industria, algo que para el género siempre ha sido motivo de celebración y que en 2019 lo vuelve a hacer (y por partida doble) gracias a los estrenos de 'Ventajas de viajar en tren' y 'El Hoyo', dos de esas películas que se adscriben perfectamente a la (nefasta) coletilla de "para ser española, no está mal"
Género patrio
Directores como Alejandro Amenábar, Jaume Balagueró, Nacho Vigalondo, Bigas Luna, Agustí Villaronga o Paco Plaza, son algunos de los que, normalmente en sus inicios y demostrando su valía como autores con algo interesante que contar, forman parte de ese selecto club de realizadores españoles que no se cortaron un pelo a la hora de arriesgar en sus propuestas.
Desde ejercicios de metacine a títulos de pura ciencia ficción, los diez films de los que hablamos pueden enmarcarse dentro de lo que podríamos llamar rarezas que nadie se esperaba en el momento de su estreno, a los cuales el tiempo ha puesto en el lugar que merecen y estableciéndose como claros abanderados de que nuestro cine de género, no tiene nada que envidiar al que nos llega de Hollywood.
Cuando el cine español de terror y fantástico sí arriesgó
'Tras el cristal'
Año: 1986.
Dirección: Agustí Villaronga.
Sinopsis: Günter Meisner interpreta al doctor Klaus, un violador y asesino de niños que durante la Segunda Guerra Mundial cometió una barbaridad de crímenes, intenta suicidarse para expiarse de sus pecados. La mala fortuna le dejará conectado de por vida a un pulmón de acero, con el único cuidado de su esposa, Griselda (Marisa Paredes). La llegada de un misterioso joven para cuidar a Klaus, será el inicio de un descenso a los infiernos con el que Villaronga se coronaba al retratar la cara más sórdida y espeluznante de las relaciones humanas, a camino entre el drama psicológico al terror.
'Angustia'
Año: 1987.
Dirección: Bigas Luna.
Sinopsis: Cuando el terror español se preocupaba por copiar los esquemas venidos desde Hollywood, dando a sus producciones ese aspecto americanizado para lograr conseguir espectadores, llegó Bigas Luna a mediados de los ochenta y grabó, en inglés, 'Angustia', título donde la figura de ese psychokiller dominado por su madre castradora (una impagable Zelda Rubinstein), alcanza un nivel diferente a la hora de presentarse como arma con la poder establecer un diálogo metacinéfilo con el espectador, dando pie a uno de los títulos más sugestivos de nuestro cine de terror.
'Aftermath'
Año: 1994.
Dirección: Nacho Cerdà.
Sinopsis: El mundo aún se estaba reponiendo del shock que habían supuesto 'NEKRomantik' y su secuela, y del hecho de que un perturbado con el nombre de Jörg Buttgereit se hubiese atrevido a representar de forma explícita la necrofilia en el cine, cuando en 1994 Nacho Cerdà regresaba al tema de una forma un tanto más sórdida, dejando a un lado la concepción de "película necromántica" y presentando un mediometraje sobre un médico forense que, tras no aguantar más sus salvajes impulsos, se dejará llevar por sus más sucios deseos con el cadáver de una muerta en la sala de autopsias. No apta para estómagos sensibles.
'La lengua asesina'
Año: 1996.
Dirección: Alberto Sciamma.
Sinopsis: Con Robert Englund y Doug Bradley entre el casting, y como absoluta rareza dentro de nuestra cinematografía, 'La lengua asesina' se alzaba como delirante ejemplo de cine de serie Z en el que una atracadora de bancos (Melinda Clarke) debía enfrentarse a su propia lengua, mutada a raíz de la ingesta accidental de un pedazo de meteorito que la convierte en una criatura caníbal con entidad propia que sembrará el terror allá donde vaya. Por si hicieran falta más detalles para convencer al público, tres caniches mutarán en tres drag queens que serán parte indisoluble de la trama.
'Abre los ojos'
Año: 1997.
Dirección: Alejandro Amenábar.
Sinopsis: Tras el impecable debut que había supuesto 'Tesis', Amenábar iba un paso más allá y filmaba una rareza como pocas veces vista en nuestro cine, la cual fusionaba ciencia ficción, thriller y surrealismo con un triángulo amoroso de por medio compuesto por Eduardo Noriega, Penélope Cruz y Najwa Nimri. Gustó tanto, que en Hollywood no se pudieron resistir a remakearla bajo el nombre de 'Vanilla Sky'.
'Stranded (Náufragos)'
Año: 2001.
Dirección: Luna.
Sinopsis: De alma puramente minimalista, y arriesgando al máximo en su premisa, 'Stranded (Náufragos)' nos presentaba a la tripulación de una misión a Marte, quienes después de un accidente y quedarse aislados en mitad de la nada del planeta rojo, deberán plantearse una serie de razonamientos en los que cada vez toma mayor fuerza el tener que sacrificar a unos para que el resto sobreviva. Vincent Gallo, Maria de Medeiros y Joaquim de Almeida eran algunos de los protagonistas de este título con intención de desmarcarse del resto y que bien merecería una reivindicación, aunque sea por haberse atrevido a meterse de lleno en la ciencia ficción más pura.
'[REC]'
Año: 2007.
Dirección: Jaume Balagueró & Paco Plaza.
Sinopsis: El mismo año que 'Paranormal Activity' revolucionaba el concepto de found footage low cost, '[REC]' se convertía en una de las sensaciones más recordadas del terror español en años. A modo de docureality, seguiríamos a Ángela Vidal (Manuela Velasco) en una aparentemente anodina noche junto a los bomberos de Barcelona. La llamada de emergencia que les llevará a aquel mítico bloque de pisos de La Rambla, será solo el inicio de una infernal noche, la cual dio para iniciar una propia franquicia que contó con tres secuelas, un remake y la secuela de este.
'Los cronocrímenes'
Año: 2007.
Dirección: Nacho Vigalondo.
Sinopsis: Ópera prima con la que Vigalondo dejaba claro que, para contar buenas historias de género, no hacía falta tirar de grandes presupuestos ni muchos artificios, tal y como plasmó en 'Los cronocrímenes', en la que Karra Elejalde iniciará una travesía marcada por lo extraño a raíz de que vea a una joven en el bosque a través de sus prismáticos. Que una de las mejores películas sobre viajes en el tiempo sea española, ya es mucho decir.
'Ventajas de viajar en tren'
Año: 2019.
Dirección: Aritz Moreno.
Sinopsis: Basada en la novela homónima de Antonio Orejudo, 'Ventajas de viajar en tren' es una de esas rarezas como pocas veces veremos en nuestro cine, marcada por su propia naturaleza compuesta de intrahistorias que se desatará durante el viaje en tren de Helga (Pilar Castro), una editora que ha ingresado a su marido en un psiquiátrico y que un buen día coincidirá en un tren con un tipo que le contará una historia. La comedia negra y los despuntes hacia un thriller absolutamente sórdido, serán los principales elementos de esta propuesta que bien podría ser la respuesta española al cine de Todd Solondz.
'El Hoyo'
Año: 2019.
Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia.
Sinopsis: En un futuro distópico, El Hoyo es una fastuosa edificación compuesta por niveles verticales en los que dos personas comparten espacio. Un recién llegado (Iván Massagué) comprenderá pronto que la supervivencia está por encima de la moralidad al descubrir que la alimentación recibida llega a través de una plataforma, donde los restos de comida de los de arriba serán su alimento, y así hasta llegar a los más de doscientos niveles que componen el lugar.