Dejó de llover en la ciudad, y con la tregua de la lluvia arranca la sexta jornada del 52 Festival Internacional de Cine de Gijón, en un día donde se han presentado dos películas de la Selección Oficial que son completamente opuestas, dando variedad a la selección de filmes a concurso. Ambas propuestas también son de producciones distintas: la primera, 'Titli', de la industria de Bollywood, y la segunda, 'Hippocrate', de producción francesa.
'Titli' cuenta la historia de un chico de los suburbios de Delhi que tiene un plan para escapar de su situación: invertir 300.000 rupias en la construcción de unos aparcamientos. Pero aún teniendo el dinero ahorrado no será tan fácil todo, y una serie de desafortunados actos le hará volver de nuevo a la casilla cero, y con ello, recurrir a lo que sus hermanos y él siempre han hecho cuando les ha hecho falta fondos: robar coches.
La película está planteada con gran crudeza: desde las conversaciones donde impera el ruido del que se impone alzando la voz, hasta escenas intensas y violentas. Es en la violencia mostrada en el filme donde más inquietante es el filme, ya que sus personajes la ven como simple rutina, moneda de cambio, el día a día. Esto provoca que hasta el personaje que más parece un mosquito muerto, en otro contexto sería un auténtico psicópata, pero en la atmósfera de la película, es simplemente uno más y tirando a cobarde. Una cinta seca, desagradable en algunos aspectos (desde vómitos o escupitajos a teorizar sobre las ventajas de romper un brazo con un martillo), pero que muestra una realidad que no es difícil de imaginar en el país, y muestra una cara B de Bollywood donde no hay tópicos y todo es más veraz y espeluznante.
'Hippocrate' ha sido la segunda presentada, y basa su historia en la vida de Benjamin, un chaval de 23 años del que todos esperan que sea un gran doctor. Ahora ha sido destinado de interno por seis meses en el hospital que dirige su padre, pero no está siendo la experiencia que él esperaba. En él conoce a Abdel, un doctor extranjero con mucha más experiencia, que le enseñará cómo hay que luchar contra las injusticias que a veces se cometen en un hospital francés público donde los recortes han hecho mella.
Con un buen ritmo y puntos cómicos bien diseminados por el metraje, 'Hippocrate' se convierte en un entrenamiento muy válido, que sin ser especialmente brillante, sí ofrece una visión poco usual del cómo debe ser el día a día en un hospital público. Esto ofrece también imágenes y escenas con mucha controversia y contraste, ya que mientras en las plantas de arriba hay gente muriendo y sufriendo por diferentes enfermedades, abajo cuando los interinos terminan su turno, hay fiestas, canciones y bromas sobre los pacientes y sus enfermedades. Eso sí, un tramo final con reivindicaciones metidas con calzador y sin ningún trabajo estético, y un final ambiguo y en el que no se toma nota de todo el viaje del protagonista, como si nada hubiese pasado, lastra a una película que es entretenida, fácil de ver y que muestra la cara oculta de la vida en un hospital.
De charla con directores (por Sara Menéndez)
Dos de los directores que compiten en la Sección Oficial han ofrecido una rueda de prensa para hablar más a fondo de sus películas, y también del cine en sus países. Por un lado estuvo Kanu Behl, director de la ya mencionada 'Titli'. Cuando en occidente tenemos referencia de un largometraje producido en la India no puede evitar venirse a la cabeza la palabra Bollywood, sin embargo, Behl se enmarca dentro de un nuevo cine que está surgiendo en el país asiático que se aleja de esa forma de hacer cine: "En el cine indio se tiende a mostrar una imagen exótica del país y nosotros no queríamos eso, sino una imagen cruda, acorde a la historia que estábamos contando". En esta línea de un acercamiento más profunda a la historia se encuentra la razón por la que la película ha sido rodada con cámara Super 16.
En este interesante encuentro, en el que convergieron cine e interculturalidad, hubo tiempo para hablar del retrato que se ha hecho en 'Titli' del país, compartiendo Behl que lo que ha querido mostrar en pantalla ha sido la vida, las personas y al familia tal y como él las ha conocido en su vida. Uno de los elementos más interesantes de 'Titli' es la forma en la que desarrolla la historia de todos los personajes, e incluso, en palabras del director: "Dejamos algunas historias incompletas, para que sea el público quien se imagine cómo pueden continuar".
En la siguiente sesión pudimos escuchar a Thomas Cailley, director de 'Les Combattants', que dio titular a la crónica de la anterior jornada del festival. El director francés ha contado que la película surgió a partir del programa de televisión 'El último superviviente'. Decía, además, que su generación y las generaciones posteriores vivieron y viven en la sensación continuada de que siempre hay una crisis, un peligro del que hay que protegerse: el empleo, el medio ambiente, etc, y así se siente la protagonista, que cree fehacientemente que el mundo se va a acabar.
También ha comentado la peculiaridad de que 'Les combattants' fue rodada en un orden cronológico, y ella misma iba evolucionando de una manera muy dinámica. "Las decisiones que tomábamos un día, afectaban a lo que íbamos a hacer al día siguiente", decía Cailley, "Queríamos que la película fuera algo vivo, orgánico, que avanzase". Lo mismo ocurría a los personajes, y también al público, la película provoca un constante sentimiento de no saber qué va a ocurrir en la siguiente escena.
Por último, hablando sobre la cantidad de cine francés que hay en la actualidad, como bien se ve representado en la cantidad de películas de esa nacionalidad presentes en la 52 Edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, Cailley recordaba que Francia es el tercer productor mundial de cine, después de Estados Unidos e India, y que es muy difícil destacar entre tantos. Sin embargo, "El desafío no es que te conozcan, sino permanecer".
