De un tiempo a esta parte, probablemente a raíz del estreno de la triunfal, al menos a nivel comercial, 'Alicia en el País de las Maravillas', cada nuevo estreno de Tim Burton se ha visto rodeado de comparaciones perezosas con su pasado, críticas demoledoras con argumentos gastados y, bueno, una respuesta bastante positiva por parte del gran público. Una cosa por la otra, el clásico vaso medio lleno y medio vacío.
Sin embargo, centrando la mirada en las propuestas que el creador de obras maestras absolutas de la talla de 'Eduardo Manostijeras' ha estrenado a lo largo del siglo XXI, y pese a que el listón general está más cerca del notable que del sobresaliente, encontramos un buen número de películas realmente excelentes. La inmensa mayoría, de hecho.
Once películas que, cada cual a su forma y modo, suponían un nuevo regalo para todas aquellas personas que situamos al director de 'Bitelchus' en nuestro particular Olimpo cinematográfico. Un genio de universo propio y (cien por cien) reconocible cuyos últimos trabajos siguen dejándonos sensaciones y emociones para el recuerdo. Larga vida a Tim Burton.
Tim Burton en el siglo 21, de menos a más
'El planeta de los simios'
Ni siquiera los que somos admiradores de la mayoría de películas de Tim Burton teníamos muy claro que su remake de 'El planeta de los simios' fuera a salir bien. Lo que está claro es que, ni mucho menos, intuíamos el desastre que acabaría siendo. Son innumerables las ocasiones en las que el director ha explicado el trauma que le creó la respuesta que el mundo tuvo ante su revisión del clásico dirigido por Franklin J. Schaffner en 1968, pero es que pocas conclusiones positivas se podían sacar de un blockbuster del que, lo mejor que se puede decir, es que nunca se hacía aburrido. Aunque, para cumplir ese objetivo, tuviera que basarse en escenas mal planteadas y peor ejecutadas.
Un descalabro artístico que anuló por completo la esencia de su director, cuyo sello era imposible de identificar a lo largo de la cinta, y que caía definitivamente al abismo con el que había estado jugando en un clímax final demasiado cercano al bochorno.
'Big Eyes'
Tim Burton y los Oscar. Esa historia imposible. Ignorado incluso en sus propuestas más académicas, con 'Big Fish' a la cabeza, sus películas nunca han pasado más allá de la consideración técnica. 'Big Eyes', respaldada por los hermanos Weinstein, debía ser el trabajo que cambiara la dinámica. Pero no. Ni muchísimo menos.
El biopic sobre la artista Margaret Keane y su tormentoso matrimonio supone el punto más bajo de la obra de Tim Burton. Descafeinada, falta de vida, aburrida y previsible, Burton anula toda su personalidad en la búsqueda de un academicismo de andar por casa que convierte a la película en poco más que un telefilm de sobremesa. Eso sí, conviene salvar a Amy Adams, portentosa actriz capaz de brillar incluso en terrenos tan aburridos como el que nos ocupa.
'Sombras tenebrosas'
Dos años después de que su versión de 'Alicia en el País de las Maravillas' mostrara una preocupante falta de personalidad y signos de autor domesticado por la industria, Burton acude de nuevo a un material ajeno, 'Sombras tenebrosas', una serie de televisión de los sesenta, que le ofrecía todo un abanico de posibilidades argumentales para volver al punto de origen. Vampiros, brujas, licántropos, fantasmas y traumas infantiles. Un nuevo juguete con el que el director, uno, recuperaba a sus admiradores perdidos en Wonderland, o dos, se distanciaba un poco más. Y ganó la segunda opción.
La diferencia, en esta ocasión, es que estamos ante una película cien por cien Burton, que sin embargo, no consigue ir más allá de su atractivo punto de partida, la adaptación de un vampiro nacido en 1752 a la década de los setenta. ¿Suena divertido? Lo es. Al menos en los primeros gags. El problema es que la película dura casi dos horas en las que el chiste se repite hasta la extenuación, hasta que, de golpe y porrazo, todo se convierte en un delirante homenaje al terror clásico con una apuesta extraña entre el blockbuster de acción y el romance gótico. ¿Suena extraño? Lo es. A pesar de todo, 'Sombras tenebrosas' recibió muchos más golpes de los merecidos, más por ser el segundo trabajo menor consecutivo de su autor que por sus méritos. No era el horror que muchos vendieron pero, desde luego, estaba muy lejos de sus mejores momentos.
'Alicia en el País de las Maravillas'
El territorio repleto de personajes extravagantes, paisajes alucinantes y alucinados e imaginación desbordante que recorría cada página del inolvidable 'Alicia en el País de las Maravillas' de Lewis Carroll, parecía un material perfecto para que un director como Tim Burton lo convirtiera en una gran película. Lástima que Disney no diera la libertad suficiente al director para que eso sucediera y, todavía más doloroso, que Burton lo permitiera.
Si le quitamos la forma a su 'Alicia en el País de las Maravillas', nos quedamos sin nada. O peor, nos tenemos que confirmar con un torpe conjunto de tópicos infantiles y torpes que no permiten que la película termine de despegar en ningún momento, quedándose en insuficiente ejercicio de estilo y descubriéndose como obra de encargo. Ni rastro del autor que nos enamoró tantas veces, ni del creador de imágenes inolvidables. En cualquier caso, las taquillas explotaron de éxito. Mientras tanto, Alicia seguía persiguiendo al conejo blanco, Johnny Depp hacía el ridículo y nosotros con la sensación de estar presenciando una oportunidad perdida.
'El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares'
Seamos claros (y grandilocuentes): la primera mitad 'El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares' es lo mejor que ha rodado Tim Burton desde 2007. Así, durante la hora inicial de la cinta, uno no puede más que celebrar la manera en la que todo fluye con naturalidad y ritmo, la capacidad del cineasta de volver a crear imágenes y escenas de una poesía fascinante, la melancolía gótica, la belleza de lo extraño. En definitiva, una especie de sueño cumplido para todos aquellos que seguimos confiando en su genialidad.
Lástima que, de repente, nos despierten de una manera tan brusca con un giro de guión que transforma a la película en cine de acción de andar por casa y comedia excesiva hasta la parodia. Y, aunque el epílogo regresa a esa emoción inicial, las sensaciones ya están marcadas por ese traspié inesperado dentro de una obra que apuntaba a mayores logros. En cualquier caso, el balance general es positivo. Lástima que rozara el sobresaliente. Cuestión de perspectiva.
'Dumbo'
Más allá de su indiscutible despliegue visual, puro Burton, lo que más resalta en la notable 'Dumbo' es la manera en la que el cineasta consiguió inyectar una auténtica bomba de relojería en Disney desde dentro de uno de sus polémicos (y exitosos) remakes en acción real. Y es que, por encima de la belleza de sus imágenes y de la melancolía que desprenden todos sus personajes, sin excepción, estamos ante una película realmente crítica con su misma esencia y con la comercialización de la nostalgia, pilar básico del estudio que, bueno, la financió. Un acto de gamberrismo total por parte de un Burton que, hablando en términos estrictamente cinematográficos, iba de menos a más hasta alcanzar un clímax final especialmente maravilloso. Dentro de su particular liga, ni una duda, 'Dumbo' es un remake muy por encima de la media.
'Frankenweenie'
Llena de encanto y nostalgia, emoción y humor negro, 'Frankenweenie' supone el reencuentro de Tim Burton con su pura esencia, con las señas de identidad que le convirtieron en uno de los directores más personales y carismáticos de las últimas décadas. No estamos ante una obra maestra, pero sí se saborea cada fotograma en deslumbrante blanco y negro como si de una pequeña obra de arte se tratara, dando forma a una joya más que sumar a una carrera repleta de ellas. La tristeza hipnótica del relato, repleta de personajes marginados y melancólicos, propone también un juego de referencias que supondrá un placer para todos los que han seguido con devoción la carrera de Burton.
'Eduardo Manostijeras', 'La novia cadáver' o 'Bitelchús', están presentes en diseños de personajes y ambientación, mientras que clásicos del cine de terror de toda la vida, véase Godzilla, la Momia, Drácula o, evidentemente, Frankenstein, reciben un rendido homenaje por parte de un director empeñado en convertir su película en una carta de amor a su infancia. Los que nunca han comulgado con su cine, sus personajes y sus historias, no encontrarán aquí nada nuevo que les haga cambiar de idea, pero los que han seguido con pasión su carrera se vieron recompensados con un delicadísimo reencuentro entre un autor y su pasado, un director y su cine.
'La novia cadáver'
La estrategia era tan evidente como respetable: tener su película de animación propia. De acuerdo, Henry Selick es la víctima directa de la ignorancia con la que se suele hablar de 'Pesadilla antes de Navidad', pero tampoco debe ser sencillo para alguien como Burton que le recuerden que uno de sus trabajos más emblemáticos, bueno, no es suyo. Puede que realmente sintiera la necesidad de contar una historia tradicional que, honestamente, parece escrita para dar el salto de cabeza a su universo, pero la estrategia comercial tras la decisión artística parece demasiado clara.
La cuestión es que, más allá de su origen, 'La novia cadáver' se convertía en un trabajo mayúsculo dentro de la carrera del cineasta, una obra de arte de una melancolía y belleza transparente, capaz de unir a través de notables números musicales (brillante banda sonora de Danny Elfman) dos mundos, la vida y la muerte, que jugaban al contraste visual con resultados que cautivaron todos los corazones burtonianos. Una auténtica joya.
'Charlie y la fábrica de chocolate'
Pese a no alcanzar el apabullante favor crítica de su predecesora en la carrera de Tim Burton, la maravillosa 'Big Fish', 'Charlie y la fábrica de chocolate' convenció prácticamente a todos, especialmente a un público que la convirtió en una de las películas más taquilleras de su carrera. Y tiene sentido, ya que se trata de una propuesta con el sello de un cineasta libre e inspirado, mimetizado con la historia que está contando, deslumbrante con la factura visual y el acabado formal marca de la casa y juguetón y divertido con su uso de influencias y referentes.
Los personajes, especialmente en el caso de Willy Wonka, eran criaturas perfectamente reconocibles dentro del universo cinematográfico del director, capaz de aportar su dosis característica de melancolía y locura fascinante. Una película deliciosa repleta de contagiosas melodías que terminaban de redondear una propuesta tan única como inspirada. Maravillosa.
'Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet'
El coqueteo entre Burton y el género musical es casi una constante en su cine. Desde la delirante coreografía de 'Bitelchús' hasta las numerosas canciones que inundan 'La novia cadáver', la mayoría de sus películas habían vivido un apasionado romance con melodías que funcionaban como elemento imprescindible a la hora de dar forma a la narración. Por eso, el salto definitivo en forma de adaptación cinematográfica de una obra clásica dentro del catálogo de musicales de Broadway, más que sorprender, se entendió como un paso coherente dentro de su filmografía.
Con la ayuda de su inseparable Johnny Depp en una de sus mejores interpretaciones, Burton mantenía el humor negrísimo pero sustituía la ternura por rabia, el romanticismo por odio, las sonrisas por litros y litros de sangre. Elevada hasta el infinito por la maestra partitura de Stephen Sondheim, 'Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet' se convertía en la mejor película de Burton desde 'Big Fish', una obra maestra en la que nada sobra y nada falta, perfecta en lo visual, marca de la casa, pero excelsa también en su intensidad dramática. Burton y su mundo se fundían con la historia del barbero Benjamin Barker y conseguían, de nuevo, unanimidad en el aplauso.
'Big Fish'
El inventor de 'Eduardo Manostijeras', la figura paterna de un Drácula olvidado en 'Ed Wood', la venganza por la pérdida de unos padres en 'Batman' y su secuela... El cine de Tim Burton, como todos los buenos cuentos, está repleto de presencias familiares claves para la historia, esenciales para que todo el armazón narrativo tenga una razón de ser, para que la fascinación visual no termine arrasando con todo, algo que ha ocurrido demasiado en la última etapa de un cineasta único.
Pero pocas películas en la historia del cine han conseguido transmitir de una manera tan pura, hermosa y brillante la relación entre un padre y un hijo como 'Big Fish'. Una figura paterna convertida en historias increíbles, fascinación convertida en hastío, pérdida convertida en redención, ausencia convertida en comprensión, abrazo y, claro, lágrimas. Una obra maestra llena de belleza, imaginación y personajes inolvidables.