Ya es oficial: la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood ha confirmado que todas las categorías serán finalmente retransmitidas. Y es que, la decisión de entregar los galardones de Fotografía, Edición, Corto de ficción y Maquillaje durante la pausa publicitaria había levantado muchísima polémica desde que se anunciase recientemente. Ahora, tras una reunión con cineastas destacados, la Academia ha terminado por retractarse.
"La Academia ha escuchado las demandas de sus miembros en cuanto a la presentación del Oscar de cuatro categorías: Fotografía, Edición, Corto de ficción y Maquillaje. Todos los premios de La Academia serán presentados sin cortes, en nuestro formato tradicional. Los esperamos el domingo 24 de febrero, día de los Oscar", reza el comunicado suscrito oficialmente por toda la Academia, incluyendo su presidente, John Bailey, y Dawn Hudson, el CEO. Sin duda, la carta abierta firmada por figuras de primera línea como Quentin Tarantino, Alfonso Cuarón o Martin Scorsese, así como el rechazo del público, han sido hechos determinantes en la decisión de la Academia de dar marcha atrás.
Una edición polémica
La medida de entregar ciertas categorías durante publicidad, que fue tachada de reduccionista e insultante desde el principio, no ha sido la única controversia que ha rodeado a esta 91 edición. Ya hubo críticas ante la propuesta de incluir la categoría de Mejor película popular, aunque la polémica más relevante es la de la ausencia de maestro de ceremonias, pues los Oscar prescindirán de esa figura por segunda vez en la historia tras la renuncia de Kevin Hart debido a la publicación de una serie de chistes homófobos en Twitter.
Hasta el próximo 24 y a lo largo de las tres horas que durará finalmente la gala, no podremos saber quienes serán los ganadores de las estatuillas más famosas del mundo cinematográfico. De momento, 'Roma' de Alfonso Cuarón y 'La favorita' de Yorgos Lanthimos parten como las posibles grandes triunfadoras, ambas con diez nominaciones, incluyendo la de Mejor película.
Análisis Oscar Mejor Película
'El vicio del poder'
Tras sorprender a propios y extraños con la celebrada 'La gran apuesta', cinta que le valió un Oscar como guionista, Adam McKay continúa apostando en 'El vicio del poder' por los hechos reales para asentar definitivamente su recién estrenado estatus de cineasta de prestigio. Y cuidado, esto no significa, ni mucho menos, que entre sus anteriores trabajos no pudiéramos encontrar películas más que interesantes ('El reportero: La leyenda de Ron Burgundy' y su secuela o 'Los otros dos', por ejemplo), sino que, amparado en el siempre respetado arte de narrar parte clave de la historia, McKay parece haber encontrado su auténtica zona de confort.
Con un montaje deudor de las obras maestras esenciales de Oliver Stone, un torrente de ideas visuales y narrativas brillantes, un reparto en estado de gracia con Christian Bale y Amy Adams en clave de recital y un guion repleto de ácido, queroseno y cerillas, 'El vicio del poder' nos muestra la vida personal y polémica obra política de Dick Cheney, uno de los tipos más odiados que jamás haya pisado la Casa Blanca, de forma arrolladora, vertiginosa y siempre apasionante. Por supuesto que su posición ideológica está clara, pero McKay y su equipo han conseguido elaborar un artefacto de cine explosivo que, por encima de todo, demuestra que hay otras formas de vida para un género tan supuestamente oxidado como el biopic.
A favor: Sus defensores son bastante apasionados, por lo que podría sumar más votos de los esperados. Asimismo, la película suma ocho nominaciones y tiene serias opciones de terminar ganando, al menos, dos estatuillas: Mejor maquillaje y peluquería y, atención, Mejor montaje, un Oscar que se suele considerar clave en lo que respecta a las opciones de triunfo en la categoría reina. Si a esto le sumamos una victoria de Christian Bale, la sorpresa es posible.
En contra: En todas las quinielas y pronósticos aparece situada entre las últimas opciones para ganar el Oscar como Mejor película debido, principalmente, a su naturaleza de película de todo o nada. Su paso por la carrera de premios, exceptuando algún triunfo puntual de Bale, se ha saldado con mucha presencia y poca victoria.
'Ha nacido una estrella'
El debut como director de Bradley Cooper, quien además firma aquí la más rotunda y memorable de sus interpretaciones hasta la fecha, se ha saldado con un éxito total entre crítica y público que, sin lugar a dudas, se puede considerar toda una sorpresa. Y es que, en el mismo instante en el que se anunció el proyecto y tras confirmar a Lady Gaga como su protagonista, esta cuarta versión de la historia que ya habían liderado anteriormente Janet Gaynor en 1937, Judy Garland en 1954 y Barbra Streisand en 1976, se convirtió en objeto de decenas de dudas y prejuicios. Un conjunto de inseguridades que, una vez vista la película, se convertían en buenas noticias. Y no pocas.
'Ha nacido una estrella' es una de esas propuestas a las que no les hace falta presentar ningún elemento especialmente innovador o sorprendente para terminar convenciendo a base de talento, entrega y emoción. Estamos ante una película en la que todo funciona, desde las interpretaciones y la química (brutal) de sus protagonistas hasta su vertiente dramática más desoladora, pasando, claro, por una banda sonora de auténtico nivel. De acuerdo, su primera mitad está muy por encima del segundo tramo, pero eso no deja de ser un fallo mínimo en comparación con su alto número de acierto. Y encima, por si fuera poco, con 'Ha nacido una estrella' hemos ganado a un director más que prometedor y a una actriz más que notable. Todo bien.
A favor: Es una película que tiene multitud de elementos para gustar a la Academia. Ha funcionado estupendamente en taquilla, la crítica respondió mucho mejor de lo esperado y, durante varios meses, se situaba como la gran alternativa a 'Roma', por no decir que muchos apuntaban a una victoria clara, cómoda y contundente para la película de Cooper y Gaga. Si ha quedado algo de ese entusiasmo generalizado de la última etapa de 2018, puede que tenga alguna opción de dar la campanada.
En contra: La industria, un terreno en el que, a priori, la película debería haber arrasado, parece detestar 'Ha nacido una estrella'. Su carrera de premios no es que no haya tenido ninguna victoria especialmente relevante, sino que ha ido sumando decepción tras decepción. La ausencia de Cooper en Mejor director subraya esa indiferencia general hacia ella.
'Bohemian Rhapsody'
Poco importan sus fallos de montaje, sus trampas en la coherencia cronológica de la historia de la banda protagonista, unos Queen reconvertidos en la banda favorita de, básicamente, todo el mundo, o sus múltiples caídas en los lugares más comunes del género: cuando 'Bohemian Raphsody' sube el volumen, y lo hace muy a menudo, uno termina cayendo rendido a sus pies. Ayuda, de forma clave, el desfile de clásicos atemporales como 'We Will Rock You', 'Keep Yourself Alive', 'I Want To Break Free', 'Another One Bites The Dust', 'Love Of My Life' o, por supuesto, la obra maestra incomparable que sirve de título para la película, un conjunto de canciones imbatibles que siguen desprendiendo la misma épica, grandeza y conmoción de la primera vez. Ellas marcan el ritmo de una película que va de menos a más, reservando lo mejor para sus memorables veinte minutos finales.
Y es que, donde otras cintas habrían dedicado todos sus esfuerzos en remarcar la tragedia y el dramatismo de un final anticipado por las trágicas circunstancias personales de su protagonista, 'Bohemian Raphsody' prefiere apostar por el delirio musical, los himnos cantados a pleno pulmón, el espectáculo más grande del mundo y, sobre todo, la comunión indescriptible entre la música y el ser humano. Y ahí, justo ahí, reside la misma clave de su éxito. Bueno, en eso, y en un Rami Malek realmente asombroso en la piel de Mercury.
A favor: Ha encantado al público, ha reventado la taquilla mundial y ha conseguido resucitar una fiebre por Queen realmente espectacular. Es una película cuyo final te deja vibrando en la butaca y con la emoción desbordada, por lo que los académicos que se la hayan reservado para los últimos días de votación es posible que la hayan votado motivados por ese entusiasmo. Por otro lado, ha estado omnipresente en la temporada, dejando claro que la industria ha disfrutado al máximo de ella.
En contra: Es una película que ha sufrido una campaña brutal en su contra desde que comenzara a estar presente en la carrera de premios y, sobre todo, tras su victoria en los Globos de Oro. Y, bueno, ejem, Bryan Singer.
'Green Book'
'Green Book' tiene todo lo necesario para ganar el Oscar a Mejor película. Una historia de amistad basada en hechos reales salpicada con altas dosis de sentido del humor y buenas intenciones que, además, ancla su mensaje en el contexto racista del Sur de los Estados Unidos de los años sesenta. A todo esto hay que sumar dos actores entregados a la causa, Viggo Mortensen y Mahershala Ali, cuya química traspasa por completo la pantalla desde su primer encuentro. Lástima que, más allá de eso, estemos ante una película tan facilona, predecible, subrayada y, por momentos, ofensiva.
Y es que, aunque está claro que Peter Farrelly, director y co-guionista de la cinta, nunca ha sido especialmente sutil ni elegante en su discurso artístico, el principal problema de 'Green Book' es la manera en la que cae en todos y cada uno de los tópicos y lugares comunes de este tipo de cine bienintencionado, convencional, academicista y profundamente intrascendente en, precisamente, su búsqueda de trascendencia. Una propuesta que abraza la brocha gorda de principio a fin, tan vaga en lo formal como cuestionable en el tratamiento de su historia.
A favor: Con el método preferencial de la Academia es bastante probable que 'Green Book' termine peleando a muerte con 'Roma' por el Oscar más preciado de la noche. Cuesta creer que su nombre no aparezca entre los tres primeros puestos de la mayoría de papeletas de los votantes. Ha gustado mucho, en general, a todo el mundo y, además, es la ganadora del PGA, el único gremio que comparte el mismo sistema de votación de los Oscar.
En contra: El fenómeno 'Roma'. Por otro lado, sigue siendo una incógnita el efecto real que ha tenido sobre sus opciones de victoria la multitud de polémicas que le han ido surgiendo en los últimos meses.
'Infiltrado en el KKKlan'
En un año en el que el triunfo de una película como 'Green Book' es más que posible, uno se pregunta las razones por las que no se ha barajado la opción real de que 'Infiltrado en el KKKlan' se termine llevando el Oscar a casa. Y es que, si de lo que se trata es de premiar una propuesta cuyo discurso social, orientado en este caso a denunciar el racismo omnipresente desde hace varias décadas en los Estados Unidos, sea realmente importante y significativo en los tiempos que corren, la película de Spike Lee se sitúa a años luz de la cinta dirigida por Farrelly. Y eso que, para ser honestos, ninguna de las dos película hace de la sutileza su bandera.
El cine de Lee siempre ha sido así, reivindicativo, contundente, firme en sus ideas y rotundo en sus conclusiones, por lo que a nadie le debería sorprender esa especie de tono didáctico y, en cierto modo, pretencioso de su último trabajo, lo cual, por otro lado, tampoco supone nada realmente negativo al conjunto. Porque, por encima de todo, 'Infiltrado en el KKKlan' es una comedia con toques de cine policiaco que, en sus mejores momentos, alcanza cotas de auténtica intensidad dramática. Lástima que un conjunto de secundarios demasiado cercanos a la parodia y un primer tramo no del todo satisfactorio terminen lastrando ligeramente una cinta que, por lo demás, hace justicia al nombre de su director. No es poca cosa.
A favor: Su discurso social es potentísimo y su manera de conectar los hechos reales del pasado con el presente más desolador termina de redondear su importancia y relevancia más allá de lo estrictamente cinematográfico. Asimismo, contar con la firma de un ilustre de la talla de Spike Lee también le ayudará a sumar una importante cantidad de votos. Por último, su presencia en la carrera de los premios ha sido total y es una de esas películas a las que también les podría beneficiar mucho el sistema preferencial de la Academia.
En contra: La competencia, especialmente 'Roma' y 'Green Book'.
'Black Panther'
El rey de Wakanda ha conseguido poner de acuerdo tanto a crítica como a público e industria. Es lo que tienen los blockbusters modélicos, que, más allá de su contexto social y su indiscutible mensaje extracinematográfico, funcionan estupendamente tanto como potencial vehículo de entretenimiento masivo como en su condición de nitroglicerina para las expectativas. Con una espléndida dirección de Ryan Coogler al frente, escenas de acción deslumbrantes, un reparto muy atinado, en especial en lo que respecta a las actrices y a un impactante Michael B. Jordan, una banda sonora de quitarse el sombrero y un nervio narrativo que andaba bastante perdido en las últimas entregas del universo cinematográfico de Marvel, 'Black Panther' se sitúa, con bastante facilidad, entre lo mejor y más interesante que ha ofrecido el género superheroico en los últimos años.
PD: Sí, se merece la nominación al Oscar a Mejor película.
A favor: Su impacto cultural y social en Estados Unidos, especialmente en la comunidad afroamericana, ha sido realmente brutal. La prensa ha empujado a su favor desde casi el mismo día de su estreno y no la ha abandonado en ningún momento. Su victoria en el gremio de actores es la última muestra de entusiasmo demostrada por una industria que se sitúa claramente al lado del pueblo de Wakanda. Muchos se llevarían las manos a la cabeza si termina ganando el Oscar a Mejor película, principalmente aquellos que no han dejado de pedir nominaciones en esta categoría para cintas protagonizadas por superhéroes, pero cuidado con ella, tiene serias opciones para dar la sorpresa.
En contra: Sigue siendo una película de superhéroes, un género recién llegado a la categoría. Por lo visto, venir bajo el paraguas de Disney tampoco ayuda demasiado.
'Roma'
Después del ruido, o a pesar de él, de los titulares hambrientos, los datos invisibles, las salas llenas, las polémicas vacías y lo que queda, llegó 'Roma'. Explotó 'Roma'. Se incendió 'Roma'. Quemó y vibró 'Roma'. Lloró y se estremeció 'Roma'. Voló y aterrizó 'Roma'. Y por supuesto que la mejor de las opciones de disfrutar de la obra maestra de Alfonso Cuarón, de eso se trata, es una sala de cine, pero, teniendo en cuenta las comentadísimas circunstancias, lo que finalmente importa es haber podido sumergirse en ella de la forma que sea, haber tenido la oportunidad de dejarnos llevar por este torbellino calmado de cine poético y sensorial, crudo y terrenal, romántico y desolador, delicado y explosivo.
Esperanza y resignación. El mundanal ruido y el silencio de una casa dormida. Los segundos que llevan del beso apasionado al adiós sin explicaciones. Una canción en mitad del incendio. El refugio de una habitación destartalada, minúscula. La poesía de lo cotidiano. El amor eterno de una abuela. Un garaje que se ensancha al descubrir la libertad de un nuevo comienzo. Los juegos entre hermanos. Lo indescriptible del cariño. Las huellas en la arena. Un abrazo en la orilla de un océano hambriento. La confesión de lo que se creía inconfesable, de lo que creías que permanecería siempre condenado entre la boca del estómago y el nudo en la garganta. Y el constante volver a empezar. Porque la vida, como este prodigio llamado 'Roma', es tan efímera como eterna. Puede ganar o no, por supuesto, pero a nadie se le escapa que estamos ante un clásico que se sitúa por encima de los premios. Oscar incluidos.
A favor: Es una anomalía en el sistema Oscar, pero, gracias a triunfos como el de 'La forma del agua' o, sobre todo, 'Moonlight', queda claro que la Academia ha cambiado lo suficiente para terminar elevando 'Roma' a un triunfo histórico. Sus triunfos en el DGA, Critics Choice y Bafta simbolizan el respeto y admiración que ha generado la joya de Cuarón. A pesar de la alargada sombra de 'Green Book', una ganadora mucho más tradicional, 'Roma' sigue pareciendo la favorita en la categoría.
En contra: No, en serio, es una película en blanco y negro de habla no inglesa estrenada en Netflix. Lo increíble es lo lejísimos que ha llegado.
'La favorita'
No, 'La favorita' no es la película con la que Yorgos Lanthimos se ha vendido al juego de Hollywood en busca de una lluvia de premios. 'La favorita' es una propuesta que nace y se mueve con la claridad de lo libre, que ataca y muerde con la fiereza de un rugido, que atrapa e hipnotiza con el poder del mejor cine. Además, el responsable de joyas como 'Langosta' o 'El sacrificio de un ciervo sagrado', un cineasta tan imprevisible como apasionante, acierta al máximo a la hora de deja caer esta historia de ambición, suciedad, traición, sangre y violencia, elementos marca de la casa, sobre los hombros de tres actrices que se sitúan mucho más allá del elogio: Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone. Tres recitales que elevan 'La favorita' hasta las alturas, terminando de redondear una película que roza la obra maestra con la misma punta de los dedos. Cine clásico e histórico, sí, pero también rabiosamente contemporáneo y valiente. Sublime.
A favor: Sus diez nominaciones son un claro ejemplo de que la Academia la respeta profundamente. De hecho, está en todas y cada una de las categorías en las que podía estar. Si gana el Oscar a Mejor guion original, y tiene serias opciones de hacerlo, y Colman le arrebata la estatuilla a Glenn Close en el último momento, 'La favorita' puede terminar siendo la gran tapada de la noche.
En contra: No es el tipo de propuesta a la que le beneficie precisamente el sistema de voto preferencial. Muchos académicos no entrarán en la propuesta de Lanthimos y la terminarán situando en los últimos puestos de sus papeletas. Además, no cuenta con un impacto emocional, elemento esencial para tener opciones serias de ganar el Oscar. En ese sentido, más allá de sus diez nominaciones, comparte un dudoso honor con 'Roma': ser admirada, sí, pero con distancia.