Los Angeles Lakers es quizás el equipo de baloncesto más popular del planeta. No en vano ha sido durante diferentes épocas la casa de estrellas de la talla de Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, Saquille O'Neal, Kobe Bryant, Pau Gasol o, actualmente, LeBron James. Empatados con los Boston Celtics, la franquicia californiana ostenta el récord de anillos ganados en la NBA, un total de 17. Dejando de lado sus gloriosos inicios a principios de los 50, la gran etapa dorada de los Lakers transcurrió durante los años 80, donde ganaron 5 anillos y revolucionaron la NBA con el concepto de Showtime. Aquel equipo es ya historia y HBO Max ha querido explorar cómo se fraguó su éxito. Para ello, la plataforma lanza 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers', una miniserie de 10 episodios que se estrena mundialmente el próximo lunes 7 de marzo.
En ella puede descubrirse cómo Los Lakers, de la mano de su propietario Jerry Buss, lograron reinar en la liga y establecer unas nuevas reglas que no solo abarcaron lo deportivo, sino todo el negocio que existía -y existe- detrás de los partidos de la NBA. Un equipo revolucionario que llevó a la ciudad de Los Ángeles a lo más alto del panorama mundial. La serie, entre otras cosas, cuenta con la participación de Adam McKay, la mente detrás de 'No mires arriba', que en esta ocasión se encarga de la producción ejecutiva y la dirección de algunos de sus episodios.
Con motivo del estreno de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers', en eCartelera hemos tenido la oportunidad de charlar con dos de sus creadores, Max Borenstein y Rodney Barnes, así como con algunos de los miembros más destacados de su reparto: John C. Reilly, Adrien Brody, Jason Clarke, Quincy Isaiah y Solomon Huges. Porque si por algo destaca la serie, además de sus constantes rupturas de la cuarta pared, es por contar con un elenco coral en el que cada rostro ha sido escogido de manera muy minuciosa y acertada para, así, poder retratar a una de las franquicias deportivas más grandes de todos los tiempos.
"Fue muy difícil porque teníamos a personajes muy reconocibles", explica Borenstein, co-creador, guionista, showrunner y productor ejecutivo de la serie, "así que todo el crédito para nuestros directores de casting". De hecho, añade, en el caso de jugadores como Abdul-Jabbar y el resto del equipo, tuvieron que buscar no solo a personas que se parecieran, tuvieran carisma y supieran actuar, sino que también jugaran al baloncesto. Desde el primer episodio de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' queda claro que la serie está encabezada por John C. Reilly como Jerry Buss (el dueño de los Lakers) y Quincy Isaiah, que en su segundo papel profesional da vida nada menos que a Magic Johnson. Sus tramas son los dos grandes pilares sobre los que se construye una historia llena de mitos, nombres propios y egos.
Isaiah, que deja una de las actuaciones más sorprendentes de toda la serie, reconoce que interpretar a Magic Johnson "fue increíble. Intenté no darle importancia a la presión, centrarme en el trabajo, confiar en el proceso... Pero sientes presión, claro". Su Magic es un joven rookie de 19 años que en 1979 es seleccionado por Los Angeles Lakers pese a la negativa del entrenador del momento, el legendario Jerry West. El resto, como suele decirse, es historia. El actor, de 25 años, se maneja a las mil maravillas en el papel, se roba la función en cada escena y le imprime la personalidad y la garra características de un Johnson que aterrizó en Los Ángeles como un torbellino.
"Recopilé toda la información que pude sobre él, cómo era, qué tipo de música le gustaba... Intenté averiguar quién era en realidad este chico de 20 años y descubrir puntos en común conmigo", añade. El de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' es un Magic que acaba de llegar a la élite, por lo que aún tiene que aprender a tratar con los directivos de los clubs, con los agentes y con las figuras más asentadas de un vestuario donde Abdul-Jabbar se erige como faro de un equipo a la deriva que en los últimos 25 años solo había ganado 1 anillo (temporada 71/72).
El segundo gran protagonista, John C. Reilly, se encarga de representar a Jerry Buss, otra de las grandes figuras históricas de los Lakers, aunque en este caso desde los despachos. "Su legado es la reinvención del entretenimiento moderno", señala el actor. Buss fue quien introdujo en la franquicia -y en la NBA- el concepto de Showtime, una filosofía basada en un juego rápido, dinámico y ofensivo que favorecía las altas puntuaciones para regocijo del espectador. Pero, además, el Showtime también consiste en un modelo de negocio en el que se rodea al deporte de toda una excéntrica parafernalia de contratos con patrocinadores, espectáculos de música, luces, animadoras y toda clase de entretenimientos para atraer a la gente, incluidas a las estrellas de cine.
"Jerry entendió que esto iba de entretener a la gente, de divertirlos. El baloncesto no lo hacía en 1979, en la TV tenía menos audiencia que los bolos o el golf", continúa el actor. Todo ello encumbró a Buss como uno de los grandes visionarios que han existido en el deporte, si bien es cierto que en su vida íntima el personaje devoró en muchas ocasiones al magnate. Algo que también se refleja en la serie. En cualquier caso, sobre esta cara B, Reilly reflexiona lo siguiente: "Es cierto que hay aspectos de su vida personal que no son admirables, pero creo que es producto de su tiempo". El actor ve en él un héroe que cambió para siempre el juego. "Todo el mundo le tenía cariño, era un hombre adorable y admirado. Fue un gran honor poder interpretarle", concluye.
Estética ochentera
Pero, además de unos personajes reconocibles por el público general y unas actitudes que hoy en día están mucho más modernizadas y profesionalizadas que por aquel entonces, hay algo en 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' que nos recuerda irremediablemente que estamos viendo un pedazo de historia que ocurrió hace ya la friolera de 40 años: la estética de la serie. "Cuando lo ves, de verdad tienes la sensación de estar viendo televisión de aquella época", indica orgulloso Rodney Barnes, guionista y productor ejecutivo. Vestuario y atrezzo evocan a aquellos años 80 de liberación y transformación, a aquel Hollywood que marcó a una generación.
El diseño de producción es sensacional y viene acompañado de un estilo visual en el que celuloide, vídeo digital, imágenes de stock y videocámaras caseras se entremezclan escena tras escena con un resultado muy original. Mucha de la personalidad de la serie está en cómo ha sido rodada. "Todd Banhazl, nuestro director de fotografía, es un genio. Y al trabajar con Adam McKay en el piloto, querían llevar a la historia una serie de capas y técnicas diferentes", expone Borenstein. "Grabar con esas videocámaras el primer día y ver las escenas en los monitores era como viajar en el tiempo, te retrotrae y todo te recuerda a los vídeos caseros de los años 80", continúa, "nos dio una libertad creativa enorme para contar la historia, podíamos usarlo como arma secreta". Unido a un ritmo endiabladamente acelerado y a un perspicaz montaje, 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' se convierte en un cóctel explosivo muy jugoso para los nostálgicos de aquellos años.
Un cóctel en el que el último ingrediente es la mencionada ruptura de la cuarta pared por parte de sus protagonistas. Al respecto, Borenstein subraya que "es un momento en el que el baloncesto cambió la cultura. Lo hizo con diversión y entretenimiento. Hay una razón por la que esto ocurre en Hollywood, en Los Ángeles. Y hay una razón por la que el eje de todo ello es Magic Johnson, porque tiene el carisma de una estrella de cine. Así que contar la historia de esta gente, que eran showmen, nos hizo ver que podíamos usar la ruptura de la cuarta pared no solo como herramienta expositiva, sino para mostrar esa personalidad, esa irreverencia, esa parte de los personajes. Le da a la serie esa energía y espíritu del baloncesto de aquella época". A esta explicación, Barnes se suma argumentando sobre los momentos en los que es Buss quien interpela al espectador: "en contraposición al resto de propietarios de equipos, a los que no les gustaban los medios de comunicación, Buss era muy carismático. Tenerle hablando hacia nosotros, hacia la cámara, era un beneficio".
Mucho más que baloncesto
La historia de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' habla sobre baloncesto y show business, pero también reflexiona sobre los individuos que escribieron esa historia. Fueron personas que tuvieron que hacer frente a numerosos sucesos y decisiones, por lo que la serie destila buenas dosis de drama en cada una de sus subtramas. "Una de las cosas de las que me siento más orgulloso es de que la serie trata sobre personas, da igual como sean. No importa sin son hombres, mujeres, de color...", comenta Barnes, "son personas que utilizan el baloncesto para conseguir algo en sus vidas personales". Adrien Brody, que da vida al entrenador Pat Riley, va un paso más allá y apunta que la serie sirve para darnos cuenta de que la vida "no es un camino fácil para nadie, ni siquiera para las personas a las que admiramos". Y es que, como dice el propio Barnes, la serie es capaz de aglutinar todo bajo el paraguas del baloncesto porque "a todos les importaban las mismas cosas". Aunque estas no tuvieran nada que ver con el deporte.
Evidentemente, 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' cuenta una historia real en la que muchos de sus personajes siguen vivos y expuestos a la vida pública. Pese a ello, Borenstein no teme posibles comentarios negativos, y deja claro que la serie lo que pretende es encumbrar a quienes hicieron historia. "Yo no puedo ni imaginar que hicieran una serie de televisión sobre mi vida, así que nunca juzgaré la reacción de nadie. Lo que sí puedo decir es que tanto yo como todo el equipo hicimos la serie con mucho amor y aprecio por esta gente y todo lo que consiguieron", asegura. De hecho, el propio creador confiesa que el propósito "era contar la historia de una era, no de unos personajes en concreto", confirmando que se basaron en todas las fuentes que pudieron para hacerlo de la forma más fidedigna posible.
Como ocurriera en su momento, el tándem Jerry West-Pat Riley es uno de los más significativos de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers'. Antiguos compañeros de equipo en su etapa de jugadores, ya como técnicos Riley llegó al banquillo de los Lakers cuando West lo abandonó para pasar a formar parte de la directiva del equipo. Y, pese a tener personalidades muy diferentes, ambos tenían un aspecto en común: no sabían qué hacer con su vida. "Fue genial tener ese tipo de relación", cuenta Jason Clarke, que en la serie se convierte en West, "y además fue inesperado para ellos lo que ocurrió. Fue una lección para West ver a Pat convertirse en uno de los mejores entrenadores de la historia". Adrien Brody añade que para él fue sencillo meterse en situación. "Los problemas son algo que todos conocemos, el no poder ser mejores y alcanzar la grandeza. Lo he estado haciendo toda mi vida", reflexiona, "es muy fácil identificarse con esos períodos de tiempo en los que no estás en lo más alto". Además, también expresa su admiración por el triunfo de Riley después de ese "camino salvaje" al que tuvo que hacer frente.
Otra de las sorpresas de la serie es Solomon Hughes. Doctor y profesor en Stanford, Hughes jugó al baloncesto en el conocido equipo de los Harlem Globetrotters, que da espectáculos alrededor del mundo. Y gracias a sus habilidades, en 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' hace su debut en el mundo de la actuación poniéndose en la piel del mismísimo Kareem Abdul-Jabbar. El actor reconoce que se sintió tremendamente honrado de poder darle vida en la serie y admite que le encantaría poder ver (y hacer) más sobre su figura. Su transformación en la leyenda de la NBA llegó hasta el punto de tener que entrenar sus movimientos en la pista "religiosamente". Entre risas, Clarke comenta que "lo hacía parecer fácil".
Pero Abdul-Jabbar no es solo un icono baloncestístico, sino también una referencia en la lucha contra la desigualdad racial. Algo en lo que Hughes también quiso poner el foco de su actuación. Para ello, se empapó de todo lo que se conocía de la leyenda de los Lakers. "Kareem siempre ha sido muy generoso en cuanto a su vida y sus opiniones públicas", expone Hughes, "su autobiografía 'Pasos de Gigante' fue una de las primeras que leí cuando era joven". El actor deja claro que su admiración va más allá de lo puramente deportivo y que esta faceta del jugador debía mostrarse en la serie, o al menos intuirse. Por suerte, "hay muchas cosas escritas sobre las opiniones de Kareem en su lucha por la igualdad de derechos", resume.
Herencia en forma de continuación
En principio, 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' ha sido concebida como una sola temporada con la que tratar los inicios de aquella revolución. Sin embargo, sus creadores tienen claro que no arrugarían la cara si HBO Max les pidiesen ir más allá. "Nos encantaría poder hacer más temporadas sobre la era del Showtime", confirma Borenstein. Otra opción que les resultaría excitante sería la de explorar la siguiente gran etapa de los Lakers, los años 90. El showrunner asegura que "también sería interesante abrir una ventana a la era de Saquille O'Neal y Kobe Bryant". Barnes incluso vería lógico el paso ya que muchos de los protagonistas de la actual serie también fueron importantes en el equipo en los años posteriores, ya fuese como entrenadores o directivos de la franquicia. "Si los dioses de la televisión lo quieren, nosotros estaremos ahí", sentencia Borenstein.
El primer episodio de 'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' se estrena el próximo lunes 7 de marzo en HBO Max. A partir de entonces, la plataforma seguirá una estrategia de estreno semanal para la serie, que pondrá su punto final (o no) el 9 de mayo.