En 2010, mientras se encontraba dirigiendo la obra maestra de su filmografía ('Shame'), Steve McQueen empezó a soñar con un proyecto tan ambicioso como apasionante que, más de una década después, ha terminado llegando entre vítores y aplausos bajo el título de 'Small Axe'. Un proyecto que consta de cinco largometrajes independientes que, sin embargo, reflexionan en distintos tonos, respiraciones y colores sobre la vida de las personas negras en la Inglaterra de los años sesenta, setenta y ochenta.
Estrenada en nuestro país con el formato claro de miniserie, aunque no son pocos los círculos especializados que la celebraron hace pocos meses como la mejor película del 2020, 'Small Axe' termina de asentar de la manera más grandilocuente posible el estatus de McQueen como cineasta esencial del siglo XXI. Y es que, tras las excelsas 'Hunger', '12 años de esclavitud' y la citada 'Shame', trilogía de oro a la que conviene sumar la notabilísima 'Viudas', el director y guionista británico triunfa a lo grande ante el mayor reto profesional que se había planteado hasta la fecha.
Todo en 'Small Axe', del primer minuto de su capítulo inicial hasta el último plano del quinto episodio, tiene el sello de calidad del mejor Steve McQueen. Personajes inolvidables, violencia seca y contundente, diálogos (y silencios) de oro, música que hipnotiza, denuncia sin subrayado y emoción sin artificios. Y esa cámara que parece tener la capacidad envidiable de estar siempre en el lugar e instante que requiere cada historia. En definitiva, 'Small Axe' termina representando uno de los logros televisivos más apabullantes, importantes y necesarios de los últimos años.
Todas las entregas de 'Small Axe', de menos a más
'Alex Wheatle'
Si lo que se busca es un biopic con los elementos más reconocibles posible, 'Alex Wheatle' es sin duda la entrega que más cumple esos requisitos dentro de 'Small Axe'. Con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Es decir, más oficio que sorpresas y más zona de confort que riesgos asumidos. Queda por encima de la media general un reparto que vuelve a funcionar como un auténtico reloj, instantes de auténtica emoción, con su epílogo a la cabeza, banda sonora impecable y, por supuesto, el talento de Steve McQueen tras la cámara, valor seguro. No es poca recompensa para una propuesta de corte más tradicional.
'El Mangrove'
Comparada tras su estreno, y de forma tan injusta como inevitable, con la espléndida 'El juicio de los 7 de Chicago', 'El Mangrove', primera entrega de 'Small Axe' se presenta como alternativa seca, furiosa y empoderada a la última película de Aaron Sorkin. Y lo hace además manteniendo al frente la personalidad y carisma de su autor, un Steve McQueen entregado en cuerpo y alma a este drama judicial cuyo eco resuena en la mente del público mucho después de su memorable desenlace. Le ayudan a la consecución de este logro un reparto que solamente se puede clasificar como prodigioso.
De Letitia Wright a Richie Campbell, pasando por Darren Braithwaite, Ben Caplan o un Gary Beadle de otro planeta, cada interpretación es un recital de talento imparable. La razón por la que no está más alto en esta lista está relacionada exclusivamente con su duración, algo excesiva, pero no es más que un elemento en contra tan menor como la grandeza que desprende cada instante de esta maravilla.
'Educación'
Solamente se entiende que una propuesta como 'Educación' se pueda considerar 'menor', multipliquemos comillas, en un contexto tan único y especial como el de 'Small Axe'. Y es que, pese a no alcanzar la grandeza de 'Rojo, blanco y azul' o esa magia única que desprende 'Lovers Rock', esta quinta y última entrega del monumento artístico de Steve McQueen brilla con una fuerza emocional fuera de toda duda. Lo hace, además, desde una sencillez que enamora precisamente en los detalles, en las miradas y, sobre todo, en las cosas que se gritan con silencios. En ese sentido, si la entendemos como pieza única y nos saltamos las (inevitables) comparaciones, 'Educación' es una pequeña gran poesía visual y dramática construida por una de las versiones más conmovedoras hasta la fecha de Steve McQueen.
'Rojo, blanco y azul'
Leroy Logan sueña con ser policía. Por vocación y por tratar de cambiar las cosas desde dentro, buscando una justicia que, a su alrededor, entienden más como utopía infantil y fuera de todo sentido común. Sin embargo, él lucha incansable por cumplir su sueño y, en el fondo, el de una memoria colectiva mayoritariamente resignada a la injusticia diaria y callejera. Partiendo de este punto, Steve McQueen teje en 'Rojo, blanco y azul' un drama modélico en fondo y forma, cautivador en su puesta en escena y excelso en lo que respecta a un reparto en el que destaca, por lo sorprendente, la mejor versión imaginable de John Boyega. Él es el corazón, grito y músculo de una propuesta que encuentran en sus momentos más íntimos una emoción desgarradora. Ahí está esa despedida al ritmo de la preciosa versión firmada por Al Green de la inconmensurable ''How can you mend a broken heart' para ejemplificarlo a la perfección. Una de las escenas del año dentro de 80 minutos sin desperdicio alguno.
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'Lovers Rock'
Lo que ocurre a lo largo y ancho de los 68 minutos de 'Lovers Rock' solamente se puede catalogar como milagro. Musical, sensorial o visual, lo que se prefiera, pero milagro. La cámara de Steve McQueen se balancea, acaricia, ruge, excita y vibra en una fiesta para los sentidos que traspasa (y mucho) la pantalla. Pese a estar ante el episodio menos dramático de los que cinco conforman 'Small Axe', aunque por supuesto que hay lugar para la mirada intolerante y salvaje de esos seres humanos construidos desde el odio, McQueen es capaz de extraer toda la pasión, lujuria, nervio y emoción que habita entre cuatro paredes donde la música es salvación, estasis y perdición. Poesía en constante movimiento, coreografías que hipnotizan sin opción a la réplica, un reparto entregado a la causa y, por encima de todo, una música que cala hasta los huesos terminan de redondear el prodigio. Una obra de arte.