Huelga decir que en un servidor ha reivindicado en más de una ocasión la filmografía de George A. Romero más allá de su mondo zombie. Películas como la sugerente 'Martin' o la inclasificable 'Los caballeros de la moto', así como filmes tales como 'Atracción diabólica', 'La mitad oscura' o 'Creepshow', se distancian en mayor o menor medida de la sempiterna marca de la casa por dispares derroteros, si bien buena parte de ellos suelen tener un denominador común, que no es otro que la crítica al gobierno norteamericano, leitmotiv éste de una época y género que podemos hallar tanto en la precedente 'La noche de los muertos vivientes', como en otros tantos títulos de la época como 'Las colinas tienen ojos' de Wes Craven, por citar otro reciente remake.
Como suele ocurrir con este tipo de películas, la calidad del film suele ser antagónica a la etiqueta de culto más o menos underground que se le adjudica con el paso de los años, pero a pesar de que el distanciamiento de las nuevas generaciones -así como los nuevos revisionados- puedan dejar en muy mal lugar a filmes como 'The crazies' desde un prisma, llamémosle, puritano, lo cierto es que la vigencia de su premisa sigue estando más que patente, sobretodo en el cine de género. Por su parte, esta nueva revisitación del film de Romero a cargo de Breck Eisner, relizador de títulos como 'Sahara', sorprende relativamente a pesar de seguir de cabo a rabo ese claro patrón propio de los remakes actuales, en el que tan solo unos contados cineastas (Alexandra Aja con 'Las colinas tienen ojos') suelen dejar cierta impronta personal en su trabajo.
Nadie se sorprenderá, pues, si decimos que si el film de Eisner hubiera sido dirigido por cualquier otro cineasta, probablemente no habríamos encontrado excesivas diferencias, pero lo cierto es que 'The Crazies' funciona. Y entretiene. A pesar de adolecer de un comienzo bastante renqueante, en el que el espectador tiene todo el derecho a esperarse lo peor, a medida que la película de Eisner avanza va adquiriendo fuerza, presencia y dinamismo, convirtiéndose finalmente en un trabajo tan reivindicable como fácilmente degustable, en el que el nivel de hemoglobina va in crescendo a cada minuto que transcurre, eso sí, al igual que los tópicos. Probablemente el film de Eisner no se convertirá en un título de culto, ni creará escuela, ni será el film más aterrador de la temporada, pero divierte, asusta -relativamente-, y da cierto 'mal rollo' en algunas ocasiones, por lo que podemos decir, que, en resumen, funciona.
Y tampoco vamos a pedir peras al olmo.