¿Quién no ha pensado alguna vez en dar carpetazo a su vida y cambiar de aires? Esto es lo que nos plantea 'Tierra baja'. Carmen, una mujer de 55 años que ha trabajado toda su vida en la gran ciudad como guionista, es la protagonista de esta película. Una mujer desencantada con el mundo del cine que regresa a su pueblo con la intención de comenzar una nueva vida alejándose de todo aquello que le ha hecho sentirse mal. Pero el pasado siempre es más rápido e intentar borrarlo nunca es la solución para sanar.
Una premisa potente de una película que consigue trasladarte a la pequeña burbuja que se construye a lo largo de su hora y media de duración. Miguel Santesmases se arriesga apostando por el silencio y los planos largos en un momento donde prima la inmediatez y los múltiples estímulos. Pero, por suerte, esta vez la piscina estaba llena de agua y el salto que da es triunfal. La pausa en el ritmo es una reivindicación en sí misma de un cine que, aunque no lo parezca, sigue existiendo.
Para poder conseguir esa pausa y calma a la hora de narrar, Santesmases se apoya en varias cosas. Por un lado en la imagen. Los planos no son apresurados, se mantienen, y eso sorprende. No estamos acostumbrados a ver la fachada de una casa durante más de 2 segundos en completo silencio. Pero aquí ocurre. En este caso el entorno es un personaje más cuyo tiempo en pantalla está totalmente justificado porque ayuda al desarrollo de la historia. La fotografía dirigida por Alberto Pareja es una de las mejores cosas de la cinta y te lleva a enamorarte una y otra vez con los paisajes de ese pueblo.
El otro punto que sostiene este ritmo sin dejar que se convierta en aburrimiento o pesadez es Aitana Sánchez-Gijón. La capacidad que tiene para reflejar diferentes emociones a través de miradas y gestos es brutal. Es la protagonista absoluta, muchas veces aparece sola en pantalla solamente acompañada por los ruidos de las hojas o el viento, pero siempre consigue que quieras seguir mirando. La película llega en el momento perfecto de su carrera y sirve como recordatorio de la increíble actriz que es a solo una semana de recibir el Goya de Honor. Un puntito en la boca para todos los que han dudado de que fuese digna merecedora de este reconocimiento por ser demasiado joven.
Sánchez-Gijón no siempre está sola. Pere Arquillué está a la altura de las circunstancias con un personaje que solo vemos a través de los ojos de la propia Carmen. Pero realmente el gran acompañante de la actriz ha sido el silencio. O más bien el sonido ambiente. Me llamó mucho la atención ver tantos momentos sin diálogo, pero no sentía que fuese un silencio ensordecedor. Al contrario, está muy bien utilizado porque ayuda a que te metas más en ese ambiente rural que tan importante es para esta historia.
Aunque de primeras esto pueda parecer la historia de un amor que no funcionó, la realidad es que va mucho más allá. Sí, evidentemente el amor es el hilo conductor, pero también lo es el arte y lo rural. Esta historia no podría existir sin estos tres pilares que se combinan a la perfección. La forma en la que se plasma la realidad de lo que conocemos como la España vaciada me parece preciosa. No es una mirada triste o demasiado idealista, es un punto medio perfecto. Se trata de una carta de amor a lo rural, a los pueblos de ese Bajo Aragón y sus gentes, a la red de cuidados y al tejido social que una construye en su vida.
Me parece también interesante que sea una película protagonizada por una mujer de más de 50 años con la que es fácil conectar pese a la complejidad de su persona. No conocemos qué es lo que ha vivido para acabar ahí, pero tampoco nos hace falta. De hecho, igual es por ese desconocimiento por lo que es más fácil sentirse identificado, puedes añadir la información que quieras para llenar esos huecos.
No para todo el mundo
Santesmases se merece un minipunto por la idea de contar una historia dentro de otra historia, aunque finalmente resulta un poco confuso. La diferencia principal es Eduardo. Cuando vemos a Arquillué sabemos que estamos dentro de la historia que está escribiendo Carmen, pero, igualmente, a veces es complicado ubicarse en el espacio tiempo y puede llegar a sacarte un poco de la historia.
Aunque entiendo el cine como un lenguaje universal, es evidente que no todas las películas están enfocadas para todo el público. Esta concretamente está dirigida a una franja de la población muy concreta, aquellos que ya se encuentran en la posición de mirar a su pasado y hacer balance. Ojo, esto no me parece algo negativo. Creo que es necesario hacer cine por y para las personas mayores de 50 años que muchas veces son un público olvidado e ignorado. complicado.
Independientemente de las cosas que han salido mejor o peor de esta película, valoro muchísimo que haya sido lo suficientemente valiente como para poner sobre la mesa distintos debates y no quedarse en la superficie. No lo hace de forma polémica, pero a través de una historia contenida, intima y visualmente preciosa, consigue que las palabras y reflexiones resuenen contigo una vez sales de la sala.
'Tierra baja' podrá verse en los cines a partir del 31 de enero de 2025.