¡Cuidado SPOILERS!
*Este artículo contiene spoilers del episodio 6 de 'The Last of Us'.
'Familia', el sexto episodio de 'The Last of Us', recompone a Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey) después del trágico suceso del final del quinto episodio, que se nos recuerda en un breve flashback para luego dar un salto de tres meses. El duelo, o gran parte de él más bien, ha quedado atrás. Delante hay kilómetros tapados por la nieve. Nuestros protagonistas están bastante perdidos.
Para encontrarse asaltan la aislada cabaña de una pareja de ancianos (Graham Greene y Elaine Miles), que no se sienten excesivamente amenazados. A pesar de ello les señalan en el mapa dónde están y les dan un importante aviso: no deberían cruzar el río porque nadie que lo cruza vuelve con vida. A estas alturas del camino dar la vuelta no es una opción.
Cuando salen de la cabaña, Joel se agarra el pecho y se apoya en la verja. Cree que le está dando un ataque al corazón. Es un ataque de pánico. Pasado el susto, acampan para pasar la noche. Antes de dormir, Ellie se sincera con Joel: intentó ayudar a Sam. Él reacciona brusco, pero cauteloso. Le dice que no cree que la solución sea tan fácil como usar su sangre para curar. La niña se deja llevar por un rayo de optimismo y hablan de qué les gustaría hacer si se da con la cura y toda esta pesadilla acaba. Él quiere un rancho de ovejas, quiere tranquilidad después de llevar dos décadas matando (literalmente) por sobrevivir. Ella, mirando la aurora boreal, confiesa haberlo leído todo sobre el espacio. Como alguien que no ha conocido nada más que las paredes de la zona de cuarentena, quiere ser astronauta y viajar al espacio infinito. Aunque Joel deja claro que sus caminos se separarán en cuanto encuentren a los Luciérnagas, al final acaba uniendo los dos sueños en un rancho de ovejas espacial. Cada vez es más difícil pensar en un futuro sin Ellie.
Joel no deja que Ellie haga guardia por la noche porque él es el protector. Pero se queda dormido. La joven está custodiando su sueño y se enorgullece de haber seguido todas las reglas que le ha enseñado su guardaespaldas. Sigue intentando, cada vez que puede, parecerse un poco más a él. Joel le responde que la próxima vez le tiene que despertar. Esa es su dinámica: él la protege a ella. Pero ella ya ha tenido que salvarle más de una vez.
Los dos cruzan "el río de la muerte" sorprendidos de no haberse encontrado con nada, ni nadie. Llegan a una central eléctrica que es el escenario principal de este tramo del videojuego, pero que aquí no llegaremos a explorar. En su lugar, son interceptados por una comitiva de gente a caballo, todos con la cara tapada por un pañuelo (este capítulo rezuma a western por todas partes). Estos desconocidos tienen un perro al que han entrenado para oler a los infectados. A Joel solo le pone las patas encima, mostrándose dominante. La cámara se queda casi todo el tiempo en Pascal, para que veamos su cara de terror e impotencia ante la posibilidad de que ataque a Ellie o que les acribillen a balazos si intenta algo. Ellie, también tensa, echa una mirada a una de las pocas mujeres (si no la única) del grupo, que tiene pinta de ser la líder. La tensión se rompe en cuanto oímos la risa de la niña. El perro se ha puesto a lamerle la cara. Otra situación cotidiana que nos invita a volver a respirar. Joel explica que ha venido en busca de su hermano y cuando se identifica, la mujer reacciona como si le conociera. Vaya si le conoce. Pero no está precisamente contenta de ello.
Jackson, el oasis
Bienvenidos a Jackson, la prueba de que se puede tener lo más cercano a una sociedad como la de antes del brote, aunque tenga que ser entre muros. Este pueblo, que en el videojuego no llegamos a ver hasta la 'Parte II' (no es el único guiño a la secuela, y sí, hablo de cierta presencia en la cantina), es lo más parecido a un oasis entre todo este caos: tiene escuela, lavandería, establo, cine... ¡Si incluso celebran la Navidad! Pero las reglas son claras: para preservarlo hay que cortar todo contacto con el exterior, incluido por radio. Por eso Joel no ha sabido nada de Tommy (Gabriel Luna), que es uno de los habitantes de esta comuna. "¡Venía a salvarte!" le recrimina. Primera parada: la cantina. Allí Tommy les da la feliz noticia de que Maria (Rutina Wesley), la mujer que parecía la líder, es su esposa. Se mascan los celos por todas partes. Ellie tiene celos de Tommy cuando ve el reencuentro entre los hermanos. Joel tiene celos de Maria, a la que su hermano claramente ha elegido por encima de él. Y Maria tiene celos de Joel porque sabe el poder que tiene en Tommy. Pero los cuchillos no han hecho más que empezar a volar.
Tommy lleva a Joel a un bar (Joel está tocando el cielo). El personaje de Pedro Pascal no le cuenta la verdad, ni siquiera qué le ha pasado a Tess (Anna Torv). Dice que Ellie es hija de un pez gordo de los Luciérnagas y le pregunta si sabe dónde están. En la universidad de Eastern Colorado, responde Tommy. Vuelve la discusión: ¿por qué no contactó con él? Tommy explica que Jackson reflejaba la esperanza que él estaba buscando desesperadamente, pero para quedarse tenía que cumplir las reglas. También era una manera de enmendar todo el daño que habían causado en el pasado. Joel no se baja de la burra y sube el rencor unos cuantos niveles. Pero Tommy suelta la bomba: Maria está embarazada. Joel no reacciona bien, pero Tommy, aunque tiene más razón que un santo, reacciona peor: "solo porque la vida se parara para ti no significa que tenga que hacerlo para mí". Joel se va con la ira disparada y tiene otro ataque de pánico que solo se calma cuando ve a alguien que se parece muchísimo a su hija (Nico Parker). Sarah vuelve a cobrar mucha presencia en este episodio porque Joel, más que nunca, ha vuelto a encontrarse con sentimientos que creía que no volvería a tener. Y eso es un problema.
Mientras, Ellie sale de la ducha y se encuentra con varios regalos de Maria: ropa limpia y una copa menstrual. Por lo que sea pensó que Joel no habría pensado en algo tan sumamente importante. Ellie acude a la casa de Tommy y Maria para encontrarse con ella. Ve sobre la chimenea una pizarra con dos nombres: Kevin y Sarah. Debajo están sus fechas de nacimiento y de muerte. Ellie da el pésame a Maria y ella le dice que Kevin era su hijo, pero Sarah era hija de Joel. Cuando ve que no lo sabía, Maria pasa al modo defensa: cuidado con Joel. Ellie se pone tensa y le dice que sabe que ha matado a gente en el pasado, y que Tommy también. Maria le dice que Tommy lo hacía porque seguía a Joel. Maria zanja el asunto con un consejo: solo la gente en la que confiamos nos puede traicionar. Ellie lo va a descubrir muy pronto.
En la noche de cine del pueblo, 'La chica del adiós' de Herbert Ross, Joel se queda en un taller intentando arreglar sus botas. Tommy llega con un par de botas nuevas para enterrar el hacha de guerra. Joel se derrumba y se sincera con su hermano en el monólogo más largo y más a flor de piel que ha tenido el personaje jamás. El Joel de Pedro Pascal dice mucho solo con sus expresiones, con sus silencios, pero esta escena le permite, por fin, soltar esa vulnerabilidad con palabras. Le cuenta que Ellie es inmune, que prometió a Tess antes de que muriera por la infección que la llevaría a los Luciérnagas por la esperanza de una cura, pero que no deja de fallar. Se siente débil e inútil. Cada vez que se despierta siente que ha perdido algo. Como bien dijo Bill (Nick Offerman) hace pocos capítulos: ahora vuelve a tener una razón para tener miedo. Su mayor temor es que la niña muera por su culpa. Como Sarah. Por eso pide a Tommy que se encargue él de llevarla a los Luciérnagas. Será lo último que le pida. Tommy, que siempre ha seguido a su hermano, y perseguido cualquier atisbo de esperanza, accede.
Pero Joel no sabe que Ellie ha escuchado parte de la conversación. Le espera en casa leyendo el diario de la niña que habitó esa habitación antes de todo esto. Con lo que tiene encima, los problemas de una adolescente de principios de los 2000 le parecen una tontería. "Si me vas a abandonar, hazlo" espeta a Joel, y le pregunta de qué tiene tanto miedo. "No tienes ni idea de lo que es la pérdida" suelta Joel. Una de las frases más recordadas del videojuego, que de nuevo consiguen que duela incluso más. Ellie le recuerda que todos los que han formado parte de su vida han muerto o la han abandonado. "Todos menos tú". Ellie hace un último intento diciéndole que tendrá más miedo si la abandona y que ella no es como su hija, y él lanza el dardo más envenenado que encuentra para protegerse a sí mismo y en represalia por haber mentado a Sarah: "no eres mi hija, y ten por seguro de que yo no soy tu padre". La decisión está tomada.
Pero Ellie no pierde la esperanza de que, cuando se abra la puerta de la habitación, esté Joel esperándola. Pero es Tommy. Marchan cabizbajos hacia el establo, donde sí está Joel, que ha sido incapaz de abandonarla. Sabiendo perfectamente cuál es la respuesta, le da la opción de elegir. Por supuesto, le escoge a él. Es posible que Joel hubiera aceptado sus sentimientos hacia Ellie en el mismo instante que los verbalizó con Tommy, pero ha preferido cargar a la niña con la decisión antes que hacerse totalmente responsable de sus próximos pasos. Tommy se despide de su hermano (¡un secundario que sobrevive a su capítulo, pedid un deseo!) diciéndole que tienen un sitio en Jackson cuando terminen su aventura, y Joel se muestra, por primera vez, ilusionado. ¡Y hay ovejas para que las cuide!
Ellie no necesita disculpas. Tanto ella como Joel han aceptado que lo que hay entre ellos es respeto, es adoración y es amor. Ambos se dejan llevar por esa aceptación y la serie les recompensa con un montaje en el que hacen las típicas cosas que harían un padre y una hija en el apocalipsis: enseñarle a usar el rifle para cazar, explicarle las reglas del fútbol americano, contarle cuál era su trabajo antes de la pandemia (de manera un poco edulcorada) mientras ella lo convierte en una especie de superhéroe. Al entrar a la universidad él llega a desvelarle que de pequeño quería ser cantante, y ella le pide que algún día tiene que cantar para ella. La guinda del pastel es que Ellie ve monos por primera vez en su vida. Otra vez la vemos ser una niña normal.
Todo parece sonreírles... hasta que llegan al edificio donde se supone que están los Luciérnagas y está vacío. Encuentran una lista de suministros (otro guiño al juego) y llegan a la conclusión de que se han ido. Un ruido les perturba. ¿Quedará alguien? Es un mono, pero en la habitación encuentran un mapa con la ciudad de Salt Lake City, Utah, marcada. Tienen nuevo destino, pero se les acaba la buena suerte en cuanto ven a un grupo de hombres que se acerca al edificio, y no parecen hombres de Marlene (Merle Dandridge). El caballo está abajo, se van a dar cuenta de que hay alguien. En una carrera desesperada para escapar antes de que les vean, Joel es atacado por uno de los hombres. Consigue asfixiarlo (como tantas veces hace en el videojuego), pero pronto se da cuenta de que ha conseguido clavarle medio bate de béisbol en el bazo. Aunque consiguen huir de allí al galope, Joel se desmaya desangrándose en medio de las vías del tren. Ellie, asustada, le pide que, por favor, no le deje sola, que sobreviva. "No puedo hacer esto sin ti". Ahora que por fin ha abrazado lo que siente por él, no puede perderlo. No ahora. "Por favor, Joel".
El capítulo termina con 'Never Let Me Down Again' de Depeche Mode otra vez, pero en esta ocasión es una versión melancólica interpretada por la hija mayor del showrunner de la serie, Craig Mazin. Un guiño a esa relación paternofilial que ha terminado de romper el cascarón en este episodio cargado de emoción, en el que las melodías de Gustavo Santaolalla quiebran los silencios con una delicada tristeza, brillando más que nunca. La música, precisamente, nos deja suspendidos otra vez mientras transcurren los créditos. Una semana más con el corazón en el suelo.
'The Last of Us' vuelve con el séptimo episodio el lunes 27 de febrero en HBO Max.
