Vivimos en una sociedad en la que los conflictos armados son como las modas, van y vienen; a veces interesan unos y a veces otros. Todo depende de la agenda política (y mediática) del momento. Ahora lo que manda es Oriente Medio, los islamistas o los yihadistas; el terrorismo transnacional. Los conflictos autóctonos, que en primera instancia solo afectan a un país no son interesantes. Y ya no hablamos de la olvidada África, sino de Colombia, de la lucha armada entre las FARC y los grupos militares, noticia hasta hace dos días y ahora en el cajón de los temas impopulares.
En este contexto de guerra armada es donde se sitúa 'Tiempo sin aire', lo nuevo de Andrés Luque y Samuel Martín Mateos -que en 2009 debutaron con 'Agallas'-, un thriller que ahonda en el conflicto desde una interesante doble perspectiva: la de una víctima que busca venganza y la de un mercenario que lucha contra la guerrilla.
Mediante una serie de flashbacks (que diferenciamos por una fotografía más "sucia" y saturada) conocemos la "experiencia" latinoamericana del soldado (Félix Gómez), que se ha alistado para conseguir el dinero suficiente con el que emprender una vida sin complicaciones junto a su novia en Tenerife. Unos años después (ya en el presente) conocemos a una madre (Juana Acosta) que busca a los responsables de la muerte de su hija en su Colombia natal.
Los cineastas plantean una historia que si bien tiene lugar en Colombia, podría transcurrir en cualquier otro escenario de similares características, lo que internacionaliza la propuesta y fortalece la identificación del espectador con el drama. No se trata de una película sobre las FARC, los paramilitares o el conjunto de las víctimas. Tampoco hay un discurso político en defensa de cualquiera de las posturas. 'Tiempo sin aire' es ante todo un thriller sobre el dolor, la venganza y el perdón. Es Colombia como puede ser Nigeria o Siria, son los personajes lo que importa.
Ay, Carmelo
Si los personajes son lo importante, el trabajo actoral tiene que ser uno de los elementos que más destaque en el conjunto de la obra. Juana Acosta, que ha visto su trabajo ensombrecido en el Festival de Málaga por la labor de Natalia de Molina en el drama social 'Techo y comida', es el gran referente de la película. El peso de la trama principal recae sobre sus hombros y otorga una gran verdad a la tragedia de su personaje. La actriz colombiana -que también ha sufrido en sus propias carnes la tragedia del conflicto- se mimetiza con esta madre consumida por la rabia en busca de un poco de justicia.
Ayudándole en su empresa y poniéndole un poco de cordura al asunto nos encontramos a Carmelo Gómez en un papel de aparente sencillez que podría verse malinterpretado. La primera impresión es la de ver a un pelele en pantalla, pero si escarbamos un poco más descubrimos a un hombre de pasado tormentoso que usa el optimismo como arma para seguir adelante. Es el contrapunto perfecto al personaje de Juana Acosta.
Mención merece también Félix Gómez. El actor está reconduciendo su carrera a papeles que se alejan del clásico galán y abordan espacios más ambiguos. Adriana Ugarte por su parte se enfrenta a un trabajo que ha de hacer frente a un montón de emociones en muy poco tiempo en pantalla, lo que supone un enorme reto. Así, 'Tiempo sin aire' pone a prueba las aptitudes interpretativas de su cuarteto protagonista y este lo resuelve con éxito.
Colombia en Canarias
Por causas ajenas a la producción los planes iniciales de rodar 'Tiempo sin aire' en Colombia tuvieron que ser modificados y finalmente la grabación tuvo lugar en Tenerife. El trabajo de producción a este respecto es encomiable convirtiendo los parajes canarios en las zonas rurales del interior del país americano.