Entendiendo blockbuster como mezcla de taquillazo innegable y cierta estructura narrativa: hay una tendencia que nos lleva acompañando desde finales de los años 30 (por lo menos). Concretamente desde 1939 que se estrenase 'Lo que el viento se llevó', película que corona la lista de los films más taquilleros de la historia del cine.
Aquel largometraje suponía un viaje durísimo para su protagonista, encarnada por Vivien Leigh, una Escarlata O'Hara que lejos de permanecer tendida en la escalera sollozando y preguntándose "¿qué hay que valga la pena?"; justo para el desenlace, levanta la mirada al cielo y dice: "¡Al fin y al cabo, mañana será otro día!". Aquel "after all, tomorrow is another day" pronunciado en la versión original, se hizo famosísimo, una de las frases más recordadas de la gran pantalla, cierre que dio paso a una generosa recaudación y a nada menos que 10 premios Oscar.
¿Tenía sentido que en ese momento de dolor, Escarlata lograse encontrar esperanza dentro de sí? Lo tenga o no, resulta que dicho sentimiento, clave en la vida, también lo es para el final de numerosos éxitos del cine. No hay más que mirar a los primeros puestos de la taquilla. Detrás del mencionado número uno encontramos el arranque de 'Star Wars', película que directamente se tituló 'Una nueva esperanza'; y cerrando el top 3 a 'Sonrisas y lágrimas', que apuesta por unos últimos minutos en los que la familia von Trapp escapa de los nazis y termina recorriendo feliz la cima de una montaña.
Pase lo que pase: siempre hay esperanza. Años después ha llegado la nueva horneada de films diseñados para conquistar en salas, y la tendencia sigue siendo la misma: cerrar pensando en un mañana mejor. Ahí está 'Titanic', arrancándonos el corazón con la muerte de Jack (Leonardo DiCaprio), para luego despedirse definitivamente con sus dos protagonistas juntos y felices. ¿Qué es lo último que ve el espectador? ¿A Rose (Kate Winslet) llorando la muerte de su amado? No. Rose vive una vida plena y muere de viejita, sin sufrir, instante tras el cual se reencuentra con su amor en las soñadas escaleras del barco en el que se conocieron. Y se besan.
Con 'Vengadores: Endgame', una de las taquilleras más celebradas de la época moderna, pasa tres cuartas de lo mismo. ¿Es el funeral de Iron Man la escena final? Para nada. Lo último que se muestra antes de fundir a negro es a Steve Rogers (Chris Evans) bailando con Peggy Carter (Hayley Atwell) en esa línea temporal alternativa que escoge el Capitán América cuando decide retirarse. También 'El despertar de la fuerza' elige ese camino, apostando por concluir con Rey (Daisy Ridley) ofreciéndole su sable láser a Luke (Mark Hamill); y 'Harry Potter' se suma a la técnica en algunas de sus adaptaciones. Dentro de esta saga destaca la entrega que abraza la esperanza con nula sutilidad: 'Harry Potter y la Orden del Fénix'. En aquella quinta película su protagonista, tras una terrible pérdida, directamente suelta "aunque nos quedan muchas batallas por librar, tenemos algo que Voldemort no tiene: algo por lo que merece la pena luchar". Y así muchas películas y a lo largo de décadas.
Hasta que llegamos a 'The Batman', cinta de Matt Reeves que no es tan directa con su ultimísima secuencia, pero que está planteada en su totalidad desde el objetivo de cambiar venganza por esperanza. De hecho, muchas de sus escenas finales reproducen el efecto de las ya mencionadas al dedillo. Aquella en la que el Hombre Murciélago ayuda a los habitantes de Gotham que se encuentran atrapados bajo las ruinas del escenario en el que la alcaldesa planeaba dar un discurso. Y esa en la que Batman coge en brazos a una mujer herida y la traslada a una camilla para que pueda ir al hospital. La última es agridulce porque este vigilante enmascarado renuncia a la oportunidad de explorar su relación con Catwoman, pero lo hace porque piensa que puede construir un futuro mejor en su ciudad... Si no se rinde, si se queda y pelea. Batman pasa de justiciero a figura esperanzadora y la taquilla lo celebra con más de 134 millones de dólares en Estados Unidos y 3,4 millones de euros recaudados en España, todo en su primer fin de semana.
¿Funcionaría sin esperanza?
'El imperio contraataca' decidió que sin esperanza, su final no iba a funcionar. Lo más curioso del asunto es que el equipo de esta película dirigida por Irvin Kershner, llegó a esta conclusión después de que finalizase el rodaje, por lo que tuvieron que volver a ponerse tras las cámaras para arreglar el asunto. Lo acaba de comentar el propio Mark Hamill en Twitter, aclarando que esos instantes finales con Luke, Leia, R2-D2 y C3PO contemplando la galaxia, se filmaron a posteriori.
"Rodamos esa escena cuatro meses después de que termináramos la fotografía principal de 'El imperio contraataca', no fue un reshoot, fue una escena adicional. Preocupados por el final pesimista y la completa derrota de los protagonistas, [el equipo] quiso agregar un momento de esperanza para tranquilizar a la audiencia", explica Hamill. Así, aquella segunda entrega de la Trilogía Original estuvo a punto de cerrar con desazón, pero se arrepintió. En 1980 no estábamos preparados para salir de la sala, después de ver un blockbuster, con el corazón encogido. ¿Y en 2021?
Depende a quién preguntes. Ahí está 'Spider-Man: No Way Home', pasando página si uno interpreta su última escena como un nuevo principio cargado de resignación. Peter (Tom Holland) renuncia a tratar de recuperar a MJ (Zendaya) y Ned (Jacob Batalon), y la película termina con el protagonista abriendo la puerta de su nuevo apartamento. Ahora bien, aunque el momento sea más triste que en otros casos, esta escena, según Chris McKenna, coguionista del film, no sería descorazonadora porque Spider-Man "esta esperanzado, ha elegido esa vida".
Más de 1.800 millones lleva recaudados en todo el mundo esta película que tampoco ha querido cerrar sin esperanza. De hecho aunque haya apostado por dar un toque más maduro a su visión de futuro, no escondiendo tanto el dolor, ni la pérdida (un poco en la línea de Batman diciendo adiós a Catwoman); sigue subrayando que pase lo que pase: siempre hay esperanza.