Han tenido que pasar siete años, pero Gareth Edwards por fin tiene juguete nuevo. El director de 'Rogue One: Una historia de Star Wars' regresa a los cines con una nueva propuesta de ciencia ficción, 'The Creator'. Esta vez, en lugar de viajar a lejanas galaxias, se queda en la Tierra. Un mundo conocido pero a la vez extraño, ya que la Inteligencia Artificial lo puebla de la mano de los humanos.
A diferencia de lo que ocurre en la realidad, donde la IA está empezando a despuntar actualmente, en 'The Creator' esta herramienta lleva conviviendo con las personas desde el siglo XX. Así, se han conseguido producir robots tremendamente complejos programados para replicar sentimientos. El objetivo era hacerles lo más parecidos posible a nosotros. Pero un mal día todo cambió.
Una bomba estalló en Los Angeles y provocó todo un holocausto. La culpa fue de la IA, por lo que el gobierno de EE.UU. las prohibió en todo Occidente. Desde entonces, mantienen una guerra contra los robots, que en Asia siguen campando a sus anchas. En ese ambiente, Joshua, un soldado americano, recibe la misión de acabar con el arma más sofisticada y destructiva de la IA, así como con su misterioso Creador. Pero, cuando encuentra ese arma, resulta que solo es una niña.
Rizando el rizo
A priori, la premisa de 'The Creator' es muy llamativa. Cualquier fan de la ciencia ficción se va a dejar embelesar por un proyecto ambientado en el futuro pero con anclajes en el presente. Sin embargo, a medida que la película avanza y el público puede empezar a rascar en su superficie, los buenos cimientos se desmoronan poco a poco.
Se agradece mucho que 'The Creator' ofrezca una experiencia original, que se aleje de franquicias, remakes o incluso adaptaciones literarias. Edwards plantea una historia nacida en su cabeza y en la de Chris Weitz. Y con un valor de producción muy notable. En una situación como la actual, esto es digno de todo elogio. Pero, a pesar de su originalidad, no es nada novedosa.
Las dos horas y cuarto que dura 'The Creator' son, por resumirlo burdamente, un compendio de partes sacadas de otras muchas películas anteriores con las que comparte temática. Desde las narrativas bélicas entre humanos y robots de James Cameron hasta los debates morales de Steven Spielberg en 'A.I. Inteligencia Artificial' o incluso de Spike Jonze en 'Her'.
Puede servir de excusa que Edwards comenzó a trabajar en la película en 2018, cuando la IA todavía no se había desarrollado tanto como hasta ahora. Su potencial apenas se vislumbraba en comparación a lo que actualmente sabemos. Pero, aunque es entretenida, es incapaz de presentar nada sorprendente en toda la cinta. Una verdadera lástima.
Sin ideas
Incluso pasando por alto esa sensación de ser una película vista mil veces, donde más falla 'The Creator' es en la escritura de su guion. Las reiteraciones narrativas son constantes y cansinas durante buena parte del metraje. Los protagonistas se encuentran en un lugar. Al ser atacados, huyen y se refugian en otro sitio. De nuevo son descubiertos y atacados, huyendo una y otra vez. A quien quiera ver acción y fuegos artificiales esto no le va a importar. De hecho, es la misma estructura que emplean tantas buenas películas sobre guerras.
El fallo radica en que 'The Creator' tiene ínfulas de ser algo más. No quiere anclarse tanto en el desarrollo de la trama como en el de sus personajes. Y sus arcos narrativos están escritos con brocha gorda. No hay sutilezas que puedan definir con delicadeza la relación entre el reacio Joshua y la inocente Alphie (interpretada por una Madeleine Yuna Voyles colosal). El rumbo está marcado, va a ser la misma dinámica paternofilial de siempre y, salvo un par de buenas secuencias, sin especial emoción. No se presta atención a los detalles, que es la clave diferencial en este tipo de historias.
Un entorno extraordinario
Desmenuzadas las partes más negativas de 'The Creator', hay que mencionar también sus aspectos más destacables. El primero y más evidente son sus visuales. La cinta cuenta con un presupuesto de algo más de 80 millones de dólares, mucho menos que cualquier producción actual de Marvel, DC o Star Wars, por poner el ejemplo de grandes franquicias de ciencia ficción y fantasía. Y, sin embargo, su aspecto está muchísimo mejor logrado.
El cuidado que Edwards ha puesto en cada plano es absolutamente hipnótico. Los efectos especiales son de primerísimo nivel y, sobre todo, no cantan por falta de realismo. Ahí radica la clave de todo, en el realismo futurista que presenta el filme. Para lograrlo, el cineasta llevó a cabo un rodaje muy distinto al de los grandes blockbusters. Y también mucho más eficiente.
En lugar de encerrarse en un estudio rodeado de pantallas verdes, decidió coger una cámara (ni siquiera una de primerísima línea) y se fue de viaje por el mundo. En Vietnam, Tailandia y otros parajes grabó sus escenas en las calles, en la selva y en las montañas. Aprovechó la espontaneidad del mundo, y eso puede saborearse en cada toma de 'The Creator'. Una vez que tuvo la película en bruto, solo tuvo que ponerle los efectos especiales y arreglos por encima. El resultado es mejor que el de cualquier otra gran película de ciencia ficción en muchos años.
Además, también está muy trabajado el diseño del mundo en el que sitúa su historia. Pese a tratarse de una idea que nace desde cero, el universo de 'The Creator' se rige bajo sus propios códigos y normas de manera muy sólida. De hecho, en tan solo dos horas, presenta un mundo que se percibe mucho más rico y grande que el 90% de propuestas del género. La influencia de maestros como George Lucas es evidente, pero Edwards hace un gran uso de ella. Si 20th Century Studios quisiera, se podría planificar toda una franquicia sin necesidad de darle muchas más vueltas, ya está todo muy bien planteado.
En resumen, 'The Creator' es una entretenida película de ciencia ficción que gustará especialmente a aquellos que vayan sin la pretensión de encontrarse con una obra maestra que cambie sus vidas. Está llena de clichés y su desarrollo es torpe y reiterativo. Pero también muestra un mundo inabarcable y visualmente extraordinario. Una experiencia agradable que si decepciona ligeramente es por lo que podría haber llegado a ser.
Lo mejor: El mundo en el que se ambienta, sus efectos especiales y sus prodigiosas visuales.
Lo peor: Su repetitiva estructura y el desarrollo de la historia.