Puede que su trayectoria no haya cumplido las enormes (y justificadas) expectativas generadas con sus primeros y fabulosos trabajos. Puede que su cine pasase de acumular un altísimo número de evidentes influencias y referentes ajenos a ser una especie de, en sus mejores casos, repetición de logros propios. Puede que sus aciertos y errores sean igual de mayúsculos. Pero, eso sí, la única certeza es que Guy Ritchie es uno de esos cineastas cuyo nombre despierta automáticamente la atención, el interés y el debate.
Con catorce largometrajes a sus espaldas, la mayoría de ellos ubicados en el terreno de la combinación de comedia, thriller y acción, el británico cuenta con un sello de autor que, cuando aparece de verdad y sin ningún tipo de corsé alejándole de sus objetivos, resulta un disfrute prácticamente constante. Existe la opción de dudar en los primeros compases, pero, con pocos minutos, ya eres capaz de adivinar si estás ante una propuesta de Guy Ritchie.
En este especial, donde repasamos toda su trayectoria de peor a mejor, queda evidenciado que el término medio no cuenta con demasiada presencia. Y tiene sentido ya que, después de todo, hablamos de un guionista y director que es puro exceso de tinta, carcajada y sangre. Puro Guy Ritchie.
Todo Guy Ritchie, de peor a mejor
'Barridos por la marea'
Pensemos que fue por amor. No nos queda otra. Las razones que llevaron a Guy Ritchie a meterse de lleno en una de las peores películas de la historia del cine, de eso se trata, se resumen en una palabra: Madonna. La idea era dar forma a un vehículo de lucimiento en el que la reina del pop brillara como una auténtica estrella en medio de una isla desierta. Para ello, se sirvió de la italiana 'Insólita aventura de verano', una comedia simpática y tontorrona que, al lado de 'Barridos por la marea', es poco menos que una obra maestra. Si nos ponemos a enumerar errores, necesitaríamos (mucho) más que un par de párrafos. ¿Virtudes? El silencio. Duele, pero se olvida al instante. Ritchie tocó fondo. Marino, terrenal y artístico.
'Aladdín'
'Aladdín' no rompe ninguna infancia, ninguna película lo hace, de acuerdo, pero es una experiencia bastante traumática. ¿Recordáis la magia, encanto, diversión, belleza, espectacularidad y momentos icónicos del clásico Disney? Bien, pues aquí no hay nada de eso, solamente horror visual, interpretaciones carentes de energía, química o una mínima gracia y una cantidad insoportable de espantoso CGI. Ah, y ni rastro de la personalidad de Guy Ritchie. Lo que faltaba.
'Revolver'
Cualquier cosa que hubiera hecho Guy Ritchie después de 'Barridos por la marea', pero cualquiera, habría subido el nivel a una carrera (semi)herida de muerte. En una época en la que las portadas de las revistas del corazón se habían convertido en su prisión, el anuncio de su regreso al cine de mafiosos con Jason Statham a la cabeza supuso para muchos una alegría total. Por desgracia, eso no hizo más que agudizar el golpe.
'Revolver' es un caos total, una película con pretensiones, ambición desmedida y ansiedad por ofrecer algo completamente diferente a lo que relacionábamos con el cine de Ritchie sin querer sacrificar del todo su personalidad. Visualmente era un caramelo tan hipnótico como soporífero, una historia mal planteada, desarrollada de manera desastrosa y finiquitada desde el error absoluto.
'Rey Arturo: La Leyenda de Excálibur'
Si pensamos en su anterior película, 'Operación U.N.C.L.E.', 'Rey Arturo: La leyenda de Excalibur' supone una decepción todavía mayor en la trayectoria del director Guy Ritchie. Sin embargo, si pensamos que dos años más tarde entregó un desastre de las dimensiones de 'Aladdín', casi que el vaso se empieza a ver medio lleno.
En cualquier caso, la enésima revisión de esta legendaria historia con la que se volvió a fracasar en el intento de convertir a Charlie Hunnam en superestrella, terminó resultando un blockbuster rutinario, excesivo y carente de toda personalidad. Un Ritchie totalmente prescindible.
'Operación U.N.C.L.E.'
'Operación U.N.C.L.E' sorprendía, y mucho, por la apuesta tan rotunda de Guy Ritchie a favor de la contención, el detalle y hasta la delicadeza. Un juego de espías, organizaciones criminales, secuestros, mentiras y persecuciones que, por tener, tiene hasta científicos malvados de manual. Un homenaje sentido y honesto al género que, por desgracia, termina siendo un irregular espectáculo a pequeña escala con dos piedras como protagonistas: Henry Cavill y Armie Hammer. Menos mal que está Alicia Vikander para robar escenas y elevar lo que no deja de ser un pasatiempo con destellos.
'The Gentlemen: Los señores de la mafia'
El culto hacia 'The Gentlemen: Los señores de la mafia' ha ido creciendo tanto desde su estreno en 2020 que ha terminado teniendo hasta una serie a modo de spin-off que, vaya, la supera en prácticamente todo. Y es que, por más que la esencia de Guy Ritchie impregne cada escena, aquí tenemos una película que se ve siempre con la distancia que otorga la intrascendencia. Todo está ahí, sí, pero algo no termina de encajar para que 'The Gentlemen: Los señores de la mafia' se escape de terminar siendo una obra claramente menor de su autor.
'El pacto'
La primera inmersión de Guy Ritchie en el cine bélico se saldó con un inesperado éxito, sobre todo por parte de la crítica. Liderada por unos estupendos Jake Gylenhall y Dar Salim, 'El pacto' demostraba que el británico conocía, respetaba y amaba las coordenadas sobre las que se mueve lo mejor de un género que tiene aquí una de sus cintas más inspiradas de los últimos años. Y con diferencia.
'Operación Fortune: El gran engaño'
La fórmula Guy Ritchie y Jason Statham sumó recientemente una nueva alegría con 'Operación Fortune: El gran engaño', película que, pese a parecer estar escrita, interpretada y rodada en piloto automático, funcionaba bastante bien como pasatiempo ligero y divertido. Acción, humor, buenos personajes, mejores diálogos y una puesta en escena tan sencilla como efectiva. Un estupendo rato de cine marca de la casa Ritchie/Statham.
'Sherlock Holmes'
Con la primera entrega de 'Sherlock Holmes' ocurre algo parecido al caso que estructura su trama. Se pierde muchas veces, camina por rincones demasiado intrincados y utiliza recursos, como la magia negra, que no terminan de encajar. El aburrimiento, en algunos momentos, se acerca peligrosamente y te dan ganas de tirar la toalla, de salir de la película y esperar que llegue la siguiente escena de acción marca de la casa. Pero, de repente, las piezas encajan, el ritmo se acelera, el espectáculo se desborda por la pantalla y la trama adquiere todo su sentido. De este modo, Guy Ritchie se sacó de la chistera una de las franquicias más inesperadas de los últimos años y nos permitió admirar algunas de las mejores escenas de su carrera. No es poca recompensa para un proyecto rodeado de dudas desde su nacimiento.
'Lock & Stock'
La década de los noventa llegaba a su final y se reservaba alguno de sus mejores momentos para el desenlace. Entre ellos, la llegada de Guy Ritchie a un panorama cinematográfico que se encontraba de golpe con un narrador inquieto que plantaba cara a un género, el cine de mafiosos, que desde la aparición de un tal Quentin Tarantino, no sufría una sacudida igual. Su primer trabajo, 'Lock & Stock' era, más allá de una brutal declaración de intenciones, un derroche de personalidad adaptado al polémico arte de la referencia constante.
Es decir, no había nada nuevo bajo el sol pero, lejos de molestar, uno se encontraba realmente cómodo bajo sus rayos. Aquella primera historia de tramposos y capos que se enfrentan mediante cartas, persecuciones e insultos mezclados con alcohol, cigarrillos y sangres, se convirtió de manera casi automática en joya de culto. Un estatus que, lejos de desaparecer, se ha engrandecido con el tiempo. Y con razón.
'Sherlock Holmes 2: Juego de sombras'
El éxito mundial que tuvo la primera entrega de las aventuras de Sherlock 'Downey Jr.' Holmes, propiciaron la aparición de una secuela que llegaba dos años después que su predecesora. A estas alturas, con el beneplácito de millones de espectadores sobre sus hombros, Ritchie no se complicó la vida y repitió gran parte de los movimientos y decisiones que habían hecho de 'Sherlock Holmes' un máquina de devorar taquillas.
Una segunda entrega que, eso sí, doblaba la apuesta, subía el nivel y suplía la ausencia de factor sorpresa con acción trepidante. El reparto seguía derrochando carisma y el misterio principal lograba mantener siempre la atención en una montaña rusa de humor y espectáculo. El mejor blockbuster de Ritchie hasta la fecha.
'RocknRolla'
Tras el fiasco en todos los niveles de 'Barridos por la marea' y la confusa 'Revolver', Guy Ritchie necesitaba una película que le devolviera a algo similar al punto de partida. O de reencuentro consigo mismo y su cine. La solución fue tan evidente y facilona como lograda y divertida: 'RocknRolla' era Richie en estado puro, una historia que se comportaba como Richie, se movía como Richie y escupía (diálogos) como Richie.
No busquéis riesgo novedad, originalidad, ni nada que no hubiésemos visto antes, pero tampoco creáis que la comodidad nos privaba de una historia trepidante y entretenida hasta decir basta. Un cineasta que se sumergía de cabeza en sus orígenes para rescatar una esencia que parecía perdida.
'Despierta la furia'
La mejor película de Jason Statham en la última década es también el trabajo más valioso de Guy Ritchie en el mismo espacio de tiempo. Preciosa coincidencia para dos tipos cuya contrastada química y complicidad explotaba al máximo en esta 'Despierta la furia' que sorprendía por su austeridad, crudeza y contundencia hasta terminar mereciendo una rendida ovación. Cine de acción tenso e impactante que nace y muere en las entrañas, la bala y el puño ensangrentado.
'Snatch. Cerdos y diamantes'
Si necesitas recurrir a una película para definir el cine de Guy Ritchie, no dudes lo más mínimo, en 'Snatch. Cerdos y diamantes' tienes lo que estás buscando. El director y guionista británico cogía las virtudes más destacadas de su debut ('Lock & Stock') y las elevaba hasta el infinito con una de las películas más divertidas, contundentes y deslumbrantes que dejó la primera década del siglo XXI.
Un festín de aciertos con el que Ritchie tocaba techo. Piezas desordenadas de un puzle que terminaba adquiriendo una deslumbrante coherencia con uno de esos clímax finales que crean escuela. Ritchie y sus cerdos y diamantes conquistaron el mundo con la bandera inglesa en los dientes. Una película imprescindible.